miércoles, 25 de marzo de 2015

La estilográfica

LA ESTILOGRÁFICA

Cuando cumplí 21 años, en aquel tiempo frontera de la mayoría de edad, mis padres me regalaron una pluma estilográfica. No sé qué habrá sido de ella. Supongo que la perdí de vista en alguna mudanza sin darle no ya el valor material sino el simbólico, ligado a una mayoría de edad que me llegaba, paradojas, mientras hacía la mili en Toledo. Al parecer hasta ese momento tenía edad para aprender a matar o a morir por la patria, pero no para abrir una cuenta corriente o emanciparme.

Creo que la pluma estilográfica otorgaba un status más cultural que de clase, y se asociaba a abogados, médicos, profesores, que la blandían para extender recetas ilegibles y dictámenes jurídicos llenos de latinajos. Los políticos aún las intercambian después de firmar pactos, acuerdos, constituciones, y las guardan como Stradivarius que interpretan la sinfonía de la historia.

Recuerdo que de niño envidiaba a los chicos mayores, que tiraban de estilográfica en los arcos del patio del colegio copiándose los problemas de mates los unos a otros. Yo me conformaba con materiales hoy en desuso -plumilla, tintero, secante- y admiraba la plasticidad de la tinta brotando del artilugio y la limpieza del acabado en la cuadrícula.

La pluma estilográfica es ya, también, un utensilio arqueológico, y pronto lo serán los rotuladores que las imitaron con fortuna desigual. La caligrafía es una artesanía a extinguir, como la cerámica popular o el encaje de bolillos, y hasta la mecanografía, una habilidad que servía para trabajar en la banca o ser funcionario, tiene los días contados.

Pero hay nuevas habilidades. Supe el otro día que hay estudiantes que son capaces de teclear con el móvil a la espalda para evadir el control de sus profesores y puedo imaginar que las generaciones que nos siguen tendrán más desarrollados los dedos pulgares, con los que ahora se comunican compulsivamente para informar a amigos y colegas de cosas intrascendentes.  Simple y sencillamente: es lo que hay.

Para acabar,  la única canción conocida por mí que nombra el instrumento, “Cucurrucucú paloma”, de Franco Battiato.

jueves, 19 de marzo de 2015

EL ECLIPSE

Como mañana disfrutaremos de un eclipse parcial de sol, nada mejor que este cuento del maestro Monterroso poniendo en su sitio a los "civilizadores".


Cuando fray Bartolomé Arrazola se sintió perdido aceptó que ya nada podría salvarlo. La selva poderosa de Guatemala lo había apresado, implacable y definitiva. Ante su ignorancia topográfica se sentó con tranquilidad a esperar la muerte. Quiso morir allí, sin ninguna esperanza, aislado, con el pensamiento fijo en la España distante, particularmente en el convento de los Abrojos, donde Carlos Quinto condescendiera una vez a bajar de su eminencia para decirle que confiaba en el celo religioso de su labor redentora.


Al despertar se encontró rodeado por un grupo de indígenas de rostro impasible que se disponían a sacrificarlo ante un altar, un altar que a Bartolomé le pareció como el lecho en que descansaría, al fin, de sus temores, de su destino, de sí mismo.


Tres años en el país le habían conferido un mediano dominio de las lenguas nativas. Intentó algo. Dijo algunas palabras que fueron comprendidas.


Entonces floreció en él una idea que tuvo por digna de su talento y de su cultura universal y de su arduo conocimiento de Aristóteles. Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida.

-Si me matáis -les dijo- puedo hacer que el sol se oscurezca en su altura.

Los indígenas lo miraron fijamente y Bartolomé sorprendió la incredulidad en sus ojos. Vio que se produjo un pequeño consejo, y esperó confiado, no sin cierto desdén.


Dos horas después el corazón de fray Bartolomé Arrazola chorreaba su sangre vehemente sobre la piedra de los sacrificios (brillante bajo la opaca luz de un sol eclipsado), mientras uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

viernes, 13 de marzo de 2015

DUKE ROBILLARD; SESENTA Y SEIS AÑOS DE MARCHA

Ayer fuimos a ver a este anciano venerable al Café Antzokia. Pedazo marcha...


jueves, 5 de marzo de 2015

MODIANO LETRISTA

En “Libro de Familia”, una novela publicada por Gallimard en  el lejano 1977 y rescatada por Anagrama al calor de su reciente premio Nobel, mi estimado Patrick Modiano desvelaba que en sus comienzos tuvo que ganarse un sobresueldo como letrista “en los locales destartalados de Ediciones  Musicales Fantasía”. No es muy dado Modiano a las referencias musicales, y en este caso lo hace pare recordar esa faceta no continuada de su juventud a raíz de su encuentro con Henri Seroka, un joven cantante de origen belga en la piscina de un hotel de Lausana a mediados de los años sesenta del pasado siglo.


Aunque su obra es muy autobiográfica pensaba que podía tratarse de un personaje literario colado de rondón, así que me fui a la “wiki” a confirmar la veracidad. ¡Sorpresa! Henri Seroka no solo es un cantante de carne y hueso que todavía publica discos de factura más o menos clásica, alejada de sus comienzos pop. Participó en el Festival de Barcelona, antes del Mediterráneo, con una canción con texto del propio Modiano, “Les oiseaux reviennent”, que le valió un premio menor.

