lunes, 24 de febrero de 2014

Ciriaco Párraga

REIVINDICACIÓN DE CIRIACO PÁRRAGA
 EL PINTOR COMUNISTA QUE RETRATÓ A FRANCO  (I)

Hace casi un par de décadas. Victoria, la hija de Ciriaco Párraga, nos invitó a pasar unos días en la casa familiar de El Coto, los suficientes para que no recuerde uno a uno el contenido temático de los cuadros de su padre, pero sí la luz que reinaba en casi todos. Así que de vez en cuando comentamos el impacto que supuso vivir, comer y dormir, aunque solo fuera por unos días, rodeados de la obra de un pintor reconocido.

La verdad es que es así. Ciriaco Párraga es un pintor reconocido. Figura en las enciclopedias, su biografía fue en su día recogida en la Colección de temas vizcaínos, y algunas de sus obras gozan de buena salud crítica, pero ni la que se considera obra maestra, el retrato de Resurrección Mª de Azkue, ni ninguna otra, entre ellas las que dedicó a Bilbao, cuelgan de los muros de su Museo de Bellas Artes, el lugar que merecen, quizás porque se trató de un pintor contracorriente, realista en una época en la que primaban las vanguardias. 

Sea como sea, pueda tratarse o no de un pintor alejado de las modas imperantes, parece de justicia que el museo de la ciudad en la que decidió echar raíces haga hueco a quien, en su momento, se calificó como uno de los mejores retratistas del siglo XX.

Efectivamente. Aunque Ciriaco Párraga nació en Torrelavega y por razones diversas vivió en distintas ciudades del Estado, siempre tuvo a Bilbao como referencia y aquí desarrolló la mayor parte de su obra, nacieron sus hijos y yacen sus restos. También fue en Bilbao donde se afilió al Partido Comunista, deslumbrado por los logros iniciales de la revolución rusa, y tras una crisis artística que le había hecho abandonar la pintura. En 1934 participa directamente en la revolución de octubre y es detenido por primera vez. Es el preludio de la actividad que desarrollará durante la guerra civil, poniendo grafitos y pinceles al servicio de la defensa de la república, trece carteles que poblarán las paredes y publicaciones de Bilbao hasta que la ciudad caiga en manos de los militares franquistas.

Tras pasar por los penales de Santoña y Castellón y salir en libertad, Párraga llega a Zaragoza por pura casualidad. Un alférez al que ha retratado en la cárcel de Castellón le da una carta de presentación para Ángel García Jalón, fotógrafo oficial de Franco. El fotógrafo ha visto los dibujos y óleos de Párraga y se interesa por su obra, de modo que le cede un hueco en su estudio para que le ayude a retocar e iluminar retratos, una actividad un tanto peculiar que dura poco, porque el pintor encuentra pronto clientela.

En Zaragoza conocerá a la que será su compañera de por vida, Palmira Julia Tello, una joven militante de las JSU (Juventudes Socialistas Unificadas) que había huido de los fusilamientos de compañeras en las tapias del cementerio del Este de Madrid, entre ellas las conocidas como 13 rosas.  Tello, “La Tellito”, había aparecido en la portada de Estampa en octubre de 1936 arengando a las juventudes del partido y se había visto obligada a cambiar de nombre y personalidad. Cuando Párraga la conoce ya se llamaba Amaya, nombre vasco que adopta en homenaje a su abuelo, Lázaro Landeta, dueño de un caserío de Buia, casi un barrio de Bilbao, y a una hija de Dolores Ibárruri, La Pasionaria.

En semejante entorno, seguramente lleno de temores, dada la violenta represión que los franquistas están desarrollando a lo largo de toda la península, Párraga recibe un encargo estrambótico de la Academia Militar: retratar al que ya se había autoproclamado Caudillo de España, ex director de la misma.

Párraga lo pone en conocimiento de su mujer y del partido, y ambos coinciden en que debe aceptarlo. La negativa sería motivo de sospecha y de indagaciones sobre su pasado y el de su compañera, pero no se ve pintando al dictador durante semanas sin lanzarse a su cuello para retorcérselo. Es el propio García Jalón, con el que ha hecho amistad pese a sus diferencias ideológicas, quien le anima y le da la solución. No es necesario que le retrate en vivo, mediante tediosas y odiosas sesiones de posado. Él mismo elegirá las fotografías en las que debe basarse para pintar al “Caudillo de verde y fajín”, como años más tarde lo describirá Francisco Umbral al referirse al cuadro en “La leyenda del César Visionario”.



Según me ha contado su hijo Goyo, Párraga hizo ni más ni menos que cuatro óleos distintos y dos carbones, dos de los cuales se mantuvieron expuestos, incluso después de la aprobación de la Constitución “democrática”, en la sala de banderas y el despacho del director de la Academia. No sabe qué habrá sido de ellos ni parece importarle demasiado, pues, con independencia de su contenido, no parece que estuvieran entre sus obras de mayor mérito. 

Lo que sí sabe es que fueron “devotamente” pagadas por la Academia con un dinero que siempre remordió al pintor y a su compañera “porque no había sido ganado de buena manera”, pero que le permitió pintar durante un tiempo lo que le apetecía, en aquel momento paisajes alrededor del Ebro y el Gállego, y más adelante, en 1942, volver a Bilbao, la ciudad que añoraba.

...continuará...

lunes, 17 de febrero de 2014

LA POLIO

Fue una plaga de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo que afectó de manera más cruda a las capas pobres de la sociedad. En aquellos tiempos era normal que un familiar, un compañero de colegio o un amigo muriera o quedara incapacitado por la enfermedad.

