martes, 10 de abril de 2018

El llanto

EL LLANTO
Cuando adquirimos la vivienda en la que vivimos teníamos treinta y seis años, y esa era más o menos la edad media de sus inquilinos. Como el inmueble era nuevo, durante algunas semanas solo estuvieron habitados dos pisos, un primero y el nuestro, en lo más alto del edificio. Recuerdo que a los pocos días me quedé encerrado en el ascensor. Pulsé el botón de emergencia, pero no me oyó nadie, ni nadie supo interpretar el sentido de una alarma desconocida. De repente me di cuenta de que llevaba un destornillador. Creo que durante esos días el taladro, un metro, escarpias, el martillo, aquel destornillador, eran extensiones naturales de mi propio cuerpo, de modo que, no sé muy bien cómo, conseguí salir valiéndome de la herramienta.

La casa fue llenándose poco a poco de gente joven que ya vivía en general en el barrio. Nos encontrábamos en la escalera y nos saludábamos y dábamos ánimo con la alegría que da empezar una nueva vida. Nos invitábamos mutuamente a ver los pisos, e íbamos sabiendo del perfil de unos y otros a través del mobiliario, el color de las paredes, la calidad de los cuadros, el número de libros, el olor de las cocinas… Pero había entonces una característica casi común, algo que acabó perdiéndose con los años: el llanto de los niños. También nosotros, o mejor, nuestra hija mayor, aportaba entonces su granito de arena a un sonido que en ese momento solo cabe asociar al descubrimiento de la enfermedad, el daño físico, la adversidad, pero que cuando desaparece del todo, como así ocurrió hace ya bastantes años, es el rasgo inequívoco de que la casa ha envejecido al ritmo de quienes la habitan. Ya ha sufrido varias operaciones quirúrgicas, y a menudo renquea víctima de una artrosis progresiva. También se ha paseado la parca por la escalera y se ha llevado por delante a algunas vecinas y vecinos queridos, a mis padres en los últimos tres años, pero el edificio ha enraizado profundamente y es ya tan del barrio como las cercanas casas de La Tabacalera, la escuela de la Mina del Morro o la iglesia de San Francisquito.

Esas raíces, las de los vecinos que persistimos, aferrados los unos a los otros, solidarios, creando memoria, son la fuerza que rebrota: vuelve a oírse llorar. Oigo por las mañanas el llanto de esa niña que lleva mal lo de levantarse para ir al colegio y el nocturno de la nieta de la vecina que tiene pesadillas, y algunas veces, cuando mi hija nos trae a nuestro primer nieto, él se añade al llanto coral y colma la casa de savia nueva.  

Lou Reed sacó su tercer disco, “Berlin”, en 1973, una obra conceptual que incluía “The kids”. La canción está dedicada a una joven yonqui a la que los servicios sociales quitan a sus hijos porque es incapaz de cuidarlos. Aunque Jack Bruce era el bajo oficial del LP, Toni Levin le sustituyó para protagonizar uno de los, para mí, mejores momentos del disco, cuando hacia el minuto 5´11” acompaña el llanto desolado de un niño. Sirva de contrapunto…  