El joven Modiano también prestó textos simples a Regine y a la candorosa Françoise Hardy. Acabo: dando vueltas por wikis y youtubes he descubierto que Vincent Delerm, otro melancólico adorable (buscar en Spotify sus duetos de “Favourite songs”) dedicó a Modiano una bella canción, “Le baiser Modiano”, en 2004. Podéis leer mi traducción un tanto libre de la misma y oír las dos. Pues eso.

LE BAISER MODIANO - EL BESO MODIANO

Esa noche nos cruzamos
con Modiano junto al metro.
Tú no querías creer
que era él quien estaba sobre la acera.
Yo te dije:
¿ves a la chica que fuma?
¿Ves al tipo que está detrás, de espaldas
con un impermeable gris?  Es Modiano.
Esa noche tomamos
mojitos hasta la medianoche
y tú me repetiste:
"quizás viva en el barrio”.
Y al volver revisando la calle
buscamos en las paredes
la sombra chinesca de Modiano.
Esa noche recordé
su consejo,
"Apoyándote en el léxico
del confinamiento
subrayarás el terror
en la mirada del narrador “,
en las páginas dobladas de un folio.
Luna de miel de Modiano
y el beso que ha seguido
bajo las farolas, bajo la lluvia,
ante las puertas de la plaza Carpeaux,
a la que llamo Patrick Modiano.


jueves, 19 de febrero de 2015

UNA VERSIÓN LUMINOSA DE I´M IN THE MOOD FOR LOVE
 P`ALEGRAR EL FIN DE SEMANA

"I´m in the mood for love"  es una de las canciones más versionadas de la historia, Frank Sinatra, Paul Anka, Brian Ferry, Louis Amstrong, Rod Stewart, Sam Cooke...jazz, soul, reggae, decenas de variables...

Ya hablé de esta versión del cantante de Jay Kay, el cantante de Jamiroquai, con la banda de Jools Holland en un relato, pero no me cansa. Más que perfecta para levantar el ánimo. Salud!!!


lunes, 16 de febrero de 2015

EUGENI GAY, PREMIO NUEVO TALENTO FNAC, EN BILBAO

Eugeni Gay Marín (Barcelona - 1978), hijo de nuestra amiga Isabel, expone en FNAC-Bilbao como premio Nuevo Talento de fotografía 2014. Aunque es una exposición demasiado breve para conocer mejor el sentido de su última obra, que también obtuvo el Premio revelación de la SAIF 2014 en Arles (Francia), sí desvela la elección original del contenido (la Isla del Sol, en el lago Titicaca) y del punto de vista (encuadre y uso del color).


Estará hasta el 28 de febrero, así que hay tiempo para acercarse a FNAC. 

martes, 10 de febrero de 2015

LA NEVADA

Hacía tiempo que la nieve no cuajaba en Bilbao y sus cercanías, y la gente se ha llenado de entusiasmo y ha llenado las calles y los balcones de cámaras fotográficas para inmortalizar el momento. 

Pues bien, a la constatación de que veo difícil una instantánea potable de una nevada sumo mi alergia a producto tan gélido y pastosete. Creo que fui el único habitante de la ciudad que no tiró de móvil, ni disfrutó pisándolo. 

La Diagonal de Barcelona en la nevada de 1962
Casi siempre ha sido así. Solo cuando lo descubrí  en la nevada que aisló Barcelona del resto del planeta las navidades del sesenta y dos del pasado siglo pude disfrutar de sus virtudes lúdicas. Quizás por la novedad y porque solo tenía diez años de edad. La azotea de la casa familiar había acumulado un metro de espesor y mi madre temía que el suelo, nuestro techo, no acostumbrado a soportar peso y temperatura semejante, acabara cediendo. Una vez avisó a los ciudadanos de que los quitanieves que venían a liberarnos desde Andorra tardarían más de un día en alcanzar la Diagonal, el alcalde Porcioles, ataviado con polainas, así lo anunciaban por la radio, se echó a la calle a dar ejemplo y repartió miles de palas para abrir camino en las calles y aligerar los terrados. 

Eso sí estaba bien. No hubo viandante que no sufriera la abatida de las paladas que arrancábamos de la azotea y lanzábamos sin orden al vacío durante los días que la nieve mantuvo consistencia.

Pese a tener amigos aficionados nunca he ido a esquiar, y la textura crujiente de la nieve, su humedad permanente, me parece incómoda. Tampoco aprecio que sea bella por sí misma, sino únicamente cuando esa ausencia de color combate con el verde de las arboledas o la gama de las ciudades.