El pasado 13 de febrero, TV3 programó un emocionante documental sobre la polio y sus víctimas: Polio, crónica de una negligencia. El enlace es en su versión subtitulada en castellano. 

miércoles, 12 de febrero de 2014

Mascota

LA MASCOTA

Hoy he visto un anuncio callejero en el que un pequeño perro comunicaba que se había perdido. Lo decía así, en primera persona, mostrando su imagen y dando razón del lugar de su extravío, en un parque cercano, y de su número de móvil.

Dada la situación económica de muchas familias, que apenas pueden dar de comer a sus hijos, he imaginado que tal vez “le habían perdido”. Del mismo modo que antaño las madres pobres abandonaban a sus criaturas recién nacidas a la puerta de los orfanatos o casas de misericordia, qué mejor que “perder” el perro en un parque, a mano de otro amante de las mascotas con más posibles.

El hecho me ha recordado un poema de José Agustín Goytisolo que me impresionó cuando se publicó hace casi cuarenta años. Habla del abandono de perros en una coyuntura muy distinta, las elecciones que siguieron a la revolución portuguesa de los claveles de 1974. Helo aquí:

LOS PERROS VAGABUNDOS MÁS LUJOSOS DE LA TIERRA ESTABAN TRISTES
¿Conocéis los matices del brillo del sol de un perro afgano
sabéis lo que cuesta tener en casa a una pareja de chihuahuas
de un pedigrée probado hasta diez generaciones
recordáis el ladrido inigualable de un setter irlandés pintado
la mirada altiva de los galgos rusos
o el temblor en las ingles de un braque alemán?
Pues bien
yo vi en Lisboa a estos vagabundeando con los ojos tristes y
como perdidos
oliendo las esquinas de los barrios de postín de la ciudad
y a pesar de su hambre se negaban a revolver en los cubos
de basura
o a encontrar un cobijo más seguro en las zonas periféricas
y en los suburbios de hojalata y madera
y buscaban a sus antiguos amos en las puertas de los grandes hoteles
el Sheraton el Ritz el Avenida Palace el Embaixador
saltaban luego o se arrastraban hasta restaurantes como el Ahmad
el Londres el Seaford o el Asia
y desde allí continuaban hacia las boites como Frou-Frou Carrousel
Souk o Barracuda
para regresar una vez más ya con el alba a sus casas vacías
y atrancadas persiguiendo aún con un latido de esperanza
a los hombres y mujeres que fueron sus amos
y que ya no estaban allí sino muy lejos
y todo esto ocurría porque ellos los perros vagabundos más lujosos
/de la tierra no sabían
que sus dueños les habían dejado precipitadamente
como luego se ha visto ya que hubo marcha atrás
cuando huyeron del país al conocer el resultado de unas elecciones
/mínimamente libres
y tampoco sabían
que los burgueses aunque juren lo contrario después y digan que
/esto es una calumnia
solo aman su dinero
-que es lo primero que ponen a salvo cuando olfatean un peligro
/que no es tal peligro
sino únicamente la posibilidad de que se instaure un poco de justicia
/y libertad en cualquier parte de la tierra-
y que no aman tampoco a sus mujeres ni a sus hijos ni a sus amantes
/ni a la madre que los parió a todos
y que los dejarían abandonados si fuera preciso lo mismo que a ellos
/y vagabundeando
y esto lo escribo porque creo que es bueno que se repita y lo
/conozcan los que aún no lo sabían
y porque aunque increíble por lo simple resulta esplendorosamente verdadero
elemental como las amapolas del desierto.


Y ya que hemos empezado con José Agustín Goytisolo, por qué no acabar con la versión apabullante del "Palabras para Julia" de Los Suaves...

miércoles, 5 de febrero de 2014

EL PARAGUAS

Hace ya unos años me soplaron el paraguas mientras desayunaba. Pese a la cercanía del lugar donde trabajo,  llegué empapado y una compañera se burló de mi buenismo. Según ella tenía que haber hecho otro tanto con cualquiera de los que poblaban el paragüeros del local. 
Un ejemplo sublime del “el que vaya detrás que arree”.

Parecería que el paraguas es un instrumento fundamental en Bilbao, y es verdad que subsisten clásicas paragüerías y que los días lluviosos los senegaleses aparecen con una colección de los ídem para sacarse unas monedas, pero no hay lugar del mundo donde puedan verse más temerarios andando sin prisa bajo una lluvia recia. A un barcelonés acostumbrado a guarecerse a la mínima, ver a esos tipos a veces encorbatados pisando charcos mientras miran al tendido, acojona, pero forma parte de la idiosincrasia de este pueblo aguerrido.

Decía que hay, no obstante, un mercado paralelo, en el que no faltan los chinos. Se trata de un modelo distinto de paraguas, por llamarles algo, con varillas frágiles, dispuestas a doblarse y explotar a la mínima corriente de aire. Un chino a la defensiva podría alegar que él vende paraguas, no paravientos, pero lo real es que, pequeño huracán mediante, el número de paraguas abandonados en aceras y papeleras como extraños híbridos de antena y tendedero es más que múltiple. 

