miércoles, 29 de enero de 2014

MUEREN PETE SEEGER Y MARCELINO BILBAO, 
EL PRISIONERO 4628 DE MATHAUSEN

Vamos de obituarios. Ayer estuve preparando unas líneas de recuerdo de Marcelino Bilbao, el anarquista vizcaíno que sobrevivió a los experimentos de Aribert Heim, el hijo de puta nazi al que apodaban “doctor muerte”, y va y se muere otro nonagenario, el gran Pete Seeger.

el campo de Mathausen el día de su liberación
Pero vayamos por partes.  Afortunadamente para un luchador como él, la segunda parte de la vida de Marcelino Bilbao, la que empieza tras su liberación del campo de Ebensee, última morada bajo dominación nazi, transcurrió dentro límites civilizados, los que se le negó como niño abandonado, trabajador desde los doce años, combatiente antifascista desde los dieciséis, huido, preso, exiliado, cobaya…

Marcelino Bilbao 
Esta última “actividad” forzosa es la que le ha llevado estos días, tras su muerte el pasado 25 de enero, a los medios de comunicación. Marcelino Bilbao, natural de Alonsótegui (Bikaia), fue durante dos años el prisionero número 4628 del campo de concentración nazi de Mathausen, donde trabajó en su conocida cantera como esclavo. Quizás por su fortaleza y juventud, Marcelino fue elegido por Aribert Heim entre los 30 prisioneros a los que inyectó benceno cerca del corazón para ver sus resultados clínicos. Marcelino Bilbao sobrevivió a la prueba resistiendo terribles dolores y fiebres altas, y a los padecimientos en los dos campos de concentración hasta su “liberación” en 1945.

Tuvo la suerte de ser acogido por los Aguirre, guipuzcoanos que residían cerca de Poitiers, casarse con una de las chicas de la familia y llevar una vida normalizada, dentro de lo que supone no hacerlo en tu propio país, porque se te impide regresar. El doctor muerte tuvo más suerte, gozó de libertad hasta su muerte y se paseó por las costas de España durante el franquismo con un yate que solía aparcar en Ampuriabrava, amparado por ministros del régimen.


Para conocer mejor la historia de Marcelino Bilbao se puede leer el artículo que la CNT, en la que militó y luchó en la guerra civil, le dedicó en 2010: http://gipuzkoa.cnt.es/spip.php?article696



YO ESTUVE ALLÍ
Sigo.  Ayer me enteré de que había muerto Pete Seeger. También la ha palmado un conocido ultraderechista español, pero ese ya tiene su público, así que, como a mi edad se empieza a vivir de batallitas, comenté a mis compañeros de trabajo que a principios de los años setenta estuve en un NO concierto de Seeger en la universidad de Barcelona. Como no recordaba el año exacto  busqué alguna referencia en internet y encontré un pequeño tesoro, el blog de un estudiante de la época, hoy fotógrafo profesional, que sacó varias instantáneas de los altercados que sucedieron a la prohibición del concierto de Pete Seeger el 4 de febrero de 1971.


Yo tenía 19 años y estudiaba segundo de Filosofía. El concierto estaba programado en la Escuela de Ingenieros, cerca de la Diagonal, y allí fuimos saltándonos alguna clase, porque, actuara o no actuara, la personalidad de Seeger hacía prever que iba a convertirse en  una importante concentración antifranquista con repercusión en los medios de comunicación. A última hora el gobernador civil Pelayo Ros, informado de que Seeger era un “peligroso” comunista, prohibió el concierto y cientos de estudiantes nos lanzamos a la Diagonal a cortar el tráfico. Creo recordar que fue la primera vez que vi actuar a los grises a caballo, lo que hizo que la manifestación se partiera y radicalizara en decenas de saltos con enfrentamientos casi directos y lanzamiento de piedras.

Al ver las fotos de Paco Elvira he pensado que yo mismo podía ser uno de los jóvenes que corren a refugiarse a la facultad de Económicas (puedo confirmar que no al que están hostiando junto a un árbol). Al fin y al cabo por entonces aún tenía pelo.

En fin, como hoy hace un año que murió mi cuñado Ángel, que era algo ácrata de ideas y personalidad, vaya por él y por los dos abueletes este homenaje musical tripartito: “Les anarchistes”, de Leo Ferré 

y la versión “This land is your land”  que Bruce Springsteen y el propio Seeger entonaron en la celebración de su 90 cumpleaños. 


Salud eterna para los tres.










viernes, 17 de enero de 2014

EL FREGAO DEL GAMONAL

Para conocer mejor el fregao que se ha montado en el barrio del Gamonal, nada como este artículo de Ignacio Escolar, publicado en eldiario.es, aliñado con la viñeta de Malagón, publicada el día 15 en "Tinta permanente".