Pese a todo, no he evitado que mis hijas la conocieran cuando eran pequeñas. Recuerdo el día que llevamos a la menor por un hecho luctuoso. Esa misma mañana, en la zona del Vivero, a pocos metros de donde ella tiró bolas de nieve por primera vez, se descubrió el cadáver de una joven de nuestro barrio. Lo más terrible es que, tras varias conjeturas y pesquisas que apuntaban a otra persona, se descubrió que el asesino era el hijo de una conocida. Bilbao mantiene una medida asequible que no hace difícil que conozcas o hayas coincidido directa o indirectamente con todo tipo de gente, también con algún que otro asesino…

Aunque como sintonía de programa de radio está un poco sobada “Snow” (Nieve), de Red Hot Chili Peppers, sigue siendo una bonita canción. Y ojo con el hielo!!!


miércoles, 4 de febrero de 2015

AUSTERIDAD

No me gusta el discurso contra la austeridad si lo contrario es el derroche de combustible, territorio, agua,  coltan, pero la palabrita forma parte de la misma perversidad del lenguaje con el que los valores morales ajenos a la derechona son “buenismo” o “populismo”…

Pero veamos. He sabido estos días que hay sectores comerciales que repuntan. Anuncia Pérez Rubalcaba (os suena?) en su cuenta de feisbuc que el año pasado la matriculación de coches de la marca Lamborghini subió en España un 350% y los de la marca Maserati un 530% más.
El Roto

No es un caso único. Los llamados rolls royce del mar, los yates Swan, viven su mejor momento desde el inicio de la crisis mundial. El más barato cuesta unos 2 millones de euros, y hasta 15 millones un pedazo de yate de 35 metros de eslora; y a De Gea, el portero del Manchester United le han ofrecido 240.000 euros semanales por renovar. Vamos, que la recesión es cosa del pasado…

Cuando empezó la crisis se nos hizo interiorizar a los ciudadanos del primer mundo que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades (lo del tercer mundo parece no tener remedio). Poseer vivienda, sanidad, educación, un coche, ir de vacaciones, o como en una intervención memorable decía la alcaldesa de Cádiz, una cuenta de twitter, era una muestra de la irresponsabilidad y voracidad de los ciudadanos. 

Recuerdo que en pleno auge de la penitencia tras la asunción de nuestra culpabilidad por la crisis, una compañera de trabajo se quejaba amargamente de la subida aplicada a los pensionistas (aquel año un 1%). “Total, para ir a Benidorm”, decía con indignación. Desde entonces, muchos de los que vivían por encima de sus posibilidades (sic) han perdido su trabajo, vendido su coche y sido desahuciados de sus viviendas, para engrosar el porcentaje de las personas pobres. 
En el otro lado del gráfico estadístico, los 85 ricos que atesoran tanta pasta como la de 3.570 millones de personas, se llevan un trocito de la sanidad, la educación, el coche y la vivienda del nuevo pobre para comprarse un avión privado o un yate de 30 metros de eslora. Manda güevos…

jueves, 22 de enero de 2015

“HASTA AHÍ NOMÁS”, DE MARIO CAPASSO;
ENTRE KAFKA Y MONTERROSO…

Suelo repetir que tengo cierto reparo a las redes por la cantidad de basurilla mediática que corre por ellas, pero este no es el caso. Hace ya unos años y no sé por qué vía ni razón, Mario Capasso (Buenos Aires – 1953) me remitió dos de sus relatos cortos.

Ocurre de vez en cuando. Por caminos desconocidos escritores de procedencia varia te invitan a leer alguna de sus obras. Uno no es crítico literario ni tampoco está sobrado, pero ello no es un obstáculo para separar la obra original, trabajada, de la que es pasto de lugares comunes. Algunos van precisamente de eso, de sobrados. Despotrican contra los escritores consagrados y se consideran injustamente despreciados por el mundo editorial. A uno de ellos, que la había cogido con Juan Marsé, al que ponía a caldo por motivos peregrinos, le tuve que pedir que no insistiera, porque es uno de los tipos que me ha hecho pasar mejores ratos con sus novelas mayores o menores.

Decía que no es el caso de Mario porque ya aprecié en aquellos dos relatos de tamaño medio la madera de una escritura personal, elaborada, imaginativa. Suelo seguir, menos de lo que quiero y puedo, sus recomendaciones literarias, fragmentos de novelas y relatos de otros autores que publica en Facebook con la generosidad de quien los quiere compartir.

Pues bien, hace más o menos un mes Mario me envió un archivo con una recopilación de micro relatos espléndidos, “Hasta ahí nomás”, que me atrevo a situar a medio camino entre el absurdo de Kafka y la ironía siempre original de Augusto Monterroso, con permiso de los cronopios que Julio Cortázar diseminó por aquellas tierras.

Unas veces convierte sensaciones en personajes, como ese “resquemor” que entra sigilosamente en la habitación de un hotel y amarga la relación y las bocas de una pareja, o a “la desidia” o al “asombro”, que salió a la calle un día soleado, “reventó como un sapo y  se desparramó por las calles, afectando a partir de ese episodio en especial a los pibes y pibas del barrio, que desde ese momento viven de sorpresa en sorpresa y preguntan a cada rato por la vida y sus cuestiones”; otras veces son accidentes físicos o meteorológicos, “el temblor” apasionado del paciente que acude al médico al ser besado por su hermosa secretaria, un temblor “que le hace sentir morir, pero no le importa”, los charcos que persisten mucho después de “la lluvia”, “para beneplácito de los pibes y la molestia de los adultos”.

Kafka está en “el agujero”, la ventanilla de un organismo público, o en “la barricada” que una revolucionaria deja hecha un primor tras varias horas de trabajo esmerado “con la intención de que a los enemigos, en caso de que tuvieran algún sentido de la estética, les causara una gran pena pasarle por encima y destruirla”.

En fin, “Hasta ahí nomás” ganó el premio edición “Luis Di Filippo 2014”, convocado por la Asociación Santafesina de Escritores, y Mario Capasso me ha dado permiso para que se lo pase en edición digital a todo aquel que me lo pida. Un placer.