martes, 27 de marzo de 2018

Facebok 2


  FACEBOOCK 2 
 “COMPAS” DE COLEGIO

 La posibilidad de husmear en la vida de los demás que te da facebook satisface otra de mis vocaciones, la de detective, o será voyeur? Dejémoslo en un mix de ambas facetas.
Así que, lejos de la patria de la infancia y el espacio geográfico del colegio que cubrió once años de mi vida, facebook me permite saber qué fue de algunos de los compas a los que no he vuelto a ver.
J.S. está entre los triunfadores. Siempre he pensado que la psicología es un campo abonado para gente con problemas que la estudia para sanarlos. J.S. tenía ese perfil. Su tartamudez y una cierta dificultad con el castellano le abocaban a ser de esos alumnos que procuran esconderse y pasar desapercibidos, pero eso no solo no le impidió ser siempre un alumno aventajado, sino que según facebook debió curar esas carencias llegando a ser un profesional muy valorado, incluso internacionalmente.
El colegio en nuestra época de alumnos
En la red solo aparecen cuatro fotos. En una, con el pelo largo y bigotón, figura tal como le recuerdo, sentado en una terraza de la calle Mallorca de Barcelona a finales de los años setenta del pasado siglo. En otra, ya mayor, algo sobrado de peso, aparece bañándose en una piscina. Curiosa estampa…
La mayor parte de comentarios, una necrológica firmada por otro compañero del reducido grupo de “letras” del bachillerato superior, le bendicen como hombre bueno y comprometido, pero una vieja novia despechada le lanza un puyazo post mortem: “gran profesional pero a algunas de sus parejas nos malogró”. Una frase que rompe la tesis de que siempre hablan bien de uno cuando te mueres, pero también confirma lo cruel e indiscreto que puede ser facebook.
Aprovecho conocer que J.S. estuvo exiliado y encarcelado durante el franquismo para enlazar con J.L., de quien, intermediado por un personaje ficticio, conté una anécdota en mi único relato semi largo, “Para después de la nada”.
J.L. era el nazi de la clase. No digo nazi ideológico únicamente. Creo que incluso antes de terminar nuestro periodo colegial militaba en un grupo, ya desaparecido, que realizaba acciones contra militantes antifranquistas, librerías progres, etc. y editaba una revista con cierta difusión en aquella época.
En los estertores del franquismo me tocó sacar de casa una multicopista por razones de seguridad. Se trataba de un artefacto grande y pesado que conseguí embutir a duras penas en una bolsa de deportes. Yo la tenía que acercar a un parque cercano a casa y allí se encargaba un compañero de llevarlo en coche (yo no tenía) a otro lugar seguro. Pues bien, la última persona a la que hubiera querido encontrar mientras esperaba en un banco con el artilugio a mis pies era a J.L., y éste fue el que apareció saludándome efusivamente.
No recuerdo de qué hablamos mientras acariciaba seguramente nervioso la bolsa con el aparato clandestino, pero imagino que por algún momento se me pasó por la cabeza que aquel pedazo de nazi abriera la bolsa y me denunciara a la policía. Golpearme no, porque creo recordar que no tenía ni media hostia…Pero el caso es que J.L. no debió sospechar que el bulto contuviera parte del “aparato de propaganda” de una de los cientos de grupúsculos obstinados en acabar con el franquismo, porque terminó despidiéndose sin más.
Y bien, hace poco, recordando aquel episodio, busqué a J.L. en facebook y vi que había evolucionado. Abandonada la cruz gamada se asoma a las redes con una rara mezcla de esoterismo y nacionalismo post convergente. Eso sí, parece que la izquierda se le sigue atragantando, aunque no creo que a día de hoy la multicopista peligrara.

PD: Mientras corregía esta entrada se suscita internacionalmente la polémica por el uso indebido de datos y noticias falsas teledirigidas en la red social de Facebook. En este momento me planteo seriamente desaparecer de semejante mundillo. La pega: de ser así, estos dos últimos blogs no hubieran existido...

Otro “compa” y en este caso amigo que sigue dedicándose a la música, publicó con varios colegas esta maravilla de disco en 1979, hoy día una joya buscada y cotizada en las subastas. El título de tres de sus canciones, “Rendits a vostres plantes”, “Las misiones” y “Amílcar Barca”, rememoran el ambiente épico-religioso del colegio.






lunes, 12 de marzo de 2018

Facebook 1


FACEBOOK 1 - SUEÑOS
Desde que me inicié siempre he pensado que las redes sociales son como la vida misma pero a lo bestia, con un inconveniente, dejan acta notarial de éxitos y bondades, pero también de errores y ruindades.
Recién alumbrado al mundo de Facebook me lleve un par de sorpresas sucesivas. A una de ellas hice alusión en una entrada anterior, así que no me extiendo. A la otra me pongo porque tiene su cosa nostálgica.
Creo que corría 2008 cuando A.M., con el que había perdido contacto veinte años antes, me solicitó que le añadiera a su lista de amigos de Facebook. Cómo no…!! A.M. no solo había sido compañero de trabajo, sino de sueños. Acabábamos de pasar la oposición tras un periodo combativo como contratados eventuales y ya estábamos anhelando dedicarnos a lo que nos gustaba de verdad, escribir, a poder ser poesía.
las tertulias pasaron por Casa Isidro, El Raval, locales
con dueños que escribían poesía y participaban en la
tertulia, y el mítico Els quatre gats, con el espléndido
cuadro de Ramón Casas
En poco tiempo congregamos a un grupo de aspirantes a escritores, y entre tertulia y tertulia literaria y vino, mucho vino, creímos llegado el momento de montar nuestra propia editorial. Sin llegar a los veinticinco años de edad y con un equipaje casi vacío conseguimos una entrevista con Enrique Badosa, poeta reconocido y aún en activo. Creo recordar que en un despacho del desaparecido El Noticiero Universal de Barcelona. Nos atendió con una amabilidad y respeto envidiables, porque nosotros le veíamos entonces como un poeta más o menos pasado de moda y él, imagino, como dos gilipollas que se creían capaces de comerse el parnaso. Recuerdo que se echó las manos a la cabeza cuando le anunciamos el nombre que augurábamos a la colección, ”Moco de pavo”. Todo entre underground y populachero... Como es evidente el sueño, perdón, el proyecto, no se materializó, aunque ambos publicamos poco después nuestros primeros libros.
A.M. era un tipo raro, creo que marcado por determinados aspectos trágicos de su infancia y adolescencia, así que no me extrañó que tras veinte años de desconexión volviera a desaparecer de Facebook después de media docena de pequeñas y algo peculiares conversaciones. En el intervalo le pregunté si había seguido escribiendo pero no llegó a contestarme. No me choca. Poco tiempo después una amiga común me comunicó que había fallecido. Las fechas coincidían con su desaparición en la red.
He buscado en los registros si hay alguna publicación más que su primer y único libro y no es así. Es una pena. Tenía una imaginación desbordante, capaz de escribir un relato de un tirón sin corregirlo, y con algo de disciplina creo que hubiera llegado a crear algo sonado.
Hace unas semanas busqué a otro de aquellos escritores noveles en el mismo facebook. Fue el primero en publicar y pronto se hizo una tarjeta de visita que bajo los apellidos señalaba con petulancia la profesión que le adornaba: poeta. Tampoco ha vuelto a publicar y ahora, casi cuarenta años después, supongo que abandonado por la inspiración, se presenta en su perfil como actor figurante. 
Sueños…
Canté muchas veces a viva voz este “Rosa rosae” de José Antonio Labordeta con A.M., cuya letra resume muy bien parte de nuestra infancia.


