Un pariente de mi mujer definió con acierto a un perfil de persona que parece abundar, cuando no estar de moda, el "tonto malo". Al tonto malo, nos aconsejaba, no hay que despreciarlo ni ningunearlo, hay que temerlo, porque es tremendamente peligroso.
Donald Trump responde sin duda a ese modelo de persona, y también de él nos burlamos antes de ser presidente en su primera y esta segunda etapa pensando que sus estupideces nunca llegarían a producirse. No quiere decir esto que, como muchos defienden a toro pasado, no sea tonto. Sí lo es, de baba. Tampoco lo desmiente que haya "triunfado" en la vida, ni que haya llegado a presidente - la última elección entre un abuelito gagá, Kamala solo era suplente, y este anuncio viviente de maquillaje naranja no es que diera mucho margen - ni mucho menos la leyenda de que en los Estados Unidos cualquiera puede serlo con esfuerzo y capacidad. Mentira. Todos los presidentes eran multimillonarios antes de ser elegidos. El primero en el ranking el propio Trump, el segundo el mismísimo George Washington, el fundador. Tampoco es cierto que se hayan hecho a sí mismos. Tan falso como la falacia de la "cultura del esfuerzo" que predican algunos lideres de la España cañí, un país en el que, según un estudio del Peterson Institute for Internacional Economics, el 54% de los mil millonarios lo son por herencia directa, un 19% por inversiones financieras, normalmente herencia indirecta, y solo el 23% por esfuerzo emprendedor.
Según he leído en un artículo de la BBC Trump ganaba 200.000 dólares a los 3 años y ya era millonario a los 8, herencia de su abuelo y padre, migrantes bávaros, y de su madre, de origen escocés.
Como buen tonto malo con poder ejecutivo, legislativo, militar y económico sin casi contrapeso, el negociante acostumbrado a humillar al débil, el niño arrogante al que nunca le dieron un par de tortas a tiempo, se puede permitir disimular su imbecilidad y destapar al tiempo una perversión sin límites morales. Ahí están sus proyectos genocidas, el de la desokupación de los gazaties y la conversión de su tierra en una gran Marina d'Or para jubilados yanquis, también el desprecio de la legalidad internacional y el abandono de toda institución científica, de salud y cooperación.
Defiendo hace años la existencia de dos capitalismos: uno inteligente, consciente de las limitaciones físicas del sistema del que se lucra, porque si no hay planeta no hay riqueza; y otro suicida, el de los tontos malos, los tan bien reflejados en la película "No mires arriba", quienes creen que en último caso siempre podrán huir a Marte, como Elon Musk, otro malcriado del que el también maligno Steve Bannon dice que tiene la madurez de un niño.
Viene de lejos. En el S. III de nuestra era el emperador Constantino optó por la Biblia, se cepilló a los filósofos neoplatónicos contemporáneos y dejó en manos de Teodosio la fundación del primer estado teocrático. Ambos prefirieron la creencia a la razón y retrasaron la evolución de la civilización varios siglos, persiguiendo y asesinando a quienes siguieron defendiendo la ciencia y la tolerancia frente al fanatismo y la superchería. De aquellos barros vienen estos tontos.
Que los siete sabios de Grecia nos protejan...
Creo que nunca había traído a Lucio Dalla al blog y aunque sea con calzador introduzco aquí uno de sus himnos, "Piazza Grande".
Quienes como Francesco De Gregori, que le acompaña, fueron sus amigos, dicen que Lucio era un mentiroso compulsivo y un hombre contradictorio, pero sobre todo un "listo bueno" y un espíritu realmente libre.
Si tal como decía en aquel artículo Baixeras nunca retrató temas y personajes escabrosos, el protagonista de esta nueva entrega, Vicente Cutanda (Madrid 1850-1925), autor descubierto en el libro que Kirmen Uribe dedicó al museo de Bellas Artes de Bilbao en su 110 aniversario, sí lo hizo. En concreto abundantes obras que mostraban los avatares de la industrialización, principalmente en los dos márgenes de la ría del Nervión en Bizkaia, mi tierra de adopción.
Me ha parecido adecuado comparar ambos cuadros, porque desde el punto de vista formal comparten una pintura clásica, ajena a las vanguardias que avanzaban imparables en Europa, pero son antagónicos en la forma de afrontar la realidad que retratan. Mientras Baixeras se acerca a la vida de la gente sencilla con una mirada complaciente, Cutanda, que ha empezado a pintar en Toledo, ocupando durante años la plaza de dibujo en la Sociedad Cooperativa de Obreros, opta, por lo menos durante un largo intervalo de su vida, por reflejar momentos críticos de la clase obrera industrial. Hablo de “intervalo”, porque parte de su obra, principalmente de encargo, está orientada a la imaginería religiosa, de alta demanda en Toledo.
Miembro de una familia acomodada e intelectual – su padre fue catedrático de Organografía y Fisiología vegetal en el Jardín Botánico de Madrid y de Fitografía y Geografía botánica en la Universidad de Madrid - Cutanda, persona conservadora y religiosa, da un giro a su obra a partir de la publicación de la encíclica papal “Rerum Novarum”, que en 1891 muestra un nuevo interés de la iglesia católica por las condiciones de trabajo de las clases populares.
