viernes, 10 de abril de 2020

Voces y sonidos


VOCES Y SONIDOS

Creo que una de las pocas cosas buenas que aporta este tiempo de confinamiento, lo que algunos “confiados” y optimistas definieron inicialmente como “ejercicios espirituales”, es la ausencia de dos poluciones, la medioambiental y la sonora. Respecto de la primera ya se habla de una disminución de más del 25% de las emisiones de CO2, pero como no soy experto no me extenderé.

En cuanto a la segunda, la ausencia de ruido ambiental y la coincidencia de la primavera nos reconcilia estas semanas con las voces vecinales. Bueno, con la voces y los sonidos. Creo que es un universo sonoro que hemos ido perdiendo a embestidas de modernidad, circulación, electrodomésticos, incluida la que transportan turistas y viandantes gritones.

Ilustración de Ana Basarte
para mi relato "Patio interior"
Como una parte de los veranos infantiles los pasé en un lavadero que daba a un patio interior, identifico ese tiempo con los olores y sonidos que salían de las ventanas, y vuelven ahora, tanto tiempo después, con menos diferencias de lo que cabría esperar.

Tengo que decir que, además de los sonidos caseros, de los que luego hablaré, hay tres externos pero no muy lejanos que asocio a mi vivienda actual: el ruido del tren, que solo se oye los días de viento sur cuando traspasa la curva de La Peña y bordea el parque de Ollargan; las campanas de la iglesia del Karmelo; y los cohetes con que se celebran los goles del Athletic. El resto es habitualmente una mezcolanza monocorde difícil de diseccionar.

De modo que es tiempo de recobrar las voces y sonidos de nuestro vecinos, aunque a veces impertinentes, un “te dejo, que me estoy cagando”, la discusión de una pareja o a ese niño rarito que no para de llorar por las mañanas. Todo tan real como que en nuestra pacífica escalera (lo digo en serio) ha habido tres intervenciones policiales. La primera la instamos cuando en plena madrugada y bronca se empezó a oír la eclosión de objetos pesados. La segunda, en el mismo piso, pero con otros inquilinos como instigadores, acabó igual, con el tipo en la comisaria por violencia de género. La tercera fue un clásico, reyerta entre hermanos por una herencia con final sangriento. Pero insisto, pese a lista un tanto truculenta, se trata de una vecindad amistosa y tranquila.

La cadena radiofónica, la música, como el olor de las cocinas, nos describe la idiosincrasia y hasta el poder adquisitivo de los moradores. Por el patio de manzana, el que da a otras viviendas, se suele oír música balcánica, supongo que restos de la oleada de rumanos y búlgaros que llegó al barrio con el milenio; en un piso cercano canciones amorosas para adolescentes; y pared con pared, donde hace años soportamos a Laura Pausini a toda pastilla porque al vecino le había dado por mal beber, se oye la protesta infantil de su nieta.

Desde que empezó el confinamiento nos asomamos todas las tardes a las ventanas y balcones de la calle a aplaudir y vernos la cara. Ahí están los gemelos. Ya tienen barba y las últimas vergüenzas de quienes están saliendo de la adolescencia. El tipo del biscuter, el forofo athlético, no falla ninguna tarde. Saca a pasear el sombrero rojiblanco y dos pequeños altavoces con el inevitable y combativo “Resistiré”, dicen que la canción que un tal Toro dedicó a su padre, un militante comunista, en homenaje a los años de cárcel que se chupó. Hablando de comunistas, el chico de las juventudes que tenía al Ché y a Bob Marley pegados en su ventana los quitó poco después de pasar por el juzgado tras una algarada del 15-M. Y es que los disgustos represivos siempre moderan. Manolo nos saluda de lejos, desde los juveniles ochenta y tantos años que ha pactado con el diablo. Es la hora alborozada de los niños, como ese del segundo de enfrente, tiene una cara de listo que asusta y es el que más grita cuando llega el estribillo y toca hacerlo: ¡Resisitiré!. Chaval, tuyo es el futuro, no lo dudes. De esta saldremos.

Tiene todo esto un aire épico, una suerte de extraño abrazo colectivo, el chute de solidaridad que se merecen los pringados del Covid19: los ancianos, los trabajadores, los pequeños autónomos y la gente de los servicios públicos, los que de verdad sostienen el país. Que no decaiga y que no se nos olvide.


