DUKE ROBILLARD; SESENTA Y SEIS AÑOS DE MARCHA
Ayer fuimos a ver a este anciano venerable al Café Antzokia. Pedazo marcha...
Esa noche nos cruzamos
con Modiano junto al metro.
Tú no querías creer
que era él quien estaba sobre la acera.
Yo te dije:
¿ves a la chica que fuma?
¿Ves al tipo que está detrás, de espaldas
con un impermeable gris? Es Modiano.
Esa noche tomamos
mojitos hasta la medianoche
y tú me repetiste:
"quizás viva en el barrio”.
Y al volver revisando la calle
buscamos en las paredes
la sombra chinesca de Modiano.
Esa noche recordé
su consejo,
"Apoyándote en el léxico
del confinamiento
subrayarás el terror
en la mirada del narrador “,
en las páginas dobladas de un folio.
Luna de miel de Modiano
y el beso que ha seguido
bajo las farolas, bajo la lluvia,
ante las puertas de la plaza Carpeaux,
a la que llamo Patrick Modiano.
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| La Diagonal de Barcelona en la nevada de 1962 |
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| El Roto |
Decía que no es el caso de Mario
porque ya aprecié en aquellos dos relatos de tamaño medio la madera de una
escritura personal, elaborada, imaginativa. Suelo seguir, menos de lo que
quiero y puedo, sus recomendaciones literarias, fragmentos de novelas y relatos
de otros autores que publica en Facebook con la generosidad de quien los quiere
compartir.
La casa de mis padres, en el ensanche de Barcelona, tenía
dos escaleras gemelas con portero. El de la nuestra se llamaba Antonio y era,
cosa al parecer habitual, policía nacional retirado. Aunque su vivienda estaba
al fondo de un profundo pasillo que daba al patio de luces, yo recuerdo a don
Antonio como un perpetuo centinela dispuesto a burlarse de los niños de la
escalera. A mi hermano le decía siempre lo mismo, pepito, que te pisas los callos, y seguía a lo suyo, limpiando el
suelo, los cromados del ascensor, el pasamanos…![]() |
| René Pottier |
UNA FINESTRA AL CARRER MARIÀ CUBÍ
El vaig conèixer els dies de Los pasos
del cazador.
No sé si vam ser amics. Ell tant podia ser
la tendresa que ve de la desemparança
com la fatxenderia de la por.
Generós però alhora iracund i mentider.
Ens unia una certa desesperació:
ell pel seu nét, jo per la meva filla.
Negava constantment la realitat,
més com més la batalla era perduda.
Jo me’l vaig estimar. M’agrada molt
la seva poesia quan evoca
darrere els ulls d’un home o d’una dona
el silenci dels camps sense ningú.
Va caure segant l’aire, amb un cop sord.
Una paròdia de l’au
abatuda pel tret del caçador.
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UNA VENTANA A LA CALLE MARIANO CUBÍ
Lo conocí en los días de Los pasos del cazador.
No sé si fuimos amigos. Él podía encarnar la
ternura que viene de la desesperanza
o la chulería que nace del miedo.
Generoso y a la vez iracundo y mentiroso,
nos unía una cierta desesperación:
él por su nieto, yo por mi hija.
Negaba constantemente la realidad,
aún más cuando la batalla estaba perdida.
Le quise. Me gusta
su poesía cuando evoca
tras los ojos de un hombre o de una mujer
el silencio de los campos desiertos.
Cayó segando el aire, con un golpe sordo.
Una parodia del ave
abatida por el disparo del cazador.
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| banda de lores luciendo pelucón |
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| estatua de Salvat Papasseit en el Moll de la Fusta de Barcelona donde trabajó en su juventud |
Nadal
Sento el fred de la nit i la simbomba fosca. Així el grup d'homes joves que ara passa cantant. Sento el carro dels apis que l'empedrat recolza i els altres qui l'avencen, tots d'adreça al mercat. Els de casa, a la cuina, prop del braser que crema, amb el gas tot encès han enllestit el gall. Ara esguardo la lluna, que m'apar lluna plena; i ells recullen les plomes, i ja enyoren demà. Demà posats a taula oblidarem els pobres -i tan pobres com som-. Jesús ja serà nat. Ens mirarà un moment a l'hora de les postres i després de mirar-nos arrencarà a plorar. |
Navidad
Siento el frío de la noche Y la oscura zambomba. El grupo de muchachos, que ahora pasa, cantando Siento el carro de apios que sostiene el empedrado
y otros
carros que avanzan, todos hacia el mercado.