De acompañamiento "Soledad", de y por el gran Astor Piazzolla: Astor Piazzolla – Soledad
……………………………………………………………………………………………..
Mario Capasso nació el 9 de Marzo de 1953, en Villa Martelli, localidad del Gran Buenos Aires, República Argentina, en la que continúa residiendo.
Literariamente, se ha formado con Beatriz Isoldi, Nilda Adaro, Federico Jeanmaire y Luciana Carolina De Mello.
Ha publicado cuatro libros:
El futuro es un tropel absurdo, cuentos, año 1999.
El Edificio, Una novela en escombros, novela, Ediciones AQL,
año 2002.
Piedras heridas, cuentos, Ediciones Corregidor, año 2005
(2do. Premio del Fondo Nacional de las Artes, año 2003-Jurado:
Ana María Shua, Vicente Battista y Juan José Hernández).
La Ciudad después del humo, novela, Martelli y López Editores,
año 2011.
Las novelas El Edificio, Una novela en escombros  y  Piedras heridas han sido traducidas en Francia en 2012 por Editions La Dernière Goutte.

La novela La Llanura antes recibió una mención del Fondo Nacional de las Artes, certamen año 2012. El jurado estuvo integrado por Matilde Sánchez, Daniel Guebel y Juan Ignacio Boido.


jueves, 15 de enero de 2015

EL PORTERO AUTOMÁTICO

En la última película de los Cohen, desarrollada en 1961, el protagonista se ve obligado a hacer uso del portero automático repetidamente para acceder a la casa de su ex novia, lo que me pareció un cierto anacronismo en estas latitudes. Pues bien, el primer portero automático también llegaría al País Vasco a principios de los sesenta. Un asturiano de Villaviciosa había traído la idea y parte del acabado de Venezuela e introducido el producto en la zona norte de la península de la mano del sector inmobiliario, en pleno auge, y el impulso financiero de un ejecutivo del entonces Banco de Vizcaya.

El invento no solo hirió mortalmente a los porteros de fincas urbanas, que abundaban en los barrios de clase media y hoy solo subsisten en vivienda de alto standing de las grandes ciudades, sino también a los serenos, aunque abrir puertas solo fuera una de sus funciones secundarias.

La casa de mis padres, en el ensanche de Barcelona, tenía dos escaleras gemelas con portero. El de la nuestra se llamaba Antonio y era, cosa al parecer habitual, policía nacional retirado. Aunque su vivienda estaba al fondo de un profundo pasillo que daba al patio de luces, yo recuerdo a don Antonio como un perpetuo centinela dispuesto a burlarse de los niños de la escalera. A mi hermano le decía siempre lo mismo, pepito, que te pisas los callos, y seguía a lo suyo, limpiando el suelo, los cromados del ascensor, el pasamanos…

La portera de la escalera gemela se llamaba Carmen. Aunque su cara fuera siempre una exagerada combinación de coloretes, lo que más me llamaba la atención es que se pintara las cejas que se había depilado previamente. La señora Carmen era aficionada al canto, y en verano, cuando las ventanas permanecían abiertas para combatir el calor, se la oía entonar trozos escogidos de zarzuela.

La puerta de la escalera se cerraba con llave a partir de las diez de la noche, y si la olvidabas, había que buscar una cabina telefónica o al sereno. En mi caso no era necesario picar palmas, el sistema habitual, porque el del barrio, harto de hacer la ronda, descansaba en un portal del chaflán que tenía sofá. 

Cuando abandoné Barcelona la portería seguía regentada por una persona de carne y hueso, la mujer de un guardia civil (seguía la tradición), de modo que aún no se había impuesto el artefacto automático introducido por el inventor asturiano.

Muchos años después los porteros automáticos tienen videocámara en color y sirven para cribar el acceso a los inmuebles, incluidos encuestadores, buzoneadores y testigos de Jehová.

En “El hijo de la novia” el director argentino Juan José Campanella inventó un nuevo plano cinematográfico mediante un uso novedoso del portero automático. Salud.





jueves, 8 de enero de 2015

Suicidio

SUICIDIO

Hace apenas un mes una persona próxima a nuestra familia se suicidó tirándose por la ventana. Enseguida se hicieron cábalas sobre los motivos de tal decisión, salud, problemas familiares, de trabajo…Supongo que en este caso algo había de todo eso, pero no hay suicidio que no se achaque a la desesperación, como si fuera imposible el efecto de una decisión razonada. Todo ello sin entrar en otras valoraciones. No hay que olvidar que se sigue acusando al suicidado de cobardía, como si ante un futuro vital no halagüeño éste tuviera que hacer de tripas corazón y ofrecerse sin más a un martirio prolongado. Ya que lo habitual es no poder conducir la mayor parte de nuestras vidas, qué mejor que decidir cuándo y cómo nos morimos…

El suicidio ha sido un elemento literario muy socorrido, además de un final repetido entre la gente de la cultura. Suelo recurrir a la paradoja de Mayakovski, que dedicó un poema a su amigo Esenin, recién suicidado, con ese “¿Para qué aumentar el número de suicidios? Es mejor aumentar la producción de tinta”, cuando él mismo acabó con su vida años después de un disparo en el corazón. Y es que la frecuencia del suicidio entre los escritores es más notable que entre los fontaneros o los trabajadores de la construcción, por ejemplo. Quizá tenga que ver con la esquizofrenia que genera vivir dos, tres o cuatro vidas, la propia, la carnal, y las ficticias, fruto de la invención y la fantasía.