Como “Resistiré” está un poco sobadita y tenemos la esperanza de que esto se acabe para junio a más tardar, una “canción del verano”, la de este grupo popero, Villagers, del que recomiendo especialmente su último cuatro canciones, “The sunday walker”. 



domingo, 29 de marzo de 2020

Agnes Varda


UN AÑO SIN AGNES VARDA


Hoy hace un año que falleció la directora de cine Agnès Varda (Bruselas 1928-2019). Ese día le dediqué una entrada de “feisbuc” en la que alababa su eterna juventud y el estado de gracia de sus últimos años, así que he aprovechado el parón vital en el que estamos inmersos para ver su testamento cinematográfico y artístico (en su última época ideó exquisitas instalaciones llenas de originalidad), el documental “Varda per Agnès”. En realidad gran parte de su obra, incluso la de ficción, es un documental que va engarzando sus intereses artísticos con la realidad que va conociendo y viceversa, una obra a menudo etnográfica que nos acerca a personas sencillas, seres anónimos, recreándolos con una ternura que les confiere belleza y dignidad.

En el plano estilístico hay dos características de su obra con los que me identifico: el uso del collage, la mezcla de elementos distintos para reelaborarlos; y el énfasis que da a los itinerarios, a las ubicaciones, de modo que sus escenarios, sean estos campos, pueblos, fábricas o calles, acaban siendo una parte consustancial de sus personajes, muchas veces colectivos.

Hay que decir que su obra es muy vital, de colores alegres, pero a menudo también melancólica. Casi al final de su penúltimo film, “Caras y lugares”, Varda se acerca a la casa de Jean Luc Godard, creo que único superviviente de la Nouvelle Vague, el grupo más emblemático para mi generación. Es una escena muy triste, sobre todo analizada tras su muerte, y en estos momentos de incertidumbre me ha hecho pensar en una palabra que ha dado nombre a varias personas de mi familia, entre ellas a mi abuela materna, a la que no conocí: consuelo. Una palabra que me gusta porque resume lo mejor de lo que podemos dar a los demás, ahora con un significado más profundo que nunca. Supongo que Varda buscaba el consuelo que da recuperar el abrazo de alguien que ha sido tu colega y amigo sabiéndose herida de muerte por el cáncer, pero Godard, al que tanto admiré en mis años jóvenes, no le abre la puerta, es decir, le niega el consuelo que todos, pero sobre todo gente como Agnès Varda, merecemos.

Creo que el enclaustramiento que sufrimos es una buena oportunidad para acercarnos a su obra (no es difícil acceder a ella por internet en versión original y yo puedo pasar alguna por We Transfer al que me lo pida). 



Y para acompañar musicalmente, otro melancólico y habitual de este blog, Vincent Delerm, invitándonos a vivir como ella, en una canción que he traducido con la ayuda de mi amiga Marie Thérèse Robillard.





VIE VARDA

Si on peut oublier tout ça
Le stadium Défense Arena
Les charrues le concours sous la douche
Si on peut ce soir effacer
Le carton trois millions d’entrées
Simplement dire ce qui nous touche
Si on peut vivre comme Agnès
Se parler à deux dans la pièce
Et ressentir une émotion
Si on peut vivre une vie Varda
Marcher sur le sable comme ça
Faire une vie hors compétition
Si on peut regarder ailleurs
Pas le clash pas les chroniqueurs 
Quelquefois chercher l’élégance
Si on peut trouver la beauté
Un visage par le temps froissé
Dans la nuit un danseur qui danse
Si on peut vivre comme Agnès
Se parler à deux dans la pièce
Et ressentir une émotion
Si on peut vivre une vie Varda
Marcher sur le sable comme ça
Faire une vie hors compétition
Si je peux dormir contre toi
Si je peux t’aimer dans le froid
Si je peux jusqu’à la fin des temps
Dans les rues te photographier
À Lisbonne un matin d’été
Si je peux encore un instant
Si je peux vivre comme Agnès
Parler avec toi dans la pièce
Et ressentir une émotion
Si je peux vivre une vie Varda
Marcher sur le sable avec toi
Faire une vie hors compétition
Si je peux vivre comme Agnès
Si je peux vivre une vie Varda
VIDA VARDA