Qué está pasando en Burgos
Para  entender a qué viene la durísima oposición de los vecinos del barrio burgalés de Gamonal a las obras de un simple aparcamiento, hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas.
Como siempre que un conflicto estalla, las causas rara vez se pueden explicar con lo que sucedió el día anterior. Para entender qué está ocurriendo en Burgos y a qué viene la durísima oposición de los vecinos a un simple aparcamiento hay que remontarse mucho. Al menos un par de décadas, si no más.
Durante años, antes incluso de la llegada de la burbuja inmobiliaria, Burgos fue una de las ciudades con la vivienda más cara de España, sólo superada entre las capitales de provincia por Madrid, Barcelona y San Sebastián. ¿La causa? A simple vista parecía inexplicable. Burgos no es ni mucho menos una gran urbe, unos 180.000 habitantes. Su población es estable desde hace años y, comparada con otras, apenas ha recibido inmigración. No tiene tampoco ninguna barrera natural para su expansión: está en mitad de un llano, sin esos límites que en otras ciudades pone la montaña o el mar. No tuvo tampoco un desarrollo económico excepcional: ni es un Silicon Valley, ni ha vivido ningún repunte industrial. Es una ciudad conservadora donde nunca parecía pasar nada, más allá de esa aparente maldición que obliga a la mayoría de los jóvenes a escapar. Conozco bien de lo que hablo. Nací en Burgos, estudié un año allí, en el Instituto Cardenal López de Mendoza, y gran parte  de mis compañeros de estudios viven hoy en Madrid, forzados a emigrar por la falta de oportunidades en la ciudad.
Sólo hay una razón que pueda explicar por qué en Burgos la vivienda se disparó: la corrupción urbanística. Durante años, un constructor y sus amigos manejaron las recalificaciones del Ayuntamiento, que controlaba la derecha. Ese constructor se llama Antonio Miguel Méndez Pozo, aunque todo el mundo le conoce como Michel Méndez Pozo. O como "el jefe". No solo se dedica al ladrillo. Es también dueño del Diario de Burgos, el periódico más leído y con más influencia en la provincia.
Con una mano, Méndez Pozo controlaba las listas de la derecha al Ayuntamiento, donde llegó a amparar una candidatura de "independientes" contra la lista de Alianza Popular. Con la otra, manejaba la política urbanística de la ciudad. Sus componendas con el Ayuntamiento llegaron a juicio a principios de los noventa. El propio José María Aznar –entonces presidente de la Junta de Castilla y León y líder regional del partido, además de amigo íntimo de Méndez Pozo– tuvo que declarar por sus estrechas relaciones con el constructor; Aznar reconoció que le pedía su "opinión", que era su asesor para  temas urbanísticos. En 1992, el alcalde de Burgos, José María Peña, fue condenado por prevaricación a doce años de inhabilitación para cargo público. A Méndez Pozo le cayeron siete años y tres meses de prisión. Sin embargo, el constructor sólo cumplió nueve meses antes de salir de la cárcel en tercer grado. Más tarde, el Gobierno de José María Aznar indultó al alcalde Peña, que volvió a presentarse a las municipales y salió elegido concejal (Burgos es así). 
La cárcel no fue un obstáculo en la carrera de Michel Méndez Pozo. Al contrario. Tras pasar por la trena, no sólo no se convirtió en un apestado sino que aumentó aún más su fortuna, sus relaciones y su poder. En Valladolid, se alió con el grupo PRISA para  lanzar otro periódico, El Día de Valladolid. En Navarra, se asoció con la COPE. Puso en marcha la delegación autonómica castellanoleonesa para  Antena 3, y también pactó con su antiguo rival, el constructor leonés José Luis Ulibarri, para montar juntos la televisión autonómica semipública –la paga la Junta– de Castilla y León.
Su grupo de comunicación, Promecal, también se expandió a Castilla-La Mancha. Allí lanzó varios periódicos que fueron muy leales al PSOE hasta que ganó el PP. De paso, aprovechó su presencia en los medios para sacar tajada con sus otros negocios: sus empresas constructoras están entre  las principales deudoras de la quebrada Caja Castilla-La Mancha. Méndez Pozo también invirtió en dos de los agujeros negros más famosos de la comunidad: el ruinoso aeropuerto de Ciudad Real y el proyecto de parque temático "El Reino de Don Quijote". 
Burgos fue y ha seguido siendo el bastión de Méndez Pozo. Con la ayuda del periódico, se ha impuesto antes y ahora  al propio Partido Popular, en una extraña relación donde un hombre que nunca ha sido militante del partido es el auténtico poder. Los alcaldes cambian pero Méndez Pozo permanece. El Diario de Burgos un día calla y al otro se convierte en referente del periodismo de investigación, al destapar un escándalo con la factura  telefónica de uno de los concejales del Ayuntamiento, casualmente uno con mala relación con el constructor. De fondo de estos navajazos, un proyecto: el del aparcamiento en el barrio obrero de Gamonal.
El Vallecas de Burgos
Para entendernos, Gamonal es el Vallecas (o el Hospitalet) de Burgos: un antiguo pueblo en las afueras de la ciudad que acabó anexionado por la capital provincial. El franquismo llevó a Gamonal el mayor polígono industrial de la ciudad y la inmigración rural convirtió el antiguo pueblo en un barrio obrero de aluvión, de inmensos bloques de pisos de ladrillo visto, donde hoy viven cerca de 70.000 personas en la zona más densamente poblada de la ciudad.
La principal avenida de Gamonal, esa calle Vitoria donde el alcalde quiere construir el aparcamiento con bulevar, es la antigua carretera N-1, que unía al antiguo pueblo con la ciudad. Por las noches, funciona un pactado sistema de aparcamiento en doble fila. Los vecinos se organizan entre ellos, según sus horarios, para dejar sus coches sin el freno de mano puesto. El barrio, tan poblado, apenas tiene aparcamientos. Cuando se construyó, los obreros no tenían coches. Hoy Gamonal, donde el paro se ha disparado, es el barrio de Burgos donde más se nota la crisis, donde viven las personas más castigadas por la situación económica.
Los vecinos se oponen al aparcamiento porque dejará la mayor vía que une el barrio con el centro de la ciudad con sólo un carril en cada dirección –ahora  hay cuatro–, y porque se quedarían sin sitio donde aparcar. Los nuevos aparcamientos serán muy caros: 19.800 euros por cada plaza, que además no es en propiedad sino en alquiler  por 40 años, por lo que después no se podrán vender con facilidad. Además, los vecinos no entienden que esa obra de 8 millones de euros sea la prioridad en un barrio sin apenas equipamientos –hay una guardería a punto de cerrar porque faltan unos míseros 13.000 euros– y en un Ayuntamiento cuyas cuentas están al borde de la bancarrota.
Por supuesto, detrás del aparcamiento en Gamonal hay una sombra, omnipresente en la ciudad: la de Méndez Pozo. Ha sido una de sus empresas la que ha diseñado el proyecto y es la constructora de uno de sus socios habituales con los que trabaja la que se ocupará de llevarla a cabo, si es que los vecinos no la logran parar. 
El Ayuntamiento confiaba en acabar con las protestas por la vía habitual: con el apoyo de los medios amigos. En Burgos hay dos diarios, ambos conservadores. Uno es de un imputado en la Gürtel; el otro, de un condenado por corrupción. El Diario de Burgos es de Méndez Pozo y el otro periódico de la ciudad, El Correo, es de su socio en la televisión autonómica, José Luis Ulibarri, otro constructor leones, imputado por la Audiencia Nacional en la trama de Francisco Correa y el Bigotes. El Correo, para más señas, se distribuye de forma  conjunta con El Mundo. Además de con Unidad Editorial, el imputado Ulibarri también ha cerrado acuerdos con el grupo Vocento –editor de ABC– y ahora está aliado con EsRadio, la emisora de Jiménez Losantos. Todos estos negocios entre los editores de Madrid y los prohombres del ladrillo castellano explican también por qué el nombre  de Méndez Pozo apenas se conoce fuera de Burgos.
Sin embargo, el apoyo de los periódicos de Burgos –como ejemplo sirve este tendencioso artículo en el Diario de Burgos o esta  portada de El Correo– no ha servido en esta  ocasión para acallar las protestas. El Ayuntamiento ha olvidado algo fundamental: que ahora  existe internet y las redes sociales, donde la información es mucho más difícil de controlar.
Gamonal no es muy distinto a otros barrios obreros españoles. Pero nadie podría imaginarse que fuese una ciudad aparentemente tan conservadora y católica como Burgos donde se viviese un estallido así. Los turistas que visitan la catedral olvidan que un tercio de sus habitantes viven muy lejos del elegante paseo del Espolón, en el olvidado Gamonal.
El PP está alarmado y ha llamado a capítulo al alcalde de la ciudad, Javier Lacalle. Su miedo es razonable. Lo que hemos visto en Burgos no es muy distinto a lo que ha pasado antes en otros disturbios como los de Londres o París. O a lo que podría pasar en otras ciudades españolas ante chispas tan aparentemente inocentes como la remodelación de una calle. Por mucho que el PP quiere mezclar esta protesta con la kale borroka, asegurando que los jóvenes violentos venían de otra ciudad –han inventado el "turismo manifestante"–, la realidad es que los detenidos son tan de allí como la morcilla o la catedral. Es lo que pasa cuando el paro juvenil se dispara y hay una última gota que desborda el vaso.
Dice Noam Chomsky que la violencia nunca surge de la nada. Tampoco en Gamonal.