Los artistas suicidas suelen ser muy rentables para sus herederos familiares y profesionales. El suicidio les envuelve en un aura de malditismo que da plus a la obra. Así que la nómina de suicidas famosos sigue aumentando exponencialmente, extendiéndose a otras profesiones, como el deporte o la tauromaquia. En lo que se refiere a esta última diría que es un oficio consustancial a una cierta temeridad suicida. No hay más que ver a José Tomás… Aunque los hubo que lo hicieron fuera de la plaza y por razones, subrayaría lo de “razones”, diversas. Es el caso de Nimeño II, el mexicano Silvetti, o el más famoso en nuestras latitudes, Juan Belmonte, personaje literario en dos de las novelas de otro suicida insigne, Ernest Hemingway.

René Pottier
Ahora que se discute si Pantani se suicidó o fue una simple víctima de sus adicciones, no estaría mal recordar al primer ciclista que lo hizo. Se llamaba René Pottier y acababa de ganar el tour de Francia celebrado en 1906.  Pottier era un ciclista serio e introvertido, del que se decía que tenía un corazón que no le cabía en el pecho. En enero de 1907, pocos meses después de su triunfo en el tour,  Pottier se colgó en un taller de la Peugeot, la marca que le patrocinaba, porque había descubierto que su novia le engañaba mientras él se jugaba el tipo y la salud por las entonces infames carreteras de Europa.

Este fue un caso claro, pero por su mala prensa, el suicidio es a menudo discutido y se intenta enmascarar. Como en el caso de Pantani, también se discutió si Ocaña, José Agustín Goytisolo o Chet Baker, por citar casos diversos, se habían suicidado o eran víctimas de accidentes o asesinatos. Yo mismo me atreví a discutir el probable suicidio de Goytisolo con una carta al director de El País, basándome en algunas de sus  declaraciones inmediatamente anteriores a su muerte.

Joan Margarit, a quien Goytisolo había incluido en su Antología de Poetas catalanes para el siglo XXI, dedicó un poema al suceso:
UNA FINESTRA AL CARRER MARIÀ CUBÍ
El vaig conèixer els dies de Los pasos
del cazador.
No sé si vam ser amics. Ell tant podia ser
la tendresa que ve de la desemparança
com la fatxenderia de la por.
Generós però alhora iracund i mentider.
Ens unia una certa desesperació:
ell pel seu nét, jo per la meva filla.
Negava constantment la realitat,
més com més la batalla era perduda.
Jo me’l vaig estimar. M’agrada molt
la seva poesia quan evoca
darrere els ulls d’un home o d’una dona
el silenci dels camps sense ningú.
Va caure segant l’aire, amb un cop sord.
Una paròdia de l’au
abatuda pel tret del caçador.

UNA VENTANA A LA CALLE MARIANO CUBÍ
Lo conocí en los días de Los pasos del cazador.
No sé si fuimos amigos. Él podía encarnar la ternura que viene de la desesperanza
o la chulería que nace del miedo.
Generoso y a la vez iracundo y mentiroso,
nos unía una cierta desesperación:
él por su nieto, yo por mi hija.
Negaba constantemente la realidad,
aún más cuando la batalla estaba perdida.
Le quise. Me gusta
su poesía cuando evoca
tras los ojos de un hombre o de una mujer
el silencio de los campos desiertos.
Cayó segando el aire, con un golpe sordo.
Una parodia del ave
abatida por el disparo del cazador.




Y como antes he nombrado a Baker, qué mejor que aliñar el texto con una de sus interpretaciones de crooner triste y melancólico:

martes, 30 de diciembre de 2014

ÓPERA, CHAMPÁN Y CREMA DE AVENA

La portavoz del PP en las Juntas Generales de Bizkaia ha sido destituida hace unos días por su propio grupo, que alega pérdida de confianza. El detonante, los 43.000 euros que las juntas gastan anualmente en entradas para la ópera, un dinero que la juntera destituida consideraba “abusivos, extemporáneos y poco razonables”, y sus correligionarios de lo más normalito.
banda de lores luciendo pelucón

Esa mismo institución dedica otros 50.000 euros al año al abastecimiento de bollería y similares para el desayuno de los junteros, casi tanto como lo que la Cámara de los Lores inglesa, formada por esos señores y señoras disfrazados con extrañas túnicas y pelucones canos, dedica a la compra de champán.