viernes, 2 de marzo de 2018

Mamá

MAMÁ

Mi madre falleció el pasado 28 de febrero. Tenía 95 años, así que presenció y vivió en primera persona los grandes desastres del siglo XX, principalmente la guerra civil. No hizo grandes cosas, si entendemos que no hacer grandes cosas es haber sido una buena madre y abuela, además de ser una “manitas” en todo tipo de bricolaje, y moderna a su manera,  se sacó el carnet de conducir en los años sesenta, cosa nada habitual entre las mujeres de su época. En los últimos años ambos pudimos disfrutar de una cercanía que pienso que nos hizo felices. Como no creo en el más allá me quedo con el más acá, que son los buenos recuerdos que uno se lleva de por vida.

Y como hablar de la muerte de una madre es lo más difícil, aprovecho unos versos que le dediqué en vida y un retrato que le hice hace unos pocos años:


ROSELLÓN – VILADOMAT ( BARCELONA )
Yo nunca estuve allí, quiero decir,
en aquel tiempo, porque no había nacido,
pero a veces, cuando el otoño empuña
su bandera granate
parece que te incitara a volver
donde nunca estuviste,
posar frente al portal que fue nuevo entonces
esperando quizás que una señal remota
te muestre los orígenes,
la que será mi madre algún tiempo después,
mientras oye en la radio
que el Sabaté volvió a fugarse,
y prepara la mesa con afán diligente,
colmando la vivienda de olor a bechamel.

He pensado mucho qué música dedicarle. Entre sus preferidos estaba Jorge Sepúlveda, que imagino la hizo bailar en su juventud; en los últimos tiempos, cuando aún tenía bien la cabecita, descubrí que se sabía muchas letras, un don que yo no he heredado. Pero si me voy al cajón de su casa en el que guardaba los cassettes descubro que conservaba tres discografías bastante copiosas: la de María Dolores Pradera, a la que no se perdía cuando actuaba en Barcelona, y las de Chavela Vargas y Cecilia. Cuando a los 25 años de su muerte le dedicaron a esta última un curioso disco de duetos le grabé una copia. Creo que esta canción era una de sus preferidas y de las de mis dos hijas, que la cantaban durante los viajes que hacíamos para ir a verla.




martes, 13 de febrero de 2018

V.A.Estellés

DOS POEMAS VULGARES

DE VICENT ANDRÉS ESTELLÉS

PARA EL DÍA DE SAN VALENTÍN


De entre los analgésicos que aliviaron el periodo de mili que sufrí en Alcoi hace ya cuarenta años hay dos que suelo destacar porque además tienen mucho que ver entre sí. Un concierto de Ovidi Montllor en aquel, su pueblo natal, y el recital de poesía de uno de sus “letristas” habituales, Vincent Andrés Estellés.
curiosa foto de Montllor con Estellés y una desconocida

A Estellés (Burjassot 1924-1993) ya le he paseado por el blog porque es uno de de mis poetas preferidos 
Escritor y periodista, es autor de una poesía sumamente personal, casi siempre autobiográfica, crítica, desgarrada, hay quien dice que vulgar. Como dije en aquella ocasión, algunos de sus poemas son la vida misma y esa es su grandeza: convertir lo vulgar en una belleza que te hace reír, llorar, siempre emocionar.