La evolución del paraguas es un ejemplo gráfico de lo que está suponiendo la globalización. Antes del proceso que ahora nos permite comprar productos asiáticos a dos euros, el paraguas era un artefacto resistente. Igual servía para guarecerte de la lluvia que para apoyar la andadura con un ritmo de gentleman inglés. Entre decenas de paraguas perdidos o despedazados por el viento o un simple mal enganchón, aún conservo el último paraguas de mi suegro, que falleció hace ya veintiséis años. Con solo una ligera desviación de la punta metálica, conserva  la tela impermeable, las varillas y el mango de madera noble como el primer día. Responde a una forma de producir con materiales duraderos y trabajadores que habían conseguido un salario y una jornada digna.  Se trataba de empresas casi familiares, principalmente ubicadas en pequeños pueblos del norte, Galicia, Asturias, Catalunya o el País Vasco, que amaban y mimaban el producto que fabricaban. Algunos de los que proceden de China se producen en centros de detención con trabajos forzados de quince horas diarias. ¿Será el siguiente paso de la reforma laboral para que nuestras empresas puedan competir?

Para acabar aligerando un poco el texto me referiré a otra de mis preocupaciones relacionadas con el paraguas: los dispensadores de fundas que hay en tiendas y grandes almacenes. ¿Hay datos estadísticos sobre el número de fundas que cumplen su función? Mi impresión personal es que, ante la imposibilidad mayoritaria de enfundar el paraguas en este sucedáneo de condón, solo se consigue que la entrada de los locales quede hecha un cristo, con el suelo encharcado y lleno de plásticos . La reflexión más extendida sobre el asunto se la dejo a Luis Piedrahita, que sabrá dar un diagnóstico más preciso.

Eso sí, todos estaremos de acuerdo en que cuando uno está locamente enamorado como Gene Kelly, para qué paraguas…











miércoles, 29 de enero de 2014

MUEREN PETE SEEGER Y MARCELINO BILBAO, 
EL PRISIONERO 4628 DE MATHAUSEN

Vamos de obituarios. Ayer estuve preparando unas líneas de recuerdo de Marcelino Bilbao, el anarquista vizcaíno que sobrevivió a los experimentos de Aribert Heim, el hijo de puta nazi al que apodaban “doctor muerte”, y va y se muere otro nonagenario, el gran Pete Seeger.

el campo de Mathausen el día de su liberación
Pero vayamos por partes.  Afortunadamente para un luchador como él, la segunda parte de la vida de Marcelino Bilbao, la que empieza tras su liberación del campo de Ebensee, última morada bajo dominación nazi, transcurrió dentro límites civilizados, los que se le negó como niño abandonado, trabajador desde los doce años, combatiente antifascista desde los dieciséis, huido, preso, exiliado, cobaya…

Marcelino Bilbao 
Esta última “actividad” forzosa es la que le ha llevado estos días, tras su muerte el pasado 25 de enero, a los medios de comunicación. Marcelino Bilbao, natural de Alonsótegui (Bikaia), fue durante dos años el prisionero número 4628 del campo de concentración nazi de Mathausen, donde trabajó en su conocida cantera como esclavo. Quizás por su fortaleza y juventud, Marcelino fue elegido por Aribert Heim entre los 30 prisioneros a los que inyectó benceno cerca del corazón para ver sus resultados clínicos. Marcelino Bilbao sobrevivió a la prueba resistiendo terribles dolores y fiebres altas, y a los padecimientos en los dos campos de concentración hasta su “liberación” en 1945.

Tuvo la suerte de ser acogido por los Aguirre, guipuzcoanos que residían cerca de Poitiers, casarse con una de las chicas de la familia y llevar una vida normalizada, dentro de lo que supone no hacerlo en tu propio país, porque se te impide regresar. El doctor muerte tuvo más suerte, gozó de libertad hasta su muerte y se paseó por las costas de España durante el franquismo con un yate que solía aparcar en Ampuriabrava, amparado por ministros del régimen.


Para conocer mejor la historia de Marcelino Bilbao se puede leer el artículo que la CNT, en la que militó y luchó en la guerra civil, le dedicó en 2010: http://gipuzkoa.cnt.es/spip.php?article696



YO ESTUVE ALLÍ
Sigo.  Ayer me enteré de que había muerto Pete Seeger. También la ha palmado un conocido ultraderechista español, pero ese ya tiene su público, así que, como a mi edad se empieza a vivir de batallitas, comenté a mis compañeros de trabajo que a principios de los años setenta estuve en un NO concierto de Seeger en la universidad de Barcelona. Como no recordaba el año exacto  busqué alguna referencia en internet y encontré un pequeño tesoro, el blog de un estudiante de la época, hoy fotógrafo profesional, que sacó varias instantáneas de los altercados que sucedieron a la prohibición del concierto de Pete Seeger el 4 de febrero de 1971.


Yo tenía 19 años y estudiaba segundo de Filosofía. El concierto estaba programado en la Escuela de Ingenieros, cerca de la Diagonal, y allí fuimos saltándonos alguna clase, porque, actuara o no actuara, la personalidad de Seeger hacía prever que iba a convertirse en  una importante concentración antifranquista con repercusión en los medios de comunicación. A última hora el gobernador civil Pelayo Ros, informado de que Seeger era un “peligroso” comunista, prohibió el concierto y cientos de estudiantes nos lanzamos a la Diagonal a cortar el tráfico. Creo recordar que fue la primera vez que vi actuar a los grises a caballo, lo que hizo que la manifestación se partiera y radicalizara en decenas de saltos con enfrentamientos casi directos y lanzamiento de piedras.

Al ver las fotos de Paco Elvira he pensado que yo mismo podía ser uno de los jóvenes que corren a refugiarse a la facultad de Económicas (puedo confirmar que no al que están hostiando junto a un árbol). Al fin y al cabo por entonces aún tenía pelo.