Remato el triángulo leyendo con estupor en El País que la baronesa Anne Jenkins, representante conservadora en la otra cámara parlamentaria, la de los comunes, achacaba la creciente desnutrición de niños de las clases populares del Reino Unido a “la pérdida de habilidades culinarias de los pobres, que no saben cocinar”, y ponía como ejemplo los 4 peniques  que a ella le cuesta la crema de avena que se prepara todas las mañanas. Así que junteros y lores de uno y otro lado del mar seguirán disponiendo de sus entradas para la ópera, su champancito y su crema de avena. Faltaría más…

domingo, 14 de diciembre de 2014

Navidad con Salvat Papasseit

UN POEMA NAVIDEÑO DE SALVAT PAPASSEIT 
Y OTRO DE PROPINA

Joan Salvat Papasseit (Barcelona 1894-1924) es uno de los poetas más peculiares de los inicios del siglo XX. Autodidacta, pacifista, vanguardista, militante antitaurino, hombre de ideas libertarias, catalanista radical, conoció a muchos de los intelectuales y políticos más influyentes de la época en el Ateneo Enciclopédico Popular. Quizás porque solo vivió 30 años, su poesía me parece de una ingenuidad y cotidianidad entrañables, y pese a que arrastró desde muy joven una tuberculosis que acabó llevándole a la tumba y perdió a una hija de dos años, sus poemas tienen una gran vitalidad y un optimismo contagioso.

estatua de Salvat Papasseit en
el Moll de la Fusta de Barcelona
donde trabajó en su juventud
Cuento en un poema que escribí en los años noventa que conocí a Salvat Papasseit por la publicación de unos versos suyos en una hoja parroquial de Arenys de Mar en pleno franquismo (“Somos mediterráneos,/ niños que cogen ranas en los aljibes de la huerta/ o van camino arriba por la riera de Arenys/leyendo los versos locos,/ extravagantes, de Salvat-Papasseit/ en la hoja parroquial de un domingo de verano,/ y esperan que una torrentera, de improviso,/ lance al mar el coche del alcalde,/ y lo jalean/ llenos de esa risa contagiosa de jóvenes/ sin prisa y sin dolor”). Cuando lo recuerdo me parece algo surrealista, teniendo en cuenta la ideología del poeta, redactor jefe de la enemic del poble” (Un enemigo del pueblo), revista autotitulada “fulla de subversió espiritual” (hoja de subversión espiritual) y tampoco soy muy consciente de qué hacía en mis manos una hoja parroquial. Pero así fue.


Aunque lo tenía un poco olvidado, reencontré a Salvat Papasseit hace unos días buscando versos dedicados a la Navidad. Tratándose de un poeta no creyente y teniendo en cuenta lo de la hoja parroquial, me ha parecido una buena elección. El otro poema, escrito durante una de las convalecencias previas a su muerte, muestra el optimismo que le caracterizaba.

Nadal 
Sento el fred de la nit 
i la simbomba fosca. 
Així el grup d'homes joves que ara passa cantant. 
Sento el carro dels apis 
que l'empedrat recolza 
i els altres qui l'avencen, tots d'adreça al mercat. 
Els de casa, a la cuina, 
prop del braser que crema, 
amb el gas tot encès han enllestit el gall. 
Ara esguardo la lluna, que m'apar lluna plena; 
i ells recullen les plomes, 
i ja enyoren demà. 
Demà posats a taula oblidarem els pobres 
-i tan pobres com som-. 
Jesús ja serà nat. 
Ens mirarà un moment a l'hora de les postres 
i després de mirar-nos arrencarà a plorar. 


Navidad
Siento el frío de la noche
Y la oscura zambomba.
El grupo de muchachos, que ahora pasa, cantando
Siento el carro de apios
que sostiene el empedrado
y otros carros que avanzan, todos hacia el mercado.
Los de casa en la cocina
junto al rojo brasero que quema,
con el gas encendido han preparado el gallo.
Ahora miro la luna que parece llena
y recogen las plumas
y ya añoran mañana.
Mañana en la mesa olvidaremos a los pobres
-¡Tan pobres como somos!-
Jesús ya habrá nacido
Nos mirara un instante a la hora del postre
y después de mirarnos, se echará a llorar.

Tot l'enyor de demà
Ara que estic al llit
malalt,
estic força content.
Demà m’aixecaré potser,
i heus aquí el que m’espera:

Unes places lluentes de claror,
i unes tanques amb flors
sota el sol,
sota la lluna al vespre;
i la noia que porta la llet
que té un capet lleuger
i duu un davantalet
amb unes vores fetes de puntes de coixí,
i una rialla fresca.

I encara aquell vailet que cridarà el diari,
i qui puja als tramvies
i els baixa
tot corrent.

I el carter
que si passa i no em deixa cap lletra m’angoixa
perquè no sé el secret
de les altres que porta.

I també l’aeroplà
que em fa aixecar el cap
el mateix que em cridés una veu d’un terrat.

I les dones del barri
matineres
qui travesseen de pressa en direcció al mercat
amb sengles cistells grocs,
i retornen
que sobreïxen les cols,
i a vegades la carn,
i d’un altre cireres vermelles.

I després l’adroguer,
que treu la torradora del cafè
i comença a rodar la maneta,
i qui crida les noies
i els hi diu: -Ja ho té tot?
I les noies somriuen
amb un somriure clar,
que és el baume que surt de l’esfera que ell volta.

I tota la quitxalla del veïnat
qui mourà tanta fressa perquè serà dijous
i no anirà a l’escola.

I els cavalls assenyats
i els carreters dormits
sota la vela en punxa
quje dansa en el seguit de les roderes.

I el vi que de tants dies no he begut.

I el pa,
posat a taula.
I l’escudella rossa,
fumejant.

I vosaltres amics,
perquè em vindreu a veure
i ens mirarem feliços.

Tot això bé m’espera
si m’aixeco
demà.
Si no em puc aixecar
mai més,
heus aquí el que m’espera:

Vosaltres restareu,
per veure el bo que és tot:
i la Vida
i la Mort. 