Como su obra está rociada de sexo, me ha parecido el autor ideal para celebrar como debe ser el día de los enamorados con dos poemas que se complementan y tienen unos mismos vocablos iniciales: “Els amants” (“Los amantes”) y “No escric èglogues” (“No escribo églogas”). El segundo en una versión musicada en la voz de Juli Mira que aconsejo escuchar y leer a un tiempo porque contagia alegría a ritmo de pasodoble.

ELS AMANTS
No hi havia a València dos amants com nosaltres.
Feroçment ens amàvem des del matí a la nit.
Tot ho recorde mentre vas estenent la roba.
Han passat anys, molts anys; han passat moltes coses.
De sobta encara em pren aquell vent o l'amor
i rodolem per terra entre abraços i besos.
No comprenem l'amor com un costum amable,
com un costum pacífic de compliment i teles.
Es desperta, de sobta, com un vell huracà,
i ens tomba en terra els dos, ens ajunta, ens empeny.
Jo desitjava, a voltes, un amor educat
i en marxa el tocadiscos, negligentment besant-te,
ara un muscle i després el peçó d'una orella.
El nostre amor és un amor brusc i salvatge,
i tenim l'enyorança amarga de la terra,
d'anar a rebolcons entre besos i arraps.
Què voleu que hi faça! Elemental, ja ho sé.
Ignorem el Petrarca i ignorem moltes coses.
Les Estances de Riba i les "Rimas" de Bécquer.
Després, tombats en terra de qualsevol manera,
comprenem que som bàrbars, i que això no deu ser,
que no estem en l'edat, i tot això i allò.

No hi havia a València dos amants com nosaltres,
car d'amants com nosaltres en són parits ben pocs.
LOS AMANTES
"No había en Valencia dos amantes como nosotros.
Ferozmente nos amábamos de la mañana a la noche.
Lo recuerdo todo mientras tiendes la ropa.
Han pasado años, muchos años; han pasado muchas cosas.
De pronto aún me atrapa aquel viento o el amor
y rodamos por el suelo entre abrazos y besos.
No comprendemos el amor como una costumbre amable,
como una costumbre pacífica de cumplidos y telas.
Se despierta, de pronto, como un viejo huracán,
y nos tumba a los dos en el suelo, nos junta, nos empuja.
Yo deseaba, a veces, un amor educado
y el tocadiscos en marcha, negligentemente besándote,
ahora un hombro y después el lóbulo de una oreja.
Nuestro amor es un amor brusco y salvaje,
y tenemos la añoranza amarga de la tierra,
de andar a revolcones entre besos y arañazos.
¡Qué queréis que haga! Elemental, ya lo sé.
Ignoramos a Petrarca e ignoramos muchas cosas.
Las Estancias de Riba y las Rimas de Bécquer.
Después, tumbados en el suelo de cualquier manera,
comprendemos que somos unos bárbaros, y que esto no puede ser,
que no estamos en la edad, y todo esto y aquello.
No había en Valencia dos amantes como nosotros,
porque amantes como nosotros se han parido muy pocos."






NO ESCRIBO ÉGLOGAS

No había en Valencia dos piernas como las tuyas.
Dulcemente las recuerdo, con los ojos llenos de lágrimas,
con una telaraña de lágrimas en los ojos.
¿Dónde estás? ¿Dónde tus piernas tan adorables?
Recorro la Alameda, aquellos lugares familiares.
Cruzo las noches. Evoco los pretiles del río.
Un cadáver verdoso. Un cadáver fosfórico.
El espectro de Francisco de la Torre, quizás.
No había en Valencia dos piernas como las tuyas.
Largamente escribiría sobre tus piernas.
Como si anduvieses por el agua, entre un agua invisible,
entre un agua clarísima, venías por la calle.
La carne graciosa y fresca como un cántaro de Serra.
Y yo te evoco erguida sobre tus piernas.
Cargaban los hombres los ventrudos camiones.
Venían autobuses de Gandía y Paterna.
Salían voces de los bares, olor de aceite frito.
Tú venías solemne sobre tus piernas.
¡Oh la solemnidad de tu carne tierna,
de tu cuerpo adorable sobre tus largas piernas!
Calle abajo, venías entre los solares, los gritos,
los niños que jugaban al salir de la escuela,
la mujer recogía la ropa en la azotea,
el hombre recomponía lentamente un reloj
mientras un amigo hablaba de sus años de prisión
por cosas de la guerra, tú venías solemne,
con más solemnidad que el crepúsculo, o con una
dignidad que el crepúsculo recibía solamente de tí.
Toda la majestad amada del crepúsculo.
No había en Valencia dos piernas como las tuyas,
con la viva alegría de la virginidad.
Siempre venías, nunca llegabas del todo,
y yo te quería así, y yo lo quería así:
Nací para esperarte, para ver cómo venías.
Inútilmente recorro los crepúsculos, las noches.
Veo los hombres que cargan lentamente camiones.
Veo los bares, el aceite frito, las parejas de amantes.
Yo recuerdo unas piernas, tus piernas desnudas,
tus largas piernas llenas de dignidad.
No había en Valencia dos piernas como las tuyas.
Un cadáver verdoso, un cadáver fosfórico
va tocando las aldabas, va preguntando por ti.
Se despierta Ausiàs March en el vaso del carnero.
No sé nada de ti. Han pasado siglos, días.