Los de casa en la cocina junto al rojo brasero que quema, con el gas encendido han preparado el gallo. Ahora miro la luna que parece llena y recogen las plumas y ya añoran mañana. Mañana en la mesa olvidaremos a los pobres -¡Tan pobres como somos!- Jesús ya habrá nacido Nos mirara un instante a la hora del postre y después de mirarnos, se echará a llorar. |
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Tot l'enyor de demà
Ara que
estic al llit
malalt, estic força content. Demà m’aixecaré potser, i heus aquí el que m’espera: Unes places lluentes de claror, i unes tanques amb flors sota el sol, sota la lluna al vespre; i la noia que porta la llet que té un capet lleuger i duu un davantalet amb unes vores fetes de puntes de coixí, i una rialla fresca. I encara aquell vailet que cridarà el diari, i qui puja als tramvies i els baixa tot corrent. I el carter que si passa i no em deixa cap lletra m’angoixa perquè no sé el secret de les altres que porta. I també l’aeroplà que em fa aixecar el cap el mateix que em cridés una veu d’un terrat. I les dones del barri matineres qui travesseen de pressa en direcció al mercat amb sengles cistells grocs, i retornen que sobreïxen les cols, i a vegades la carn, i d’un altre cireres vermelles. I després l’adroguer, que treu la torradora del cafè i comença a rodar la maneta, i qui crida les noies i els hi diu: -Ja ho té tot? I les noies somriuen amb un somriure clar, que és el baume que surt de l’esfera que ell volta. I tota la quitxalla del veïnat qui mourà tanta fressa perquè serà dijous i no anirà a l’escola. I els cavalls assenyats i els carreters dormits sota la vela en punxa quje dansa en el seguit de les roderes. I el vi que de tants dies no he begut. I el pa, posat a taula. I l’escudella rossa, fumejant. I vosaltres amics, perquè em vindreu a veure i ens mirarem feliços. Tot això bé m’espera si m’aixeco demà. Si no em puc aixecar mai més, heus aquí el que m’espera: Vosaltres restareu, per veure el bo que és tot: i la Vida i la Mort. |
Toda la nostalgia de mañana
Ahora que estoy en cama enfermo, me noto muy contento. --Mañana me levantaré quizás y he aquí lo que me espera: Unas plazas brillantes de luz, y unas cercas con flores bajo el sol, bajo la luna, al ocaso; y la chica que trae la leche de cabecita loca con su delantalito de bordes rematados por encajes, y con su risa fresca. Y además aquel chico que voceará el diario, que sube a los tranvías y que los baja en marcha Y el cartero que me angustia si pasa sin dejarme una carta porque no sé el secreto de las otras que lleva. Y también el avión que hará alzar mi cabeza tal si desde un terrado me llamara una voz. Y las mujeres del barrio Madrugadoras, que cruzan muy deprisa camino del mercado con sus cestos pajizos y vuelven rebosantes de coles, algunas veces carne, y en otro, rojas cerezas. Y después el tendero que saca la tostadora de café y empieza a darle vueltas al manubrio, y que llama a las chicas y les dice: --¿Ya lo tiene todo? Y las chicas sonríen son la clara sonrisa, que es el olor que sale de la esfera que él mueve. Y todos los niños de mi vecindario que armarán mucho ruido porque ya será jueves y no irán a la escuela. Y los caballos dóciles y los carreteros dormidos bajo la lona en punta que danza al recorrer las roderas. Y el vino que hace días no he bebido Y el pan, puesto en la mesa. Y el cocido rubio, humeante. Y vosotros amigos, porque vendréis a verme y nos miraremos, felices. Todo eso me espera si me levanto mañana. Si no me puedo levantar nunca más, he aquí lo que me espera: --Vosotros quedaréis, Para ver que todo es excelente; y la Vida y la Muerte.
Traducción de José Agustín Goytisolo
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| la tumba de Antonio Machado en Collioure |
Cuando iba con mi amigo Edorta a la presentación del libro le comenté que
mucha gente me había llamado para decirme que no podía ir, y él me recordó algo
que yo le había contado. A los pocos días de que él mismo presentara
“Para después de la nada” en la Casa del Libro hace ya seis años, hostias cómo
pasa el tiempo…, fui a la librería a algún trámite y me encontré con otra
presentación. Un par de tipos encorbatados, por lo que dijeron agente literario
y escritor, presentaban un libro de vampiros, entonces muy de moda, ante una concurrencia
de dos personas. Estuve unos minutos y pude oír que la primera tirada era
de 10.000 ejemplares. Joder!!! Pero lo digo sinceramente, no me daban ninguna
envidia. Yo iba a vender muchísimos menos libros, pero unos días antes mis
amigos habían llenado ese mismo foro.
Edorta me consolaba explicándome que él había estado en presentaciones con
un único “espectador”, pero me acordaba de aquel tipo comunicando a solo dos
personas las maravillas de un libro sobre vampiros, que no sé que tenía que ver
con su vida y la de la gente común, y tenía pánico. Sí, muchos amigos habían
tenido la grandeza de llamarme casi pidiendo perdón por su ausencia forzosa,
viajes comprometidos, compromisos familiares, recordándome que les reservara un
ejemplar, pero me angustiaba la posibilidad de enfrentarme a un auditorio
reducido. Cuando vi que, pese a esas ausencias forzadas, el “público” casi
duplicaba al de mi anterior presentación, confirmé que no hay nada que pueda
suplir a quienes te quieren y abrazan cuando sufres o, como en esta
caso, saben que te pueden dar una alegría.