Toda la nostalgia de mañana
Ahora que estoy en cama
enfermo,
me noto muy contento.
--Mañana me levantaré quizás
y he aquí lo que me espera:

Unas plazas brillantes de luz,
y unas cercas con flores
bajo el sol,
bajo la luna, al ocaso;
y la chica que trae la leche
de cabecita loca
con su delantalito
de bordes rematados por encajes,
y con su risa fresca.

Y además aquel chico que voceará el diario,
que sube a los tranvías
y que los baja
en marcha

Y el cartero
que me angustia si pasa sin dejarme una carta
porque no sé el secreto
de las otras que lleva.

Y también el avión
que hará alzar mi cabeza
tal si desde un terrado me llamara una voz.

Y las mujeres del barrio
Madrugadoras,
que cruzan muy deprisa camino del mercado
con sus cestos pajizos
y vuelven
rebosantes de coles,
algunas veces carne,
y en otro, rojas cerezas.

Y después el tendero
que saca la tostadora de café
y empieza a darle vueltas al manubrio,
y que llama a las chicas
y les dice: --¿Ya lo tiene todo?

Y las chicas sonríen
son la clara sonrisa,
que es el olor que sale de la esfera que él mueve.

Y todos los niños de mi vecindario
que armarán mucho ruido porque ya será jueves
y no irán a la escuela.

Y los caballos dóciles
y los carreteros dormidos
bajo la lona en punta
que danza al recorrer las roderas.

Y el vino que hace días no he bebido

Y el pan,
puesto en la mesa.
Y el cocido rubio,
humeante.

Y vosotros amigos,
porque vendréis a verme
y nos miraremos, felices.

Todo eso me espera
si me levanto
mañana.

Si no me puedo levantar
nunca más,
he aquí lo que me espera:

--Vosotros quedaréis,
Para ver que todo es excelente;
y la Vida
y la Muerte.

Traducción de José Agustín Goytisolo


Se trata de un poeta que ha sido musicado infinidad de veces por Serrat, Ribalta, Miserachs, Llach, Toti Soler, Ovidi Montllor, etcétera, etcétera, pero me ha parecido más original echar mano a la versión de Loquillo de “Ara no es fa, però jo encara ho faria”

lunes, 8 de diciembre de 2014

IMPOSTOR

Reconozco que me encantan los impostores, quiero decir las historias de impostores. Recuerdo vagamente una película que me divirtió cuando era adolescente. Como entonces las televisiones eran en blanco y negro, ni siquiera sé si era así o, como en otras ocasiones, una imposición de la tecnología de la época. Se llamaba “El gran impostor”, estaba interpretada por Tony Curtis y he sabido por google que la dirigió Robert Mulligan, para situarnos, el mismo de “Matar a un ruiseñor”.  Me gustaría revisarla para comprobar si la estupenda obra menor de Spielberg, “Atrápame si puedes”, tiene algo que ver con la anterior.

En fin, creo que podría hacer una lista de películas sobre impostores y falsificadores más que satisfactoria, en la que no podría faltar “La vida de nadie”, con ese José Coronado que se pasa los días en un parque de Madrid, mientras su familia cree que es un alto ejecutivo del Banco de España.


En 1978 unos cuantos rebotados de lo que con rimbombancia se llamaba “izquierda revolucionaria” que trabajábamos en la administración nos afiliamos a la CNT. Éramos “impostores”, ya que no compartíamos las ideas del anarco-sindicalismo y nuestra única pretensión era hacer “entrismo”, entrar de forma más o menos organizada para coger la dirección ideológica del sector. La aventura duró solo unos meses. Cuando la dirección del sindicato, dominada todavía por gente mayor y sectaria que procedía del exilio, se dio cuenta de la maniobra, disolvió la organización sectorial de la administración del estado y nos expulsó en una asamblea  caótica en la que no faltaron los puñetazos.  El secretario general de la CNT se llamaba Enric Marco.

Viene esta historia de batallitas de abueletes a propósito de la publicación de “El impostor”, una novela biográfica de Javier Cercas dedicada precisamente a Enric Marco, de quien se supo, a punto de pasar a la historia como héroe superviviente del campo de concentración de Mauthausen, que no solo no lo había pisado nunca, sino que solo empezó su carrera sindical cuando el dictador ya estaba enterrado en el valle. No he leído la novela todavía pero promete ser apasionante. Según palabras del propio autor afronta “la impostura” de determinadas figuras surgidas en la transición, quizás también de la de algunos de los que la vivimos en un segundo o tercer plano.

Sigue la tradición: Enric Marco, Luis Roldán, Félix Millet, el pequeño Nicolás…


De acompañamiento musical otro “El gran impostor”, el de Los Platters:

jueves, 27 de noviembre de 2014

DESAPARECIDO

El otro día, los árboles, farolas y cristales de algunas tiendas de la Gran Vía aparecieron con carteles que avisaban de que un anciano había desaparecido. Me llamó la atención que la desaparición se hubiera producido en Vitoria, dada la lejanía, y pensé que sus familiares habrían transmitido su ansiedad con tal fuerza que alguien, en Bilbao, les ayudaba en la búsqueda de un anciano con alzheimer. Días más tarde veo que los pasquines con la fotografía del anciano están por toda la ciudad.