miércoles, 8 de enero de 2014

PUENTES

Puente de Mostar
Me gustan las ciudades con río y los puentes que unen sus riberas. Son como puntadas que hilvanan a los habitantes de barrios antes separados. La imagen más diáfana de lo que representan como punto de unión entre comunidades es la destrucción del puente de Mostar en la guerra que enfrentó a croatas y bosnios, cristianos y musulmanes a principio de los años noventa del pasado siglo. Afortunadamente fue reconstruido y hoy, toquemos madera, es  un aparente símbolo de reconciliación.

Aunque algunos han desaparecido o sido sustituidos por otros con poca personalidad, Bilbao cada vez tiene más puentes, lo que es, sin duda, una alegría. La razón de su ubicación y características concretas son históricamente muy diversas, entre ellas, el simple acceso a conventos situados en una u otra orilla.

También tengo una teoría no verificada estadísticamente sobre la modalidad de los suicidios. Mi experiencia me dice que en los ambientes rurales y entre la gente que procede de ellos la gente se cuelga de los árboles, de las vigas, de las puertas, y que con la industrialización y el urbanismo nacieron nuevas posibilidades y la gente empezó a tirarse a las vías de los trenes o de los metros, y también desde edificios y puentes cada vez más altos a un vacío que prometía un final rápido.


La desaparecida Isla de San Cristóbal - Bilbao
De modo que las ciudades que se precien tienen puentes o viaductos convertidos en estructuras idóneas y han obtenido el halo romántico que acompaña a los suicidas. Ese es el caso del Viaducto de Segovia, en Madrid, o del puente de Vallcarca de Barcelona. Mi abuela paterna me contó hace un montón de años que en el primero de ellos se suicidó un primo hermano suyo que era militar, aunque dudaba si había sido por un desengaño amoroso o por ser acusado de meter mano en la caja. Por cercanía me referiré al alto viaducto que une los barrios de Santutxu y Miribilla y conduce a la autopista, una obra importante que parece haber sustituido dos puentes más modestos y frágiles, los que unían la desaparecida isla de San Cristóbal con las dos márgenes de la aún ría, y ha ofrecido una altura más propicia para que la gente vuele y huya de sus demonios.