En fin, como hoy hace un año que murió mi cuñado Ángel, que era algo ácrata de ideas y personalidad, vaya por él y por los dos abueletes este homenaje musical tripartito: “Les anarchistes”, de Leo Ferré 

y la versión “This land is your land”  que Bruce Springsteen y el propio Seeger entonaron en la celebración de su 90 cumpleaños. 


Salud eterna para los tres.










viernes, 17 de enero de 2014

EL FREGAO DEL GAMONAL

Para conocer mejor el fregao que se ha montado en el barrio del Gamonal, nada como este artículo de Ignacio Escolar, publicado en eldiario.es, aliñado con la viñeta de Malagón, publicada el día 15 en "Tinta permanente".

Qué está pasando en Burgos
Para  entender a qué viene la durísima oposición de los vecinos del barrio burgalés de Gamonal a las obras de un simple aparcamiento, hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas.
Como siempre que un conflicto estalla, las causas rara vez se pueden explicar con lo que sucedió el día anterior. Para entender qué está ocurriendo en Burgos y a qué viene la durísima oposición de los vecinos a un simple aparcamiento hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas, si no más.
Durante años, antes incluso de la llegada de la burbuja inmobiliaria, Burgos fue una de las ciudades con la vivienda más cara de España, sólo superada entre las capitales de provincia por Madrid, Barcelona y San Sebastián. ¿La causa? A simple vista parecía inexplicable. Burgos no es ni mucho menos una gran urbe, unos 180.000 habitantes. Su población es estable desde hace años y, comparada con otras, apenas ha recibido inmigración. No tiene tampoco ninguna barrera natural para su expansión: está en mitad de un llano, sin esos límites que en otras ciudades pone la montaña o el mar. No tuvo tampoco un desarrollo económico excepcional: ni es un Silicon Valley, ni ha vivido ningún repunte industrial. Es una ciudad conservadora donde nunca parecía pasar nada, más allá de esa aparente maldición que obliga a la mayoría de los jóvenes a escapar. Conozco bien de lo que hablo. Nací en Burgos, estudié un año allí, en el Instituto Cardenal López de Mendoza, y gran parte  de mis compañeros de estudios viven hoy en Madrid, forzados a emigrar por la falta de oportunidades en la ciudad.
Sólo hay una razón que pueda explicar por qué en Burgos la vivienda se disparó: la corrupción urbanística. Durante años, un constructor y sus amigos manejaron las recalificaciones del Ayuntamiento, que controlaba la derecha. Ese constructor se llama Antonio Miguel Méndez Pozo, aunque todo el mundo le conoce como Michel Méndez Pozo. O como "el jefe". No solo se dedica al ladrillo. Es también dueño del Diario de Burgos, el periódico más leído y con más influencia en la provincia.
Con una mano, Méndez Pozo controlaba las listas de la derecha al Ayuntamiento, donde llegó a amparar una candidatura de "independientes" contra la lista de Alianza Popular. Con la otra, manejaba la política urbanística de la ciudad. Sus componendas con el Ayuntamiento llegaron a juicio a principios de los noventa. El propio José María Aznar –entonces presidente de la Junta de Castilla y León y líder regional del partido, además de amigo íntimo de Méndez Pozo– tuvo que declarar por sus estrechas relaciones con el constructor; Aznar reconoció que le pedía su "opinión", que era su asesor para  temas urbanísticos. En 1992, el alcalde de Burgos, José María Peña, fue condenado por prevaricación a doce años de inhabilitación para cargo público. A Méndez Pozo le cayeron siete años y tres meses de prisión. Sin embargo, el constructor sólo cumplió nueve meses antes de salir de la cárcel en tercer grado. Más tarde, el Gobierno de José María Aznar indultó al alcalde Peña, que volvió a presentarse a las municipales y salió elegido concejal (Burgos es así). 
La cárcel no fue un obstáculo en la carrera de Michel Méndez Pozo. Al contrario. Tras pasar por la trena, no sólo no se convirtió en un apestado sino que aumentó aún más su fortuna, sus relaciones y su poder. En Valladolid, se alió con el grupo PRISA para  lanzar otro periódico, El Día de Valladolid. En Navarra, se asoció con la COPE. Puso en marcha la delegación autonómica castellanoleonesa para  Antena 3, y también pactó con su antiguo rival, el constructor leonés José Luis Ulibarri, para montar juntos la televisión autonómica semipública –la paga la Junta– de Castilla y León.
Su grupo de comunicación, Promecal, también se expandió a Castilla-La Mancha. Allí lanzó varios periódicos que fueron muy leales al PSOE hasta que ganó el PP. De paso, aprovechó su presencia en los medios para sacar tajada con sus otros negocios: sus empresas constructoras están entre  las principales deudoras de la quebrada Caja Castilla-La Mancha. Méndez Pozo también invirtió en dos de los agujeros negros más famosos de la comunidad: el ruinoso aeropuerto de Ciudad Real y el proyecto de parque temático "El Reino de Don Quijote". 
Burgos fue y ha seguido siendo el bastión de Méndez Pozo. Con la ayuda del periódico, se ha impuesto antes y ahora  al propio Partido Popular, en una extraña relación donde un hombre que nunca ha sido militante del partido es el auténtico poder. Los alcaldes cambian pero Méndez Pozo permanece. El Diario de Burgos un día calla y al otro se convierte en referente del periodismo de investigación, al destapar un escándalo con la factura  telefónica de uno de los concejales del Ayuntamiento, casualmente uno con mala relación con el constructor. De fondo de estos navajazos, un proyecto: el del aparcamiento en el barrio obrero de Gamonal.