Inútilmente recorro Valencia. No escribo Églogas.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Pan

EL CUSCURRO
Hace unos días le oí decir al cocinero Ferrán Adriá que sus mayores placeres culinarios eran la centolla, a la que definió como araña amiga, el caviar, la sardina, la tortilla de patatas de su madre y el cuscurro de la baguette que te comes antes de llegar a casa. Me quedo con este último porque en mi familia es motivo de controversia y me sirve para seguir hablando de las cosas secundarias de este mundo, a las que por suerte o por desgracia sigo abonado.

Ya sé que más de uno no estará de acuerdo, tratándose como se trata de un bien tan elemental, histórico y con connotaciones religiosas, pero al lado de lo de Puigdemont y el vídeo de Felipe VI, todo parece filfa. Escuchando a varios tertulianos y periodistas quejarse de que un señor les marque el sumario desde Bruselas, cuando el día anterior la fiscalía del reino consideraba que el borrado de los discos duros del PP no era cosa relevante y no dedicaban a semejante escándalo ni un sola palabra, constaté que lo noticiable es tan voluble y subjetivo como el valor de la centolla o el cuscurro, así que a lo mío, a lo del pan.
En el mundo católico el pan tiene buena prensa, al tratarse del alimento de la transustanciacion, el que el sacerdote hace dios en la eucaristía, y tal como dice el padre nuestro, la oración standard, el bocado necesario. Supongo que es la razón por la que se dice de alguien bondadoso que es un pedazo de pan, y de un trabajo sencillo que es pan comido. Cuando yo era niño me podía llevar una reprimenda si se me caía alguna sobra de comida al suelo, pero si lo caído era el pan de dios el accidente se convertía en pecado. Podía sobrar o estropearse algo de comida pero el pan nunca acababa en la basura. Para eso estaba mi madre sumergiendo las sobras troceadas en un tazón de café con leche a la mañana siguiente o aprovechándolas para sopas varias.
El pan vuelve a estar de moda. En Bilbao se hace cola en los comercios que usan masa madre, tienen horno de leña o elaboran todo tipo de formas (hogaza, mollete, pistola, baguette…) y contenidos (de maíz, centeno, espelta, trigo…), y las panaderías de franquicia se acomodan a la moda con sucedáneos de buena apariencia. Una de esas franquicias, de nombre vasco también aparente, ha llenado el centro de expendedurías. Según las malas lenguas detrás del apellido autóctono hay un fondo de inversión alemán. Así que a por el currusco (en casa lo nombramos así y dice la RAE que también es correcto).




Silvia Pérez Cruz ofreció esta versión de “No hay tanto pan” en el Auditòrium de Palma de Mallorca el 2 de junio de 2016. Esta frase, cerrada con “para tanto chorizo”, era y es una de las consignas que los desahuciados de la crisis dedican a corruptos y banqueros.  Toma currusco!!!



domingo, 28 de enero de 2018

Emilio González

RETRATO DE EMILIO GONZÁLEZ

Retrato de Emilio
Durante los últimos dos o tres meses he estado trabajando en hacer el retrato de Emilio González. Para mí ha sido un orgullo, porque además de ser el padre de nuestro amigo Alfonso, Emilio era un ser admirable. No fue premio Nobel, ni doctor cum laude, ni le concedieron la medalla del Mérito Civil. No sale en ninguna enciclopedia, ni tiene página de Wikipedia, pero era una de esas personas que ayudan a cambiar el mundo. Nacido en Orozko en 1920, es decir, perteneciente a la quinta del biberón, sobrevivió a la guerra y a la dictadura con la dignidad de la gente sencilla: trabajando sin bajar la cabeza ni doblar la cerviz.