Este alto viaducto tuvo hasta hace no mucho otra de las utilidades típicas de los puentes, dar techo a personas sin recursos. No hay que olvidar que por aquí siempre fue tradición lo “de vivir debajo de un puente”, pero no sé por qué razón el grupo de indigentes que lo habitó desapareció poco después de salir en “Salvados”.

Así que también habrá que hablar de puentes de primera y de segunda, entre aquéllos la controvertida pasarela Calatrava, un producto de la idiotez que hizo que no hubiera ciudad que se preciara sin puente del arquitecto. No es feo. Sí, se parece a los costillares de mamífero de otras ciudades, pero tiene una medida humilde, y al lado de la grandilocuencia grisácea de las torres de Isozaki parece doméstica y hasta humana, tan humana que no hubo miembro de la especie que mantuviera el equilibrio antes de su antideslizante alfombrado actual.

Puente de Portugalete
Lo del puente colgante de Portugalete son palabras mayores. Forma parte de la escenografía de la etapa de esplendor de la revolución industrial en la comarca del Gran Bilbao y hace pocos años fue declarado Patrimonio de la Humanidad.

Entre los puentes foráneos y por razones de nostalgia infantil me referiré al puente del Diablo, en Martorell, que pese a sus múltiples renovaciones mantiene la estructura romana y la leyenda que le da nombre, pero nada puede competir con la influencia del cine rellenando nuestra memoria de puentes añorados, en Kwai, Mahattan, San Francisco, cualquiera de los puentes de París, por qué no el que abre “La chica del puente”, de Patrice Leconte, con esa suicida milagrosamente “salvada” por un lanzador de cuchillos…
La chica del puente

Para acompañar este repasito pontonero, los versos y la música de “Zubia” (“El puente”), de Mikel Urdangarin, creo que nada que ver con el príncipe consorte:
Beirazko landare
izan gura nuke
irauteko, ez galtzeko
gaur urrun zaidan pausua ibil dezadan...

...Bihar berriz luma hotz
hitz polittak arrotz, beldur esateko
ispiluaren aurrean mintzo nintzaizun bart

Eta zuk, badakizu, gertu ez baina
zubiaren bestaldean nago

Paperezko ametsak, azken negu beltza margotu, argia piztu
oinak behenganean, bihotza soinean ta sentitu, eta ez gelditu
zauria eta laztana, musua eta orbana

Eta zuk, badakizu, lorak zimur
ibaiaren beste ertzean nauzu
isilpean, gertu ez baina
zubiaren bestaldean nago.
………………………………………………………
Quisiera ser una planta de cristal,
para  perdurar, para no perderme
para  dar mañana el paso que hoy
no alcanzo a dar…

…Mañana, en cambio, la pluma fría,
la falta de palabras bellas,
el temor a hablarte
delante del espejo

Y tú, lo sabes, no estoy sino
al otro lado del puente.

Los sueños de papel, pintar el pasado duro invierno,
los pies sobre el suelo, el corazón a cuestas
y sentir, y no detenerse para  nada
la herida y la caricia, el beso y el moratón.

Y tú, lo sabes,
me tienes al otro lado del río
con las flores marchitas,
en silencio, no estoy sino
al otro lado del puente.

domingo, 22 de diciembre de 2013

El nombre de las calles

EL NOMBRE DE LAS CALLES

Hay quien dice que los nombres de las personas crean maneras. También se dice que los perros acaban pareciéndose a los dueños y viceversa. Mi calle se llama Santa Lucía (patrona de los ciegos) y con solo dos tramos tiene al menos una invidente. No sé si la calle Santa Cecilia, patrona de los músicos, la siguiente camino de Bolueta, tiene al suyo, pero, por si acaso, en la nuestra se oye el piano de una profesora de ídem en la acera de enfrente. Por si la calle Pintor Losada se quedó sin seguidores, en la casa de al lado vive el tipo que ganó el concurso de carteles de la semana grande, y si en Médico Eguiluz no hay galeno, nosotros tenemos a mi tocayo Carlos por si una gripe,  de modo, que nadie podrá decir que en tan poco trayecto no hay cantera…De todos modos lo más apropiado es que nuestra calle se hubiera llamado San José, porque llegó a alojar hasta cinco carpinterías.

Con los cambios de régimen o gobierno el nombre de las calles suele modificarse, y personajes secundarios, odiados o queridos, pasan a glosar las esquinas en un rótulo más o menos hermoso. Pero la ciudadanía, sea por motivos ideológicos o pura inercia, se rebela. En Barcelona, mi pueblo, el paseo de San Juan nunca fue General Mola, y ni la Diagonal ni la Gran Vía, a lo mejor hasta por ahorro vocal, obtuvieron el beneplácito  popular para pasar a ser avenidas del  Generalísimo Franco y José Antonio Primo de Rivera. Ejemplos similares podrán contarse en capitales y pueblos del Estado, un trabajillo que dejo a blogueros de otras latitudes.
la campa del muerto
A solo dos cuadras de casa, como dicen los sudamericanos, está la campa de Basarrate, desde luego que para los viejos del lugar y una parte del vecindario: la campa del muerto.