El Vallecas de Burgos
Para entendernos, Gamonal es el Vallecas (o el Hospitalet) de Burgos: un antiguo pueblo en las afueras de la ciudad que acabó anexionado por la capital provincial. El franquismo llevó a Gamonal el mayor polígono industrial de la ciudad y la inmigración rural convirtió el antiguo pueblo en un barrio obrero de aluvión, de inmensos bloques de pisos de ladrillo visto, donde hoy viven cerca de 70.000 personas en la zona más densamente poblada de la ciudad.
La principal avenida de Gamonal, esa calle Vitoria donde el alcalde quiere construir el aparcamiento con bulevar, es la antigua carretera N-1, que unía al antiguo pueblo con la ciudad. Por las noches, funciona un pactado sistema de aparcamiento en doble fila. Los vecinos se organizan entre ellos, según sus horarios, para dejar sus coches sin el freno de mano puesto. El barrio, tan poblado, apenas tiene aparcamientos. Cuando se construyó, los obreros no tenían coches. Hoy Gamonal, donde el paro se ha disparado, es el barrio de Burgos donde más se nota la crisis, donde viven las personas más castigadas por la situación económica.
Los vecinos se oponen al aparcamiento porque dejará la mayor vía que une el barrio con el centro de la ciudad con sólo un carril en cada dirección –ahora  hay cuatro–, y porque se quedarían sin sitio donde aparcar. Los nuevos aparcamientos serán muy caros: 19.800 euros por cada plaza, que además no es en propiedad sino en alquiler  por 40 años, por lo que después no se podrán vender con facilidad. Además, los vecinos no entienden que esa obra de 8 millones de euros sea la prioridad en un barrio sin apenas equipamientos –hay una guardería a punto de cerrar porque faltan unos míseros 13.000 euros– y en un Ayuntamiento cuyas cuentas están al borde de la bancarrota.
Por supuesto, detrás del aparcamiento en Gamonal hay una sombra, omnipresente en la ciudad: la de Méndez Pozo. Ha sido una de sus empresas la que ha diseñado el proyecto y es la constructora de uno de sus socios habituales con los que trabaja la que se ocupará de llevarla a cabo, si es que los vecinos no la logran parar. 
El Ayuntamiento confiaba en acabar con las protestas por la vía habitual: con el apoyo de los medios amigos. En Burgos hay dos diarios, ambos conservadores. Uno es de un imputado en la Gürtel; el otro, de un condenado por corrupción. El Diario de Burgos es de Méndez Pozo y el otro periódico de la ciudad, El Correo, es de su socio en la televisión autonómica, José Luis Ulibarri, otro constructor leones, imputado por la Audiencia Nacional en la trama de Francisco Correa y el Bigotes. El Correo, para más señas, se distribuye de forma  conjunta con El Mundo. Además de con Unidad Editorial, el imputado Ulibarri también ha cerrado acuerdos con el grupo Vocento –editor de ABC– y ahora está aliado con EsRadio, la emisora de Jiménez Losantos. Todos estos negocios entre los editores de Madrid y los prohombres del ladrillo castellano explican también por qué el nombre  de Méndez Pozo apenas se conoce fuera de Burgos.
Sin embargo, el apoyo de los periódicos de Burgos –como ejemplo sirve este tendencioso artículo en el Diario de Burgos o esta  portada de El Correo– no ha servido en esta  ocasión para acallar las protestas. El Ayuntamiento ha olvidado algo fundamental: que ahora  existe internet y las redes sociales, donde la información es mucho más difícil de controlar.
Gamonal no es muy distinto a otros barrios obreros españoles. Pero nadie podría imaginarse que fuese una ciudad aparentemente tan conservadora y católica como Burgos donde se viviese un estallido así. Los turistas que visitan la catedral olvidan que un tercio de sus habitantes viven muy lejos del elegante paseo del Espolón, en el olvidado Gamonal.
El PP está alarmado y ha llamado a capítulo al alcalde de la ciudad, Javier Lacalle. Su miedo es razonable. Lo que hemos visto en Burgos no es muy distinto a lo que ha pasado antes en otros disturbios como los de Londres o París. O a lo que podría pasar en otras ciudades españolas ante chispas tan aparentemente inocentes como la remodelación de una calle. Por mucho que el PP quiere mezclar esta protesta con la kale borroka, asegurando que los jóvenes violentos venían de otra ciudad –han inventado el "turismo manifestante"–, la realidad es que los detenidos son tan de allí como la morcilla o la catedral. Es lo que pasa cuando el paro juvenil se dispara y hay una última gota que desborda el vaso.
Dice Noam Chomsky que la violencia nunca surge de la nada. Tampoco en Gamonal.




miércoles, 8 de enero de 2014

PUENTES

Puente de Mostar
Me gustan las ciudades con río y los puentes que unen sus riberas. Son como puntadas que hilvanan a los habitantes de barrios antes separados. La imagen más diáfana de lo que representan como punto de unión entre comunidades es la destrucción del puente de Mostar en la guerra que enfrentó a croatas y bosnios, cristianos y musulmanes a principio de los años noventa del pasado siglo. Afortunadamente fue reconstruido y hoy, toquemos madera, es  un aparente símbolo de reconciliación.