Obrero manual pero sabio autodidacta, estudió no solo la mejor de las carreras, la de la honradez, en las calles de Pamplona y Bilbao, sino todo cuanto pudiera aprender de la lectura, la conversación o cuánto estuviera a su alcance. Cuando le conocí, ya mayor y jubilado, peleaba en la asociación de vecinos por la urbanización de su barriada, y si había que hablar con el alcalde o el concejal de urbanismo, Emilio era el más indicado por su capacidad y su sensatez. Tuve la fortuna de ser su amigo y compartir muchas charlas sobre lo que fuera. Era un gran conversador. Mi último recuerdo, semanas antes de que muriera, convaleciente en el hospital, me confirmaron la serenidad y bonhomía que caracterizó su vida. Como solo soy un pintor aficionado no sé si habré estado a su altura. Por siempre, Emilio!!!

Como Emilio vivió en una de la siete calles de Bilbao, fue chiquitero y amante de las bilbainadas que cantan las lindezas del vino y el buen vivir. Aunque parezca mentira hay poca cosa de calidad auditiva en youtube. Este “Beber, beber”, de Los Chimberos es de lo mejor. 

miércoles, 17 de enero de 2018

SEGURIDAD SOCIAL

LA SEGURIDAD SOCIAL 
ECHA LA PERSIANA

El pasado día 15 de enero cerraron un centro de la Seguridad Social en el que trabajé a principios de los años noventa del pasado siglo. No es el primero ni el último. Hace un mes más o menos estuve allí para hacer una consulta y ya encontré una oficina destartalada y medio desértica. Me dio pena, aunque no es algo que no se viera venir.

El modelo de descentralización administrativa y acercamiento al ciudadano en la seguridad social se inició a mediados de los años ochenta. Era la época en la que Felipe González quería ser Willy Brandt u Olof Palme, alentaba el sistema de pensiones y desarrollaba una administración cercana al ciudadano, con jóvenes que, no relevados, se acercan ahora a los sesenta años de edad.


El símbolo de la marea marrón de los jubiletas
Más o menos por aquellos tiempos asistí a un acto convocado por una conocida aseguradora. El ponente daba cifras sobre el peso de los fondos de pensiones en los Estados Unidos, que en aquel momento ya igualaba al PIB (ahora es el 127%), y casi babeaba intentándonos convencer del consumo de fondos y planes de pensiones.  La perorata venía acompañada de las primeras campañas de los agoreros interesados de la banca, que vaticinaban que el sistema público no llegaría a los años noventa. No solo no acertaron, sino que poco a poco, y gracias a un lenguaje olvidado, el del pacto, y sucesivas reformas legales, el sistema tuvo superávit y creó un fondo de reserva para tiempos peores (el mismo que están liquidando), de modo que el funcionamiento más que potable del sistema desbarató el proyecto de bancos y aseguradoras.

Relaciono estos dos hechos porque el primero, el cierre de la oficina de la seguridad social, es una metáfora de lo que se pretende: el arrumbamiento del sistema público y el triunfo, por fin, de los sistemas privados (fondos y planes). Hay que pensar que el mercado español de fondos y planes solo suponía un 9,5% del PIB en 2016, una birria para los que manejan el cotarro.

Y es que la estrategia de quienes no soportan que las pensiones no formen parte de su cartera de negocio está por fin llegando a buen término. Se dilapida la hucha, se vende la inviabilidad del sistema, es decir, se convence a los trabajadores en activo que ellos pagan a sus mayores pero no cobrarán ni en broma lo mismo que ellos, y se les ofrece la alternativa feroz del sálvese quien pueda: los fondos y planes de pensiones.  Con ese futuro, ¿para qué oficinas?

Como no soy economista no me veo capaz de dar soluciones, pero parece penoso que a mayor productividad (robotización, economía 4.0…), menor viabilidad del sistema. Por cierto, y ya acabo, en países más o menos boyantes, Francia, Alemania o Italia, el mercado de los fondos de pensiones es aún menor que en España con respecto al PIB. Supongo que ese hecho confirma en gran parte un análisis nada sospechoso, el de Ignacio Fuentes, técnico del Banco de España: “los sistemas privados tienden a estar más desarrollados en aquellas economías en las que la cobertura pública es menor y en las que las autoridades han tomado medidas para fomentarlos, incluso introduciendo en algunos casos la obligatoriedad de establecer planes ocupacionales”.  Que la marea marrón nos proteja!!!

Como es de mi quinta y una de las mejores voces que conozco, he escogido de acompañamiento al siempre joven Luis Pastor, con su hijo Pedro y su mujer Lourdes, cantando a eso que nunca dejamos de buscar, nuestra libertad.





jueves, 11 de enero de 2018

Hola

¡¡¡JODER, QUÉ FAUNA!!!