Sobre el origen de tal denominación hay al menos dos teorías. La primera hace mención a la aparición de un vecino ahorcado en uno de los plátanos del lugar y es la más reconocida. La otra es, sin embargo, más verosímil, ya que hace referencia a la costumbre de descansar en la campa que tenían las comitivas mortuorias que iban desde Bolueta hasta el camposanto de Begoña, un remanso al final de la cuesta pronunciada de la hoy calle del Pintor Losada.

el poeta Gabriel Aresti
Hay  aspirantes a desclasarse que anhelan cambiar de domicilio porque tiene más caché vivir en la Gran Vía de Don Diego López de Haro que en Particular de Arsuaga,  y famosetes, incluidos políticos y gentes del mundo cultural o del deporte, que venderían su alma por aparecer como ilustres en el rotulado callejero.

Muy otra fue la voluntad del poeta Gabriel Aresti, que en este poema pidió a Dios que no le pusieran calle, un deseo que ha sido traicionado hasta cuatro veces, en Bilbao, Barakaldo, Santurtzi y Vitoria, que yo sepa…

“Jainkoak etezala ni Bilboko karrika bati
nire izenik eman dezaiotela.
Eztut nahi bizargile hordi batek esan dezala:
Ni Arestin bizi naiz, anaiaren
koinata nagusiarekin. Badakizu. Maingua.”

“No quiera Dios que pongan mi nombre a una calle de Bilbao.
No quiero que un barbero borracho pueda decir:
Yo vivo en Aresti con la cuñada
vieja de mi hermano. Ya sabes. La coja.”

(del poema “Nire izena” – “Mi nombre” )

viernes, 13 de diciembre de 2013

PAOLO FRESU, TROMPETISTA SARDO

Como  a mí me lo han recomendado y hay que ser agradecido, sigo la cadena. Aunque lleva unos cuantos años, lo conocí el año pasado por el disco “Alma”, que sacó junto a Omar Sosa y el violonchelista Morelenbaum, y también contenía varias joyas musicales, pero el último es que se sobra.

El disco se llama "Vino dentro" y por lo que he encontrado en internet se trata del desarrollo digital de una actuación dedicada al vino en un conocido local de Barcelona. Vale la pena oírlo todo, porque está concebido como una obra cuasi sinfónica, pero para que entre el apetito recomiendo estas dos piezas (la bebida la ponéis vosotr@s): Paolo Fresu – Classico y Paolo Fresu – Vals des souers belles et sages

Y como en esto de la música todo es empezar, tampoco está nada mal esta versión de Les poètes, de mi querido Leo Ferré, en la voz de Gianmaria Testa y el grupo de Fresu: Paolo Fresu – Les poètes (Live).


Buen fin de semana.

sábado, 7 de diciembre de 2013

EL ANUNCIO

Supongo que mi desafecto a los gin-tonics ha hecho que no me llamara la atención hasta el otro día; que no hubiera descubierto lo que debe ser un secreto a voces entre sus consumidores: “el gin-tonic perfecto empieza entre el Congo y Ruanda”.
Lo decía el anuncio a página entera de una tónica “sutil, de sabor limpio y con sus burbujas finas e integradas”. Joder con el redactor…

Entre 1994 y 1995 fueron asesinadas 800.000 personas en Ruanda, en una guerra que se tildó de genocidio de ciudadanos hutus contra tutsis, las dos etnias mayoritarias del país, pero fue más bien una guerra entre grupos corruptos en un contexto de fuerte crisis económica provocada por el descenso a la mitad del precio del café, principal producto exportador en aquel tiempo.
Campo de refugiados en el Congo
En el otro edén del agua tónica, el Congo, antiguo Zaire, solo desde 1998 han sido asesinadas unas cinco millones de personas, una bagatela si lo comparamos con los cerca de diez millones que se cargó Leopoldo II de Bélgica, dueño personal del que con todo el cinismo del mundo  denominaba Estado Libre del Congo (debo reconocer que no he leído El corazón de las tinieblas, de Conrad, pero sí El sueño del celta, de Vargas Llosa, cuya primera parte es una buena aproximación a la época).

El motivo de que la zona siga siendo ahora mismo un avispero en el que guerrean ugandeses, ruandeses y congoleños no es el café ni la tónica, sino el coltan (columbita-talantita), el mineral óxido del que se nutren la casi totalidad de dispositivos electrónicos, entre ellos los teléfonos móviles. No en vano en el Congo está el 80% de la extracción mundial de coltan. Como directamente interesadas están  grandes empresas extractivas, como Barrick Gold Corporation, de Canadá, y la American Mineral Fields, entre cuyos propietarios está la saga de los Bush, e indirectamente la totalidad de los fabricantes de teléfonos móviles.

Ante tanta desolación y barbarie es fácil olvidarse del anuncio y del gin-tonic, pero es cierto que en la frontera de Ruanda y Congo subsiste la última plantación salvaje de cinchona, el llamado árbol de la fiebre, especie de la que se extrae la quinina, base de la bebida tónica y curativo de la malaria, aunque el entorno sea como para aborrecer el gin-tonic y no usar nunca más un teléfono móvil.