Si podemos olvidar todo
El estadio Défense Arena
El festival de canciones bajo la ducha
Si podemos borrarlo esta noche
El éxito, tres millones de entradas
Simplemente decir lo que nos corresponde
Si podemos vivir como Agnes
Hablar los dos en la habitación
Y volver a sentir una emoción
Si podemos vivir una vida Varda
Caminar sobre la arena como ella
Llevar una vida no competitiva
Si podemos mirar hacia otro lado
Sin flashes, sin cronistas
Buscando a veces la elegancia
Si podemos encontrar la belleza
En una cara arrugada por el tiempo
En un bailarín que danza de noche
Si podemos vivir como Agnes
Hablar los dos en la habitación
Y volver a sentir una emoción
Si podemos vivir una vida Varda
Caminar sobre la arena como ella
Llevar una vida ajena a la competición
Si puedo dormir contra ti
Si puedo amarte en el frío
Si puedo hasta el final de los tiempos 
Fotografiarte en las calles
En Lisboa una mañana de verano
Si puedo por un momento
Vivir como Agnes
Hablar contigo en la habitación
Y volver a sentir una emoción
Si puedo vivir una vida Varda
Caminar en la arena contigo
Hacer una vida ajena a la competencia
Si puedo vivir como Agnes
Si puedo vivir una vida Varda



martes, 17 de marzo de 2020

Corona virus


EL CORONA VIRUS ACABÓ CON EL 

PAPEL DE WÁTER

¿Y CON LA CORONA...?

La coincidencia temporal entre el virus maligno, el papel de wáter y la monarquía es un regalo de los dioses para pasar el confinamiento. Hasta el nombre del maldito virus viene al pelo.

uno de los cientos de chistes sobre papel higiénico que corren estos días
Empecemos por el papel de wáter. Lo primero que me gustaría subrayar es que no es un hábito únicamente carpetovetónico, es decir “español, mucho español”. Leo en un artículo de la BBC que en Australia la poli tuvo que intervenir porque dos fulanos estaban dispuestos a acuchillarse por un quítame unos rollos. Según el artículo ( https://www.bbc.com/mundo/noticias-51893598 ), la obsesión por la compra de papel higiénico ha traspasado todas las fronteras y tiene sus explicaciones, otra cosa es que sean “lógicas”. Dos de ellas convergen: que la gente tiende a comprar aquello que cree que va a faltar y que eso es más evidente en los productos grandes. Como dice el estudio, no es lo mismo cincuenta paquetes de doce rollos que 50 latitas de frijoles.

Pero también advierte algo que yo había comentado entre mis allegados recordando a mi anciano padre racionándolo, y es que se trata de un producto bastante moderno, urbano y de “confort”. Los que rebasamos los sesenta años hemos conocido recortes de papel de periódico colgados de un gancho, y en países lejanos, y no hace tanto, latas de agua como todo ingrediente.

A otra cosa. Hace unos días oí a una tertuliana que la crisis del coronavirus no es sistémica. Menos mal...Además de las estanterías de los supermercados el “bichito” ha puesto patas arriba los sistemas económicos, de salud, de circulación de personas y mercancías, territorial, de relaciones sociales, derechos fundamentales (no se me ocurren más pero haberlos haylos), y resulta que la crisis no es sistémica. Bueno, habrá que dejarles unos meses, el tiempo que tardemos en salir de esta, para que nos lo expliquen, si quieren. No olvidemos que tras el crack de 2008 Sarkozy aventuró que el capitalismo tenía que refundarse, y hasta ahora…

La que sí es claramente sistémica es la que le ha caído al monarca. Tras años de
el campechano y el chavalote en alegre charla
fuente: república.com
“infundados” rumores se confirma que el emérito trincaba cada vez que se reunía con su colega saudí, y está por saberse si también lo hace o hacía con Mohamed, el alauita. El chavalote, Felipe, viéndolas venir se fue hace unos meses al notario y renunció a la pasta suiza, pero no a la corona y quién sabe (esto no ha hecho más que empezar) si al corona virus. En fin, esto sí que es una crisis sistémica, la del 78, que apalancó a la monarquía con la “inviolabilidad” y hace aguas mayores a diestro y siniestro. Ahora entiendo mejor lo del papel higiénico…









Para relajar y animar al personal he elegido esta canción colorida, festiva y callejera de un grupo neoyorquino que mezcla el funky con todo lo que pesca, en este caso aire de samba.




sábado, 7 de marzo de 2020

Isla Correyero 8 marzo

DOS POEMAS DE ISLA CORREYERO 


PARA EL 8 DE MARZO

La lectura de “Mi bien” (Coleccción Visor), la recién publicada antología poética de Isla Correyero, me está dotando de infinidad de poemas que me parece imprescindible compartir. Hay tanta calidad en el libro que vuelvo a seleccionar dos de ellos para esta efeméride (ya lo hice en fin de año) y estoy seguro que me veré tentado a repetir. De todos modos lo mejor es comprar el poemario y degustarlo.