Aunque algunos han desaparecido o sido sustituidos por otros con poca personalidad, Bilbao cada vez tiene más puentes, lo que es, sin duda, una alegría. La razón de su ubicación y características concretas son históricamente muy diversas, entre ellas, el simple acceso a conventos situados en una u otra orilla.

También tengo una teoría no verificada estadísticamente sobre la modalidad de los suicidios. Mi experiencia me dice que en los ambientes rurales y entre la gente que procede de ellos la gente se cuelga de los árboles, de las vigas, de las puertas, y que con la industrialización y el urbanismo nacieron nuevas posibilidades y la gente empezó a tirarse a las vías de los trenes o de los metros, y también desde edificios y puentes cada vez más altos a un vacío que prometía un final rápido.


La desaparecida Isla de San Cristóbal - Bilbao
De modo que las ciudades que se precien tienen puentes o viaductos convertidos en estructuras idóneas y han obtenido el halo romántico que acompaña a los suicidas. Ese es el caso del Viaducto de Segovia, en Madrid, o del puente de Vallcarca de Barcelona. Mi abuela paterna me contó hace un montón de años que en el primero de ellos se suicidó un primo hermano suyo que era militar, aunque dudaba si había sido por un desengaño amoroso o por ser acusado de meter mano en la caja. Por cercanía me referiré al alto viaducto que une los barrios de Santutxu y Miribilla y conduce a la autopista, una obra importante que parece haber sustituido dos puentes más modestos y frágiles, los que unían la desaparecida isla de San Cristóbal con las dos márgenes de la aún ría, y ha ofrecido una altura más propicia para que la gente vuele y huya de sus demonios.

Este alto viaducto tuvo hasta hace no mucho otra de las utilidades típicas de los puentes, dar techo a personas sin recursos. No hay que olvidar que por aquí siempre fue tradición lo “de vivir debajo de un puente”, pero no sé por qué razón el grupo de indigentes que lo habitó desapareció poco después de salir en “Salvados”.

Así que también habrá que hablar de puentes de primera y de segunda, entre aquéllos la controvertida pasarela Calatrava, un producto de la idiotez que hizo que no hubiera ciudad que se preciara sin puente del arquitecto. No es feo. Sí, se parece a los costillares de mamífero de otras ciudades, pero tiene una medida humilde, y al lado de la grandilocuencia grisácea de las torres de Isozaki parece doméstica y hasta humana, tan humana que no hubo miembro de la especie que mantuviera el equilibrio antes de su antideslizante alfombrado actual.

Puente de Portugalete
Lo del puente colgante de Portugalete son palabras mayores. Forma parte de la escenografía de la etapa de esplendor de la revolución industrial en la comarca del Gran Bilbao y hace pocos años fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Entre los puentes foráneos y por razones de nostalgia infantil me referiré al puente del Diablo, en Martorell, que pese a sus múltiples renovaciones mantiene la estructura romana y la leyenda que le da nombre, pero nada puede competir con la influencia del cine rellenando nuestra memoria de puentes añorados, en Kwai, Mahattan, San Francisco, cualquiera de los puentes de París, por qué no el que abre “La chica del puente”, de Patrice Leconte, con esa suicida milagrosamente “salvada” por un lanzador de cuchillos…
La chica del puente

Para acompañar este repasito pontonero, los versos y la música de “Zubia” (“El puente”), de Mikel Urdangarin, creo que nada que ver con el príncipe consorte:
Beirazko landare
izan gura nuke
irauteko, ez galtzeko
gaur urrun zaidan pausua ibil dezadan...

...Bihar berriz luma hotz
hitz polittak arrotz, beldur esateko
ispiluaren aurrean mintzo nintzaizun bart

Eta zuk, badakizu, gertu ez baina
zubiaren bestaldean nago

Paperezko ametsak, azken negu beltza margotu, argia piztu
oinak behenganean, bihotza soinean ta sentitu, eta ez gelditu
zauria eta laztana, musua eta orbana

Eta zuk, badakizu, lorak zimur
ibaiaren beste ertzean nauzu
isilpean, gertu ez baina
zubiaren bestaldean nago.
………………………………………………………
Quisiera ser una planta de cristal,
para  perdurar, para no perderme
para  dar mañana el paso que hoy
no alcanzo a dar…

…Mañana, en cambio, la pluma fría,
la falta de palabras bellas,
el temor a hablarte
delante del espejo

Y tú, lo sabes, no estoy sino
al otro lado del puente.

Los sueños de papel, pintar el pasado duro invierno,
los pies sobre el suelo, el corazón a cuestas
y sentir, y no detenerse para  nada
la herida y la caricia, el beso y el moratón.

Y tú, lo sabes,
me tienes al otro lado del río
con las flores marchitas,
en silencio, no estoy sino
al otro lado del puente.

domingo, 22 de diciembre de 2013

El nombre de las calles

EL NOMBRE DE LAS CALLES

Hay quien dice que los nombres de las personas crean maneras. También se dice que los perros acaban pareciéndose a los dueños y viceversa. Mi calle se llama Santa Lucía (patrona de los ciegos) y con solo dos tramos tiene al menos una invidente. No sé si la calle Santa Cecilia, patrona de los músicos, la siguiente camino de Bolueta, tiene al suyo, pero, por si acaso, en la nuestra se oye el piano de una profesora de ídem en la acera de enfrente. Por si la calle Pintor Losada se quedó sin seguidores, en la casa de al lado vive el tipo que ganó el concurso de carteles de la semana grande, y si en Médico Eguiluz no hay galeno, nosotros tenemos a mi tocayo Carlos por si una gripe,  de modo, que nadie podrá decir que en tan poco trayecto no hay cantera…De todos modos lo más apropiado es que nuestra calle se hubiera llamado San José, porque llegó a alojar hasta cinco carpinterías.