Para los que no lo hayáis descubierto todavía, recomiendo vagar por los numerosos intérpretes del ritmo hipnótico de la zona, el soukous, que nació en el Congo pero se ha extendido por toda África central. Empezar con el grupo Zaiko Langa Langa es una opción más que razonable.

jueves, 28 de noviembre de 2013

JOSEP PLA, SIEMPRE ACTUAL Y CONTROVERTIDO

Estoy leyendo una biografía de Josep Pla, para muchos el mejor escritor catalán del siglo XX, y he encontrado un párrafo de 1923 que me ha parecido de plena actualidad. Siempre controvertido y “tocacollons” (no creo necesario traducirlo) Pla, pese a un carácter pragmático y posibilista que le llevó desde una primera etapa de simpatía anarquista a militar en la Lliga Regionalista de Cambó, colaborar con el franquismo y acabar detestando la dictadura, terminó peleado con todo el mundo, empecinadamente solo en su masía de Llofriu, en la que murió. Como buen polemista que fue, sus reflexiones nunca te dejan indiferente.
“Si fuera francés, o inglés, o italiano, yo no sería nacionalista, sino internacionalista y liberal. Dado que soy catalán, tengo que ser nacionalista mientras, claro está, no hayamos resuelto nuestro problema ni tengamos la libertad asegurada. Cuando todo esto esté resuelto, pediré que me borren del nacionalismo, porque no creo que el pueblo catalán tenga tantos defectos como para creerse el pueblo ungido y el mejor pueblo del mundo.”. (En començar l´any nou: el bon vell temps de l´absolutisme – La Publicitat – 12 de enero de 1923)


Para conocer al personaje, a menudo odioso y a menudo admirable, nada mejor que leer algunas de las  30.000 páginas que escribió tanto en catalán como en castellano; la biografía de Cristina Badosa, que me ha estimulado a transcribir estas líneas; o al monográfico que le dedicó “Imprescindibles”: http://youtu.be/AXVCCOKYQ9o

miércoles, 20 de noviembre de 2013

COCHES              

Esta noche, al bajar la basura, he visto un coche con la puerta delantera protegida con cinta adhesiva. El otro día, solo a unos metros, un chico joven hacía otro tanto con el retrovisor. En el barrio hay abundantes automóviles vendados como heridos de guerra y coches de gama alta con carteles de “se vende” a precios asequibles.

A principios de siglo cuando la chavalería cobraba su primer salario se iba al concesionario más cercano y se llevaba un “buga” con las ventanas abiertas y flamenquito o perreo a todo trapo. La pasión por los coches de lujo alcanzó a las limousines. En los años de bonanza no era raro ver alguna de ellas en un barrio como el nuestro, de obreros y pequeños comerciantes, trasladando a contrayentes vestidos como horteras famosos. También se veía todo tipo de trastos tuneados con abundante parafernalia sonora y luminotécnica.

Muchos de aquellos coches permanecen aparcados, convalecientes, porque no hay pasta para repararlos o simplemente mantenerlos. El dueño del taller que hay debajo de casa me explica que la gente le deja el coche durante semanas y meses porque no tiene dinero para pagarle. El “buga” por el que muchos jóvenes perdieron el sueño yace llenándose de mierda, esperando que un milagro les proporcione la guita suficiente para sacarlo de ese monte de piedad callejero.


Es cierto. El coche siempre ha sido un símbolo de ostentación. Un tipo con el que trabajé en los años ochenta, alguien desesperado diariamente porque daba vueltas y vueltas para aparcar un coche muy grande, enorme (soy un analfabeto en marcas) me reconoció que a su edad, más o menos la mía actual, le correspondía un coche grande y una buena marca. Así que esto no es el fin de los tiempos. Cuando la economía arranque, por utilizar lenguaje automovilístico, los jóvenes se endeudarán por una mala copia de deportivo y hombres, y quizás mujeres de edad adulta,  competirán para ver quien lo tiene más largo. Manda güevos…

Como el cantante era de mi barrio y vivía en la misma casa que un compi del colegio, una cita entrañable con Los gatos negros, un grupo de los sesenta, cantando Cadillac.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

SHOMEWHERE OVER THE RAINBOW DE IZ

La amiga Vitoria me pasó el enlace de esta preciosa versión mezclada del Over the rainbow y me ha descubierto tardíamente a IZ, un personaje entrañable del que reconozco no haber oído hablar nunca. Para mi vergüenza he leído en internet que esta interpretación es muy conocida, así que, en que estaría yo pensando...


Como nunca es tarde, ahí va el enlace de esta versión de Israel Kamakawiwo`ole, IZ de nombre artístico, que falleció hace ya dieciséis años.

https://www.youtube.com/watch?v=V1bFr2SWP1I

sábado, 2 de noviembre de 2013

¿QUIÉN SE ACUERDA DE CHARLOT?

En el piso principal de la casa familiar en la que nací vivía una de las taquilleras del cine Savoy de Barcelona. Aunque creo que me llevaba más de veinte años de edad, la recuerdo como una mujer bella, quizás más interesante que bella. Vivía sola con su hija, y en un entorno conservador de clase media siempre la rodeó una barrera de silencio que hizo que yo nunca llegara a saber si era viuda, separada, o, simplemente, madre soltera.
Cine Savoy 

Verla en la taquilla del cine Savoy cuando yo era un adolescente fue una sorpresa. Con la salvedad de algún inquilino, desconocía cuales eran las ocupaciones de los vecinos y, todo hay que decirlo, tampoco es que me importara. Creo recordar que la traté como si no la conociera y fue ella la que me saludó y me dedicó una sonrisa de complicidad. Ayer mismo, al hablarle de ella a mi madre, me dijo que la primera vez que coincidieron en la taquilla del Savoy la vecina no les cobró las entradas. Todo un detalle.

