EL PERFIL
Hasta no hace tanto el perfil era
únicamente la línea sinuosa que identificaba un rostro o un cuerpo ladeado y
daba mucho juego en las descripciones literarias para dar consistencia a los
personajes. El maestro Monterroso, tan buen escritor como verdulón, dio muestra
de ello en uno de sus relatos. Decía que cuando pensaba en las mujeres no
importaba la parte que fuera, pero si la parte era de adelante o de atrás
mejor. Y parecía menospreciar el perfil: “No sé por qué nunca pienso en los
otros dos lados que las mujeres tienen en el cuerpo”.

Suelo prestar atención a los
cambios de este perfil. Me meto y agrando sus imágenes, intentando interpretar
los mensajes cifrados que contiene, el estado de ánimo de su posesor, su
evolución sentimental, su peripecia vital…No en vano se supone que estos
perfiles expresan el “momento”, “su momento”.
Se les puede clasificar por
edades, nacionalidad, aficiones, ideología, situación. Los muy jóvenes son lo
que más cambian el perfil, pero no de perfil, porque todos son iguales: selfie
con el chico o chica y colegas del momento. Las amamas/abuelas se hicieron una
foto con el/la niet@ cuando lo llevaban en brazos, y como no se renueven imagino ese
mismo perfil con el/la niñ@ acabando la carrera de ingenieros. Los activistas
van cambiando la bandera de la república por la ikurriña, y ésta por el símbolo
feminista o de la paz. Tengo un amigo perdidamente enamorado que se retrata dándole
un piquito una mujer a la que lleva 30 años. A las sudamericanas les gusta
lucir palmito, a los viajeros presumir de lo propio con imágenes de lugares
comunes, a los deportistas dar fe de sus proezas, a los intelectuales demostrar
que están al día. Los menos creativos utilizan un estilo directo, autorretrato
de carnet, y finalmente los pusilánimes, entre los que me cuento, nos
agazapamos en imágenes impersonales que creemos imaginativas, como queriendo
esconder que nos importan.
En todos los casos hemos asumido que
para estar conectados a los demás debemos
figurar en un escaparate virtual permanente, so pena de que nos digan
que qué anticuados o atrofiados estamos, que hace meses que no cambiamos de
perfil…
Como no se me ha ocurrido nada
musicalmente pero el otro día vi el estupendo musical “Whisplash”, fonéticamente parecida a WhatsApp, me atrevo a
desvelar su contenido final con la apabullante versión de “Caravan”.
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