En algunos de mis relatos hay desaparecidos eventuales. Escapan de sí mismos incapaces de afrontar situaciones que consideran agobiantes o, simplemente, para mantener una extraña e intermitente doble vida. Los desaparecidos permanentes dicen ir a por tabaco y se van a Brasil a pegarse la gran vida, o se pierden, como el señor del anuncio, en el rellano de la escalera y entran en un agujero negro.

Pero la palabra desaparecido tiene una connotación no tan literaria. En 1982 Costa Gavras dedicó una película a uno de los más de 3.000 “desaparecidos” por la dictadura de Pinochet. El hecho de que el caso estuviera dedicado a un estadounidense y que el padre fuera interpretado por Jack Lemmon ayudó a internacionalizar el conocimiento de la barbarie. Desde hacía ya cinco años un grupo de mujeres que pedía la aparición de sus hijos en Buenos Aires eran tachadas de locas porque llevaban el pañal de sus hijos en la cabeza y paseaban de dos en dos por la Plaza de Mayo. El número de desaparecidos en Argentina estaba entre los diez y treinta mil. Eran incinerados, enterrados en fosas comunes o lanzados al mar. El caso es que meses después del estreno de la película de Costa Gavras la Organización de Estados Americanos (OEA) declararía que toda desaparición forzada debería calificarse de crimen contra la humanidad, declarándolo imprescriptible en 1994.

Según los estudios realizados por las asociaciones para la recuperación de la memoria histórica y el juez Baltasar Garzón, el número de desaparecidos forzados durante la dictadura franquista ocupa el segundo puesto del ránking mundial, alcanzando la cifra escalofriante de 143.353 personas. 

Desgraciadamente no es solo cosa del pasado. Se cumplen dos meses de la desaparición de 43 estudiantes mexicanos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en el municipio de Iguala, estado de Guerrero, por la “fechoría” de protestar contra la discriminación que sufren en la repartición de plazas en favor de escuelas urbanas por parte del Gobierno local. La esperanza es que los mexicanos parecen empeñados en que el delito no prescriba.

El pasado 24 de noviembre mi madre fue diagnosticada de alzheimer, algo previsible desde que en los últimos tiempos su personalidad y su memoria se empeñaron en ir desapareciendo lentamente…
Para los desaparecidos de uno u otro signo, esta canción de Gotan Project:

jueves, 13 de noviembre de 2014


EARLY MORNING RAIN por IAN&SYLVIA

El otro día leí que un joven Bob Dylan solía escuchar a Ian&Sylvia y descubrí esta interpretación de "Early morning rain", una canción que me hace recordar unas potentes anginas que pasé en cama con unos catorce años de edad, oyendo una y otra vez un disco de Peter Paul and Mary que la incluía. El propio Dylan la versionó, no lo recordaba, y también Neil Yong, no tenía ni idea. La canción no es ni de Ian&Sylvia, ni de Peter Paul and Mary, sino de Gordon Lighfoot, joder con el apellido...
Buen fin de semana...

jueves, 6 de noviembre de 2014

EL CEMENTERIO

El recién pasado 1 de noviembre, día de todos los santos, no pude ir al cementerio de Orduña, en uno de cuyos pequeños panteones, seguramente apiñados, yacen los restos de los antepasados de mi mujer. Solemos hacer bromas macabras e inventar que robamos las mejores flores de otras tumbas para ofrecérselas a los nuestros, pero somos, paradójicamente, un grupo de ateos o como mucho escépticos que no falta año tras año a cumplir la tradición.

Los cementerios son una especie de registro civil pedregoso. En los pueblos pequeños, árboles genealógicos completos con apenas media docena de apellidos. Puede apreciarse en la estructura de sus tumbas, panteones, nichos o mausoleos el nivel adquisitivo de los inquilinos, su carácter noble o plebeyo, incluso si se llevaban bien con la familia, cuando  ésta aparece separada, a veces sin una lógica simple.
la tumba de Antonio Machado en Collioure
También se puede intuir o conocer el nivel cultural y, desde luego a partir del día de todos los santos, si los sepultados son recordados todavía cuando algún ramo embellece la losa que les separa de la vida.

El cementerio de mi infancia está en una de laderas de Montjuic. En un nicho tapiado por un mármol negruzco reposaban los restos de mi abuelo paterno, que falleció en Barcelona por casualidad. Dos imágenes rememoran ese lugar al que no voy hace más de cuarenta años. A unos metros de la tumba de mi abuelo había una sepultura con el busto de una azafata fallecida en un accidente en los años cuarenta o cincuenta del pasado siglo. Cuando era niño me impresionaba que una chica tan joven hubiera tenido la mala suerte de morir. La otra imagen es la del mar extendido bajo la ladera, una imagen que siempre me viene a la cabeza cuando oigo eso de:

Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo...
En la ladera de un monte,
más alto que el horizonte.
quiero tener buena vista.
mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista.

No en vano Serrat vivía en el Poble Sec, muy cerca del cementerio, e imagino que allí descansarán algunos de sus antepasados.
kanposanto de Areatza


He aprovechado para decorar el blog con un dibujillo que hice hace años en el cementerio de Areatza  (es flojete pero tiene su cosa sentimental) y una de las fotos que le hice a la tumba de Antonio Machado, lugar de peregrinación de republicanos,  en la visita que hicimos a Collioure hace un par de años.