Por cierto, el miércoles día 11 a las 7,30 h. recita con unos colegas en la Biblioteca de Bidebarrieta de Bilbao. 



TAZA DE CALDO

Amnón andaba por ella atormentado, hasta
enfermar por Tamar, su hermana.
(2 Samuel, 13, 2-3)
Cuando yo era muy niña
una mujer amada me cantaba un romance
en las tardes altísimas del final del verano.
Pretendía dormirme con aquella canción
que contaba la historia
de dos hermanos moros cautivos en Granada:
Ella estaba con fiebres malignas en el lecho
y él, un guapo muchacho,
le llevaba una taza de caldo
oculta en la chilaba.
Yo jamás me dormía
porque jamás historia alguna me pareció tan bella.
La ternura corría caliente por mi sangre
como el caldo que a ella le calentaba el cuerpo.
y cerraba los ojos
y veía acercárseme a mi hermano
al que amaba más que a mi propia vida.
¿Cómo podría el tiempo disipar la memoria
de aquellas escaleras
pintadas en un ocre maravilloso y cálido,
y el mandil de la yaya
con el pañuelo siempre guardado en un bolsillo,
o aquella porcelana colgando en las paredes,
y los relojes viejos con esmaltes gastados,
y los paños de hilo componiendo figuras,
y aquellos reposteros de seda descrudada
cubriendo los pasteles?
¡Soñaba tantas veces con ser aquella mora
enferma palidísima!
Quizá para sentirme, como ella,
asistida, por el hermano amado.
Un día de tormenta partimos de viaje.
Y en el coche mi hermano jugaba con un coche.
Una vez más cerré los ojos húmedos
y me metí por dentro del juguete de plástico.
La penumbra y los rayos caían a mi boca
como cayera el caldo de la historia en la Historia.
No sé qué es el incesto.
Pero si alguna vez amé con amores carnales
a alguien de mi sangre,
fue aquella tarde hermosa de truenos y de lluvia,
en el asiento azul de un coche de juguete.
OREJA AUSCULTANDO MAMAS

Quiero a mi hombre de 40 años
porque se vuelve un niño de 14 cuando
se acuesta a mi lado
y me susurra las palabras
más dulces y duras de mi lengua española.
Sus ojos enfocan a los míos y como si filmara
una peli porno con mi lencería
me ilumina la piel de parte a parte
se transforma en mi amigo mi amante
mi soldado mi chica mi novio mi marido
mi ordenador mi hermano mi mujer mi corderito añil
que es el que me propone me dicta
me camela
me enciende el corazón
me afina el cuerpo
me castiga me nubla la conducta
me pone los tangas justos bíblicos
el liguero de terciopelo azul
la camiseta de encaje de Marx Spencer
las medias los tacones
una bomba en la mano y en el sexo
y luego todo me lo va quitando
lentamente con mimos
con cariños del sur;
me lava lo mítico y lo último
me da masajes de aceite con palabras
firmadas en la oreja
me ausculta debidamente mamas y tobillos
él me llama su niña yo mi rey mi papi
mi papito mi adorado
mi pececito eternamente soñoliento y dulce
que se irá de mi vida para siempre
que mañana se casa por la iglesia


Creo recordar que Cecile McLorin Salvant ya pasó por el blog hace tiempo, pero me he acordado de ella y de esta bella canción, "Le front caché sur tes genoux", con letra de la poeta feminista haitiana Ida Faubert (https://poetassigloveintiuno.blogspot.com/2014/04/ida-faubert-11536.html).


lunes, 17 de febrero de 2020

Urkullu


URKULLU Y EL VERTEDERO VASCO


Urkullu con gesto preocupado
El pasado 5 de febrero el lehendakari Urkullu estaba en su zénit político. Ese hombre de movimientos seguros, capaz de articular discursos sin necesidad de chuletas, poco tenía que ver con quien heredó la makila en 2012. Funcionario gris de la Diputación Foral de Bizkaia, en sus primeras intervenciones parecía imitar al rey emérito y estar destinado a protagonizar la etapa más opaca del partido que fundara Sabino Arana, pero ocho años más tarde, flanqueado por una terna de excelentes comunicadores (Ortuzar, Erkoreka, Esteban) y sustentado en centenas de buenos gestores formados en colegios y universidades cercanas al partido, su imagen es la de un hombre de estado que flota por los escenarios políticos con aire de suficiencia.

Todo se torció al día siguiente, el 6 de febrero, cuando entre tres y cuatro mil metros cúbicos de tierra y escombros cayeron sobre la autopista AP-8, el eje que une Donosti y Bilbao, y como una cruel metáfora sobre el lehendakari Urkullu y su gobierno.