Hace un montón de años que no veía un HOLA (*). En las peluquerías de caballeros (vuelve a usarse este genérico) la revista habitual era el Interviú hasta su recientísima desaparición. Descansaba junto al perchero y entre diarios deportivos. El HOLA me pareció de un formato más grande que como yo lo recordaba, pero siempre con su elegante papel cuché y sus fotografías de más de media página. Estaba abierto de par en par en la residencia de ancianos en la que vive mi madre desde hace casi un año. Seguramente abandonada por algún familiar, porque ya son pocos los ancianos capaces de pasar las páginas, menos, como es evidente, de captar su contenido.

Al pensar en ese contenido concluí que hay  dos universos paralelos. El de ellos y ellas en el escenario, siempre triunfando, elegantes, bellos y bellas, aparentemente felices, y el exterior de la gente común, ocupando la grada. Allí estaba nuestro monarca asistiendo a la boda de una ahijada junto a Marta Gayá, dicen que amante de su viejo, el emérito, y Rodrigo Rato  (qué hostias hace Rato campando libre por esos mundos como si nada hubiera pasado). Tías y tíos buenísimos, vestidas y trajeados con ropajes para mí excesivos, pero joder, qué envidia! a todos les queda como un guante. Es gente que ha nacido para ser rica, vivir del cuento o de lo que sea, ser fotografiada y envidiada. También había múltiples fotos de pijos y pijas haciéndose selfies, riéndose a carcajada limpia, quiero pensar que no de nosotros, los lacayos de la plebe, porque en el fondo nos ignoran. El maestro Vicent contaba que un día una aristócrata se asustó al ver a un pobre mientras paseaba por el Paseo de Recoletos de Madrid, y exclamó sobresaltada: ¡¡pero qué le pasa a este hombre!!

El HOLA también me ha hecho recordar a un personaje familiar, un anticuario amigo de mis abuelos paternos que se coló en los saraos de la gente muy bien y vivió de ella creo que casi hasta su muerte. Cuando yo lo conocí ya era setentón, y aunque en horas bajas, conservaba el porte elegante que le había permitido moverse entre nobles y burgueses de postín, a los que vendía joyas, muebles y pieles que, imagino, compraba a bajo precio a gente venida a menos. Por entonces ya usaba ropa pasada de moda y parecía un personaje salido de una película.

Pero por lo que veo la corte no ha desaparecido. Han cambiado las formas pero no su contenido. Están los aristócratas que salen en las revistas (en el HOLA digital hay una sección dedicada a Casas Reales), y todavía sus bufones, futbolistas, toreros, jugadores de golf, cómicos, cantantes… y los pillos y pillas que flirtean y hacen pequeños negocios para sobrevivir.  Como decía aquel, ¡¡¡joder, qué fauna!!!

(*) Según datos de OJD la revista HOLA tira una media de 368.613 ejemplares semanales y en 2016 tuvo una facturación  de 87 millones de euros, con un beneficio de 1,7 millones (tras algunos años de pérdidas en el peor momento de la crisis).


Como viejo fan de The Kinks (el primer disco que me compré fue el "All Day and All of the Night")  he recordado este “A well respected man” que habla de un hombre respetable, conservador, que compra acciones y valores, adora las regatas, y espera hacerse con la fortuna de su padre cuando pase a mejor vida.



miércoles, 3 de enero de 2018

Joan Margarit 4

LA MÚSICA CONSUELA (y 4)

Joan Margarit sigue en activo. Hace poco ha ganado el Premio Pablo Neruda, de modo que el trayecto a través de su poesía no ha terminado y se me ha hecho corto. Empecé las entregas hablando de mi viejo deseo de que la vida tuviera música de fondo. La tiene. Solo hay que leer sus poemas para entender que aguzando el oído, abriendo los sentidos, el viento hace sonar un órgano en la noche (“Collserola”), las hojas secas un rumor de batería (“Plaza Rovira”); que escuchar el hierro de los tranvías, que cuando era joven pasaban por la Rambla, era hacerlo de una sonata de pobreza y rosas (“Barcelona”);  que la curva delicada de un talón marca, despacio, el ritmo de la música (“Tarde de lluvia”), la música que suena por todas partes, en la lluvia de las tejas, en el  agua que mana en la cisterna, con su voz profunda, o en la gotera, rítmica, que hace su solo en vuestra oscuridad (“Tormenta”), la música última, quizás, que marca el ruido de ciudad en los cristales (“No tires las cartas de amor”), y es, en Querrán que te mueras”, el sonido del mar tranquilo, al atardecer, mitad órgano y mitad violonchelo.
Joan Margarit en pleno recital