Con los cambios de régimen o gobierno el nombre de las calles suele modificarse, y personajes secundarios, odiados o queridos, pasan a glosar las esquinas en un rótulo más o menos hermoso. Pero la ciudadanía, sea por motivos ideológicos o pura inercia, se rebela. En Barcelona, mi pueblo, el paseo de San Juan nunca fue General Mola, y ni la Diagonal ni la Gran Vía, a lo mejor hasta por ahorro vocal, obtuvieron el beneplácito  popular para pasar a ser avenidas del  Generalísimo Franco y José Antonio Primo de Rivera. Ejemplos similares podrán contarse en capitales y pueblos del Estado, un trabajillo que dejo a blogueros de otras latitudes.
la campa del muerto
A solo dos cuadras de casa, como dicen los sudamericanos, está la campa de Basarrate, desde luego que para los viejos del lugar y una parte del vecindario: la campa del muerto.

Sobre el origen de tal denominación hay al menos dos teorías. La primera hace mención a la aparición de un vecino ahorcado en uno de los plátanos del lugar y es la más reconocida. La otra es, sin embargo, más verosímil, ya que hace referencia a la costumbre de descansar en la campa que tenían las comitivas mortuorias que iban desde Bolueta hasta el camposanto de Begoña, un remanso al final de la cuesta pronunciada de la hoy calle del Pintor Losada.

el poeta Gabriel Aresti
Hay  aspirantes a desclasarse que anhelan cambiar de domicilio porque tiene más caché vivir en la Gran Vía de Don Diego López de Haro que en Particular de Arsuaga,  y famosetes, incluidos políticos y gentes del mundo cultural o del deporte, que venderían su alma por aparecer como ilustres en el rotulado callejero.

Muy otra fue la voluntad del poeta Gabriel Aresti, que en este poema pidió a Dios que no le pusieran calle, un deseo que ha sido traicionado hasta cuatro veces, en Bilbao, Barakaldo, Santurtzi y Vitoria, que yo sepa…

“Jainkoak etezala ni Bilboko karrika bati
nire izenik eman dezaiotela.
Eztut nahi bizargile hordi batek esan dezala:
Ni Arestin bizi naiz, anaiaren
koinata nagusiarekin. Badakizu. Maingua.”

“No quiera Dios que pongan mi nombre a una calle de Bilbao.
No quiero que un barbero borracho pueda decir:
Yo vivo en Aresti con la cuñada
vieja de mi hermano. Ya sabes. La coja.”

(del poema “Nire izena” – “Mi nombre” )

viernes, 13 de diciembre de 2013

PAOLO FRESU, TROMPETISTA SARDO

Como  a mí me lo han recomendado y hay que ser agradecido, sigo la cadena. Aunque lleva unos cuantos años, lo conocí el año pasado por el disco “Alma”, que sacó junto a Omar Sosa y el violonchelista Morelenbaum, y también contenía varias joyas musicales, pero el último es que se sobra.

El disco se llama "Vino dentro" y por lo que he encontrado en internet se trata del desarrollo digital de una actuación dedicada al vino en un conocido local de Barcelona. Vale la pena oírlo todo, porque está concebido como una obra cuasi sinfónica, pero para que entre el apetito recomiendo estas dos piezas (la bebida la ponéis vosotr@s): Paolo Fresu – Classico y Paolo Fresu – Vals des souers belles et sages

Y como en esto de la música todo es empezar, tampoco está nada mal esta versión de Les poètes, de mi querido Leo Ferré, en la voz de Gianmaria Testa y el grupo de Fresu: Paolo Fresu – Les poètes (Live).


Buen fin de semana.

sábado, 7 de diciembre de 2013

EL ANUNCIO

Supongo que mi desafecto a los gin-tonics ha hecho que no me llamara la atención hasta el otro día; que no hubiera descubierto lo que debe ser un secreto a voces entre sus consumidores: “el gin-tonic perfecto empieza entre el Congo y Ruanda”.
Lo decía el anuncio a página entera de una tónica “sutil, de sabor limpio y con sus burbujas finas e integradas”. Joder con el redactor…

Entre 1994 y 1995 fueron asesinadas 800.000 personas en Ruanda, en una guerra que se tildó de genocidio de ciudadanos hutus contra tutsis, las dos etnias mayoritarias del país, pero fue más bien una guerra entre grupos corruptos en un contexto de fuerte crisis económica provocada por el descenso a la mitad del precio del café, principal producto exportador en aquel tiempo.
Campo de refugiados en el Congo
En el otro edén del agua tónica, el Congo, antiguo Zaire, solo desde 1998 han sido asesinadas unas cinco millones de personas, una bagatela si lo comparamos con los cerca de diez millones que se cargó Leopoldo II de Bélgica, dueño personal del que con todo el cinismo del mundo  denominaba Estado Libre del Congo (debo reconocer que no he leído El corazón de las tinieblas, de Conrad, pero sí El sueño del celta, de Vargas Llosa, cuya primera parte es una buena aproximación a la época).