Me he acordado de esa mujer por puñetera chamba. Es un hecho que empieza a ocurrir con más asiduidad cuando llegas a cierta edad. Algo te trae a la memoria a un personaje secundario de tu vida, alguien que te llamaba la atención, con una categoría intermedia entre la figuración y el protagonismo. 

En aquellos tiempos el cine Savoy ofrecía sesiones matinales. Era algo inusual pero muy socorrido, y creo que el fenómeno tenía cierto éxito. Asocio una de esas sesiones mágicas a Charlot y a la extraña felicidad, quizás irrepetible, que transmitían sus películas. 

Viene todo esto a cuento del video que hace unos días encontré en internet buscando por casualidad versiones distintas de “Smile” , una canción que Chaplin, también compositor, compuso para “Tiempos Modernos”. No tenía ni zorra idea de que fuera una de las piezas preferidas de Michael Jackson. Ni mucho menos que la hubiera interpretado (debajo de la fotografía de El chico está el enlace). 

https://youtu.be/kmw1yYRdDOM
Así que viendo en ese video los pequeños fragmentos de sus obras maestras, rebeldes, transgresoras, con policías y ricos malos, malísimos, trabajadores alienados y pobres abocados a “delinquir”, reflejadas con una expresividad que traspasa la frontera limitada del blanco y negro y el cine mudo, pensé en lo poco que se habla ya de Charlot, en el modo injusto con  que le estamos olvidando, También, cómo no, de la taquillera y del cine Savoy, que desapareció hace ya algunos años. 
 
John Turner y Geoffrey Parsons le pusieron una letra especialmente optimista a Smile para que fuera interpretada por Nat King Cole en 1954:
  Sonríe aunque te duela el corazón.
  Sonríe aún, mientras se rompe.
  Cuando el cielo este nublado, 
  estarás bien si sonríes. 
  Aunque sientas miedo y pena,
  sonríe, y tal vez mañana
  verás el sol brillar para ti.
  Ilumina tu cara con gozo.
  Esconde cada trazo de tristeza
  aunque una lágrima te conmueva.
  Es entonces cuando debes seguir intentando
  sonreír. ¿Qué ganas con llorar?
  Verás que la vida vale la pena
  si  tan solo sonríes.
  Es entonces cuando debes seguir intentando
  sonreír ¿Qué ganas con llorar?
  Verás que la vida vale la pena
  Si tan solo sonríes.

domingo, 27 de octubre de 2013

POBRES

Para no ser menos, las calles de Bilbao también se están llenando de pobres ostentosos, los que no se cortan y salen a las puertas de los centros comerciales o a los portales, principalmente de las casas bien, a pedir un euro que echarse al bolsillo.

Ya no se trata de esas bandas de familias organizadas alrededor de un pequeño capo mafioso que les exige una recaudación mínima al acabar la jornada de “trabajo”. Es una nueva especie de pobre que va expandiéndose por mucho que el PIB haya subido un pírrico 0,1% y el país grande, no sé el pequeño, ya no esté en recesión. Estos pobres son especialmente cuidadosos. Se les nota en su forma de vestir y en los textos de los cartones con los que nos transmiten que no tiene casa, comida, ayuda, ni recursos, sin faltas ortográficas, con una caligrafía de persona escolarizada.

Su despliegue viene siendo imparable. En algunas calles del centro de Bilbao hay un pobre cada diez portales y ya se les ve turnándose en los supermercados como siempre lo han hecho en las iglesias. 

Podía haber dedicado una entrada al pobre de mi barrio, como antes lo hice al peluquero o al frutero, no en vano Terry, el amigo nigeriano que empezó a vender “La farola” y más tarde a pedir a cambio de nada a la puerta del supermercado, me ha relatado esta mañana sus veinte días de “vacaciones” en el CIE de Aluche (Centro de Internamiento de Extranjeros), sin poder dormir por el miedo a ser repatriado. Ya antes de su ausencia forzada por una orden judicial, había sido remplazado por otros dos mendigos, y si últimamente solo de vez en cuando venía a saludarnos, a preguntar por nuestra familia y aceptar con dignidad que le pagara un pincho de tortilla, ahora deberá pactar turno con ellos.

viñeta de El Roto
Los pobres exóticos, como Terry, han dado paso a pobres autóctonos, personas hace poco “normales” que han dejado de simular su situación, porque no está el hambre para azorarse, pero aún los hay que se resisten a reconocer su nuevo status. Intentan mantener los hábitos de sus hijos, incluidas las actividades extraescolares, con poco más de cuatrocientos euros al mes, visten con decoro y acuden a los servicios sociales o las oficinas públicas hablando en voz baja, como si quienes hacen cola no supieran que es como ellos, un tipo que ha perdido el trabajo y está a punto de agotar el paro y los ahorros, y está desesperado. La mayoría de sus mujeres se sigue encargando de la intendencia. Aunque muchas veces es él y no ella el primero en perder el trabajo, son las mujeres las que se acercan a los bancos de alimentos y los comedores sociales a buscar con qué llenar el plato. Hace unos días vi a varias, una de ellas con dos carreras, dando la cara en un programa televisivo.

Es verdad. Ha vuelto al país el pobre de solemnidad, una especie que creíamos destinada a las naciones del tercer mundo, a las que llamábamos con superioridad y cierto desprecio, eso, países pobres. Pero, lentamente, como una plaga bíblica, las calles vuelven a estar pobladas de pobres nativos. Es una pandemia de alto riesgo de la que no pueden librarnos las vacunas ni los milagros.