Se puede decir que Margarit es además un compositor “sui generis”, un compositor que nos ha dejado un buen número de canciones “de cuna”, “de la luna gris”, “de los lunes”, “de la mala mar”; “Tres boleros para un recuerdo”, una “Balada de Montjuich”, una genérica “Melodía” y un “Réquiem por Anna”, entre otras tantas, además de un bellísimo “Tango”, el mismo que bailaban sus padres los domingos en el pasillo de la casa, como recuerda en “Bandoneón”, poema de uno de sus últimos libros, “Misteriosamente feliz”, que luego transcribo.

Pero para un mejor conocimiento de Margarit no hay como  entrar en su página web, en la que hay un buen número de poemas recitados por el propio autor: http://www.joanmargarit.com/es/poemas-para-leer-y-escuchar/

BANDONEÓN

L’harmònium litúrgic de carrer,

l’orgue alemany més pobre,

va embarcar amb els emigrants,

que el van portar als bordells de Buenos Aires.

Igual que un capellà que ha apostatat,

allà va arrossegar-se per històries

de soledat i de melancolia.

Sempre he estimat els tangos, que escoltava

quan era un nen, les tardes de diumenge,

amb el pare i la mare que els ballaven

amunt i avall pel passadís de casa.

Són la veu d’una èpica perduda,

amb el bandoneón arrossegant

lletres que parlen dels amors culpables.

Els qui ballaven en el passadís

ara ja són dintre d’un tango.

Misteriosament feliç el cantusseja

un vell provant un pas de ball en atansar-se,

amb un somriure, a la Desconeguda.

BANDONEÓN

El litúrgico armonio callejero,

el órgano más pobre de Alemania,

fue con los emigrantes que embarcaron

y llegó hasta el burdel en Buenos Aires.

Igual que un cura apóstata,

allí se fue arrastrando por historias

de soledad y de melancolía.

Amé siempre los tangos, que escuchaba

en mi niñez, las tardes de domingo:

mi padre y mi madre los bailaban

recorriendo el pasillo de la casa.

Son la voz de una épica perdida,

con los bandoneones arrastrando

letras que hablan de un amor culpable.

Los que bailaban en aquel pasillo

ahora viven ya dentro de un tango

que, misteriosamente feliz, canta

un viejo que sonríe dando un paso de baile

mientras se acerca a la Desconocida.

 

El tango también sonaba en casa de mis padres, creo recordar que en algún disco de Gardel y en una versión de “Yira yira” que Sara Montiel cantaba en los años cincuenta o sesenta del pasado siglo. Pero para acompañamiento, uno de los grandes, Leopoldo Federico, interpretando “El abrojito”. 


miércoles, 20 de diciembre de 2017

NAVIDAD 2017

UN VILLANCICO DE RAFAEL ALBERTI
Y UNA INVITACIÓN A ESCUCHAR 
POEMAS CONTRA LA NAVIDAD.

Mi primer libro de poesía, “A la pintura”, era de Rafael Alberti (Puerto de Santa María 1902). Me lo regaló un tío lejano que había pertenecido al Partido Comunista cuando yo sólo tenía quince o dieciséis años. Así que debo a ambos mi afición, si bien el tiempo y un mayor conocimiento de su obra me han reubicado a Alberti como un poeta desigual, quizás excesivamente prolífico. Un ejemplo de su tendencia a la canción es este villancico de su etapa “popularista”.

Primer no
—Pastor que vas con tus cabras
cantando por los caminos,
¿quieres darme una cabrita
para que juegue mi niño?
—Muy contento se la diera
Si el dueño de mi ganado,
Señora , lo permitiera

Segundo no
—Aceitunero que estás
vareando los olivos,
¿me das tres aceitunitas
para que juegue mi niño?
—Muy contento se las diera
si el dueño del olivar,
Señora, lo permitiera.

Tercer no
—Ventero amigo que estás,
Sentado en un ventorrillo,
¿quieres darme una cunita
para que duerma mi niño?
—Muy contento se lo diera,
si hubiese sitio y el ama,
Señora, lo permitiera.



Pero como esto de las fiestas va por barrios (yo diría que casi por edades…) l@s amig@s Andrea Uña y Roberto López San José vienen preparando un recital de poesía antinavidad para el próximo día 28 de diciembre, con una nueva sorpresa, la actuación del cantautor Txo Braceras. A por ello!!!



He encontrado entre varias decenas esta vieja versión de "Santa Claus is coming town", de Bruce Springsteen con su E Street Band.