El motivo de que la zona siga siendo ahora mismo un avispero en el que guerrean ugandeses, ruandeses y congoleños no es el café ni la tónica, sino el coltan (columbita-talantita), el mineral óxido del que se nutren la casi totalidad de dispositivos electrónicos, entre ellos los teléfonos móviles. No en vano en el Congo está el 80% de la extracción mundial de coltan. Como directamente interesadas están  grandes empresas extractivas, como Barrick Gold Corporation, de Canadá, y la American Mineral Fields, entre cuyos propietarios está la saga de los Bush, e indirectamente la totalidad de los fabricantes de teléfonos móviles.

Ante tanta desolación y barbarie es fácil olvidarse del anuncio y del gin-tonic, pero es cierto que en la frontera de Ruanda y Congo subsiste la última plantación salvaje de cinchona, el llamado árbol de la fiebre, especie de la que se extrae la quinina, base de la bebida tónica y curativo de la malaria, aunque el entorno sea como para aborrecer el gin-tonic y no usar nunca más un teléfono móvil.


Para los que no lo hayáis descubierto todavía, recomiendo vagar por los numerosos intérpretes del ritmo hipnótico de la zona, el soukous, que nació en el Congo pero se ha extendido por toda África central. Empezar con el grupo Zaiko Langa Langa es una opción más que razonable.

jueves, 28 de noviembre de 2013

JOSEP PLA, SIEMPRE ACTUAL Y CONTROVERTIDO

Estoy leyendo una biografía de Josep Pla, para muchos el mejor escritor catalán del siglo XX, y he encontrado un párrafo de 1923 que me ha parecido de plena actualidad. Siempre controvertido y “tocacollons” (no creo necesario traducirlo) Pla, pese a un carácter pragmático y posibilista que le llevó desde una primera etapa de simpatía anarquista a militar en la Lliga Regionalista de Cambó, colaborar con el franquismo y acabar detestando la dictadura, terminó peleado con todo el mundo, empecinadamente solo en su masía de Llofriu, en la que murió. Como buen polemista que fue, sus reflexiones nunca te dejan indiferente.
“Si fuera francés, o inglés, o italiano, yo no sería nacionalista, sino internacionalista y liberal. Dado que soy catalán, tengo que ser nacionalista mientras, claro está, no hayamos resuelto nuestro problema ni tengamos la libertad asegurada. Cuando todo esto esté resuelto, pediré que me borren del nacionalismo, porque no creo que el pueblo catalán tenga tantos defectos como para creerse el pueblo ungido y el mejor pueblo del mundo.”. (En començar l´any nou: el bon vell temps de l´absolutisme – La Publicitat – 12 de enero de 1923)


Para conocer al personaje, a menudo odioso y a menudo admirable, nada mejor que leer algunas de las  30.000 páginas que escribió tanto en catalán como en castellano; la biografía de Cristina Badosa, que me ha estimulado a transcribir estas líneas; o al monográfico que le dedicó “Imprescindibles”: http://youtu.be/AXVCCOKYQ9o

miércoles, 20 de noviembre de 2013

COCHES              

Esta noche, al bajar la basura, he visto un coche con la puerta delantera protegida con cinta adhesiva. El otro día, solo a unos metros, un chico joven hacía otro tanto con el retrovisor. En el barrio hay abundantes automóviles vendados como heridos de guerra y coches de gama alta con carteles de “se vende” a precios asequibles.

A principios de siglo cuando la chavalería cobraba su primer salario se iba al concesionario más cercano y se llevaba un “buga” con las ventanas abiertas y flamenquito o perreo a todo trapo. La pasión por los coches de lujo alcanzó a las limousines. En los años de bonanza no era raro ver alguna de ellas en un barrio como el nuestro, de obreros y pequeños comerciantes, trasladando a contrayentes vestidos como horteras famosos. También se veía todo tipo de trastos tuneados con abundante parafernalia sonora y luminotécnica.

Muchos de aquellos coches permanecen aparcados, convalecientes, porque no hay pasta para repararlos o simplemente mantenerlos. El dueño del taller que hay debajo de casa me explica que la gente le deja el coche durante semanas y meses porque no tiene dinero para pagarle. El “buga” por el que muchos jóvenes perdieron el sueño yace llenándose de mierda, esperando que un milagro les proporcione la guita suficiente para sacarlo de ese monte de piedad callejero.


Es cierto. El coche siempre ha sido un símbolo de ostentación. Un tipo con el que trabajé en los años ochenta, alguien desesperado diariamente porque daba vueltas y vueltas para aparcar un coche muy grande, enorme (soy un analfabeto en marcas) me reconoció que a su edad, más o menos la mía actual, le correspondía un coche grande y una buena marca. Así que esto no es el fin de los tiempos. Cuando la economía arranque, por utilizar lenguaje automovilístico, los jóvenes se endeudarán por una mala copia de deportivo y hombres, y quizás mujeres de edad adulta,  competirán para ver quien lo tiene más largo. Manda güevos…

Como el cantante era de mi barrio y vivía en la misma casa que un compi del colegio, una cita entrañable con Los gatos negros, un grupo de los sesenta, cantando Cadillac.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

SHOMEWHERE OVER THE RAINBOW DE IZ

La amiga Vitoria me pasó el enlace de esta preciosa versión mezclada del Over the rainbow y me ha descubierto tardíamente a IZ, un personaje entrañable del que reconozco no haber oído hablar nunca. Para mi vergüenza he leído en internet que esta interpretación es muy conocida, así que, en que estaría yo pensando...


Como nunca es tarde, ahí va el enlace de esta versión de Israel Kamakawiwo`ole, IZ de nombre artístico, que falleció hace ya dieciséis años.

https://www.youtube.com/watch?v=V1bFr2SWP1I