Según Caritas, en 2012 ya había tres millones de pobres en el estado español, más de uno por cada veinte habitantes. Al otro lado de la barricada, el número de ricos ha aumentado un 5,4% y un 13,2% el de millonarios. Vamos… que el dinero simplemente está cambiando de manos.

Podría haber escogido como banda sonora principal “Cuando la pobreza entra por la puerta el amor sale por la ventana”, una verdad como un puño…, pero me ha parecido más reconfortante la versión del Desolation row de Dylan que nos dejó Fabrizio de André antes de morir tan prematuramente: La vía de la povertá (la calle de la pobreza), que puedes escuchar en Spotify: Fabrizio De Andrè – Via Della Povertà

   

sábado, 19 de octubre de 2013


BIANCALUNA, de GIANMARIA TESTA en directo.



C'é una luna questa sera 
che la tocchi con le mani 
lentamente, lentamente s'avvicina 
e si srotola dal cielo 
è un gomitolo di lana 
è un gomitolo di luna che cammina 
Grande luna nella sera 
e sopra i tetti di Torino 
tutti gatti per la strada far mattina 
che si deve festeggiare 
questa notte un po' speciale 
c'è la luna, Biancaluna che cammina 

Biancaluna sotto il cielo 
e sulle antenne di Milano 
non l'avevi vista mai così vicina 
per chi nasce questa notte 
certo porterà fortuna 
sarà figlio, sarà il figlio della luna 

Grande luna così grande 
che la sfiori con le mani 
lentamente, lentamente si allontana 
e si arrotola nel cielo 
è un gomitolo di lana 
è un gomitolo di luna che cammina 

e si arrotola nel cielo 
è un gomitolo di lana 
è un gomitolo di luna ballerina.

domingo, 13 de octubre de 2013

Estaciones de ferrocarril


LA ESTACIÓN


Las estaciones y los mercados de las grandes ciudades son las catedrales de la época moderna. Sus estructuras de hierro mostraban el músculo de la industrialización, la ambición de arquitectos e ingenieros y la fortaleza de la creciente clase obrera. 

Las estaciones eran además la puerta de entrada de las oleadas de emigrantes a la vida ciudadana, de gente que venía de campos lejanos con la casa a cuestas.

Estació de França de Barcelona
En mi infancia ir a un aeropuerto a ver despegar y aterrizar era un premio exótico. Se iba a ver, no a usar, por mucho que tus padres pertenecieran a las nuevas clases medias del desarrollismo. Por el contrario, la estación de trenes era un bien de uso. Se iba a viajar o a esperar.

En grandes urbes, como Madrid o Barcelona, había no una sino varias estaciones, según los viajeros fueran o vinieran del norte o el mediodía. A mediados del siglo XX fueron creciendo pequeñas ramificaciones, las llamadas estaciones de cercanías, creadas preferentemente para trasvasar recursos materiales y humanos de los barrios a las zonas industriales y viceversa. 
Estación de Toledo


Por claras razones vivenciales mi preferida es la Estació de França de Barcelona. He pasado largas veladas entre su sala de espera y su cantina esperando a familiares que venían en trenes que alguien, como con coña, llamaba “rápidos”, pero tardaban doce horas en hacer un trayecto de 600 kilómetros.
Un rudo servicio de altavoces anunciaba algo que había que descifrar preguntando a los numerosos mozos portaequipajes: siempre el retraso de minutos o incluso horas por razones desconocidas. Lo que empezaba como una espera ávida acababa convirtiéndose, ya a altas horas, en un suplicio, pero aún así, cuando entro en su impresionante vestíbulo, hoy muy usado en publicidad, se me pone la carne de gallina. Después está su bóveda curvada y sus anchos andenes, con un olor que asocio, quizás erróneamente, al hierro y al orín. 

Estación de Amberes
Las viejas catedrales laicas han perdido su carácter sacro.  Algunas han sufrido una reconversión forzada por su mala localización, desbordadas por el crecimiento de las ciudades que las albergan. Han alojado en ellas museos de época o exuberantes especies botánicas y han sido sustituidas por modernas estaciones intermodales, a veces subterráneas. 

Para quienes conocimos el esplendor de las viejas estaciones no hay color. Guardan la melancolía de las despedidas que eran entonces para mucho tiempo.

Vidriera de la Estación de Bilbao
No quiero ser muy chauvinista, así que apunto y muestro otras tantas estaciones de tren que recuerdo y resalto por motivos diversos: la estación de Toledo, que descubrí en mi primer viaje de libre adolescencia; la de Amberes, por su espectacularidad artística; y desde luego, la de Bilbao, por su preciosa vidriera, y sobre todo porque me recuerda las primeras visitas de fin de semana a mi ciudad de acogida.

En cuanto a la nota poética, recurro por enésima a Joan Margarit; a algunos versos del poema del mismo nombre del libro que dedicó a la Estació de França de Barcelona:

“Cada dissabte el tren duia retard
i s´anava fent fosc sota la volta
de ferro i vidre a l´Estació de França,
amb l´olor de carbó de les andanes
i el mostrador mullat de la cantina.
Des de lluny, ella i jo et reconeixíem
entre els vagons, el fum i la gentada.”

“El tren se retrasaba cada sábado;
oscurecía bajo la estructura
de hierro y de cristal de la Estación de Francia,
con olor a carbón en los andenes
y el mostrador mojado en la cantina.
Ella y yo desde lejos entre el humo,
los trenes y la gente ya te reconocíamos.”