Imagino que en ese momento ya había decidido adelantar las elecciones
el vertedero (fuente RTVE)
autonómicas al 5 de abril, una decisión que, a la vista de lo ocurrido estas últimas semanas, ha podido convertirse en un error, porque a la hora de redactar estas líneas el cuerpo de dos trabajadores sigue bajo los escombros. Ahora sabemos, además, que estos contienen elementos peligrosos como el amianto y otros residuos no autorizados que empezaron a arder a los pocos días, y los pueblos del entorno y una parte de la sociedad vasca se han rebelado por la falta de reflejos del ejecutivo y lo que califican de “falta de humanidad” del lehendakari. Algo que intenta paliar los últimos días con una avalancha de información “dulce”.

La Comunidad Autónoma Vasca contiene vertederos reales, como el que ha provocado la muerte de los dos trabajadores, y cientos de pequeños vertederos con residuos morales: corrupción institucional, caciquismo, y una inmensa e inagotable red de clientelismo diseminado por las distintas administraciones, corporaciones, pueblos y ciudades de la geografía del país.

Hablar de esto en la sociedad vasca es complicado. Tal es el nivel de auto complacencia conseguido por lustros de gobierno del PNV, con una televisión dócil y unos medios de comunicación que hablan en sordina, que el ciudadano medio no da pábulo a que sea el tercer partido con más casos de corrupción del estado, tras PP y PSOE. Sabe que conviene llevarse bien con el partido sea cual sea la actividad a la que uno se dedique, más si se quiere hacer carrera en la administración y que, en este supuesto oasis, los políticos amortizados también disponen de amplias puertas giratorias, solo hay que echar un vistazo a los consejos de administración de Iberdrola, Petronor o Enagas, pero lo ve como algo menor en comparación con los grandes casos de corrupción en el estado. Ese ciudadano medio, principalmente el que le vota, disculpa que en un país pequeño como este el PNV sea el partido que ha recibido más donaciones privadas y anónimas desde 1992 hasta la fecha, siete veces más que el PSOE en todo el estado. Huele mal, pero ¿por qué no van a ser más generosos y altruistas los simpatizantes del partido en el poder?

La nómina de casos de corrupción es innumerable solo desde el año 2000: casos Ibarra, Bravo, Cearsoro, Balenciaga, Zabalgarbi, Pagaldai, Telerría, De Miguel, Fonorte, Margüello, Urazca, Hiriko, San Antonio, Bakio d´Or, Alonsotegui y los diversos fraudes en las oposiciones de Osakidetza. Casos que han imputado y condenado hasta a doce ex-alcaldes, además de un ex-senador, un ex-vice lehendakari y numerosos cargos intermedios del PNV, pero que aparecen siempre como de menor importancia que los que puedan producirse en el estado.

Manifestación (fuente El Insurgente)
El vertedero vasco no solo contiene residuos tóxicos amagados entre pinos. Es un modelo social no tan diferente del que pueden tener otras comunidades con gobiernos de derecha. Un modelo, es cierto, con una clase media acomodada que consume sanidad privada, puede elegir entre cinco tipos de educación y se ve protegido en un porcentaje importante por pensiones complementarias; un funcionariado muy bien pagado; un nivel de renta medio superior al del resto del estado; ciudades modernizadas que han sabido reconvertirse en lugares turísticamente atractivos; pero un modelo que atenúa pero no consigue suprimir la pobreza. Tres datos preocupantes del reciente informe de FOESSA alertan sobre este hecho: (https://www.euskadi.eus/web01-a2estadi/es/contenidos/noticia/not_sosa_informe_foessa/es_def/index.shtml ): 1) pese a una estructura de ingresos más igualitaria “las personas más pobres pierden más renta que en el resto de España”; 2) una de cada siete personas, en torno a 334.000, se encuentra en situación de exclusión social moderada o severa; y 3) se percibe un aumento preocupante de este tipo de exclusión y la valoración muy negativa de los Servicios Sociales por las personas que la sufren.

La dicotomía social sobre la que alerta el informe de FOESSA permanece agazapada en pueblos y barrios que se desertizan, que pierden cohesión social y sufren cada vez más inseguridad. Son los vertederos sociales que, junto con los residuos de la corrupción citados al principio, pueden aguar la fiesta y acabar cayendo como un alud sobre el ensimismado “oasis vasco” del lehendakari Urkullu.




Y un "lugar común": Los Lendakaris muertos.