Impresionado por la polémica que genera la encíclica, que vive directamente en un viaje a Roma, viene a Bizkaia, donde pintará una serie de dibujos, ilustraciones y cuadros, alguno de ellos, como éste, de grandes dimensiones, que reflejan las vicisitudes del trabajo en la industria metalúrgica, también de los inicios del movimiento obrero.
Lo curioso, quizás lo que le empareja a Baixeras, cosecha personal, es que ambos pintan como espectadores. Todo pintor lo es, pero en este caso se manifiesta claramente en ese Baixeras que acude a las playas barcelonesas a contemplar el descanso de las familias, pero también en esta especie de cronista de los avatares de la clase obrera en los altos hornos de Sestao. Si observamos el punto de vista del pintor en el cuadro que encabeza este blog, éste se sitúa por detrás y a cierta distancia del tumulto generado por la arenga de un líder sindical. Una óptica, la de observador, que le aisló del compromiso político directo, pese a haber colaborado puntualmente con el periódico socialista “La lucha de clases”.
En cualquier caso la obra de Cutanda tiene un alto interés histórico, porque es insólita en un momento en el que los pintores se inclinaban hacia el post-impresionismo, el fauvismo y los primeros atisbos del cubismo.
El prejuicio vanguardista, a menudo injusto cuando no hablamos solo de arte en un sentido abstracto, sino también del entorno en el que nace, hizo que “La huelga de obreros en Vizcaya”, hoy considerado el cuadro más representativo del realismo social de la época, estuviera a punto de perecer en los sótanos del Ministerio de Trabajo, primero olvidado y luego proscrito durante el franquismo.
Solo a primeros de este siglo XXI, más de cien años después de su creación, de ser premiado en la Exposición Internacional de Madrid de 1892 y adquirido por el Museo del Prado, fue redescubierto y restaurado, volviendo al lugar que sin duda le corresponde.
Nota: hay un elemento del cuadro que a mi modo de ver desvirtúa su indudable calidad, la dos figuras, adolescente e infantil, que aparecen por detrás de la vagoneta, no solo extrañas, sino desproporcionadas respecto del conjunto. Nadie es perfecto...
Hemos tenido una entrada de año familiar un poco complicada pero estoy seguro de que acabaremos ganando "la champions y el mundial", como dice esta animosa y bella canción de Love of lesbian acompañado de Leiva.
A raíz de la visión de "Los que se quedan", hermosa película destinada a convertirse en clásico de navidad, y de "El 47", epopeya vecinal del barrio Torre Baró de Barcelona, me acordé de la pipa, no la de girasol, sino del instrumento que en tiempos pretéritos, los alter ego de Giamatti y Fernández en los setenta del pasado siglo, se usaba para fumar.
No es que fumar en pipa te permitiera completar la lectura del "Ulises"de Joyce o entender "Materialismo y empirocriticismo" de Lenin, pero quienes alguna vez probamos un artefacto que había que re-encender repetidamente, pensábamos que ello te dotaba de un plus cultural, como cuando en los exámenes metías algún latinajo, cita o barbarismo sin venir a cuento, para ver si colaba y pasabas del aprobado justo. Confieso que a mí no me duró mucho la experiencia, creo que un par de pipas que, como es obvio, no conservo.
Ya nadie fuma en pipa, salvo que se trate de algún rito narcótico e imagino que los jóvenes no entenderán expresiones ligadas a ese objeto: estoy que fumo en pipa o fumemos la pipa de la paz. Hace tantos años que dejó su sitio entre la parafernalia personal que el último usuario conocido, un compañero, técnico de la administración, tenía el apodo de "el pipas", si bien creo que también abandonó la costumbre hace unos años.
La pipa tenía un ritual previo que parecía el preámbulo de un gran acontecimiento. Había que elegir el tabaco apropiado, en mi época el dulzón y aromático Amsterdam, que leo aún existe, y prensarlo con cuidado en la cazoleta. Cánula y boquilla habrían sido limpiadas previamente con una especie de escobilla para eliminar los restos de nicotina, y solo en ese momento se podía encender el contenido con cuidado de no quemarte con el mechero.
Supongo que su prestigio venía dado por los hombres que la popularizaron, Henry Miller, Bertrand Russell, Jean Paul Sartre, célebres intelectuales de su época dorada, mediados del siglo XX. No en vano y años antes Valle Inclán había dedicado un poema a la "pipa del kif", con esos versos que describe que "en mi pipa el humo da su grito azul, mi sangre gozosa claridad asiste si quemo la verde yerba de Estambul."
Al no recordar a ninguna mujer fumadora de pipa he recurrido a internet y solo he reconocido a Margarita Landi, la llamada "dama del crimen", por su larga producción de noticia negra en El Caso e Interviú. Imagino que la afición le venía de otro celebre fumador del mundo policiaco, en este caso ficticio, Sherlock Holmes. Pero si hay un personaje para el que la pipa era un apéndice físico ese era el gran Jacques Tati, de quien he seleccionado el entrañable trailer de "Mon oncle" (Mi tío).
Nota: leo alarmado que las cazoletas solían estar aisladas con amianto, riesgo añadido al mero hábito de fumar, todo tan lejos del temerario reclamo de Sara Montiel: fumar es un placer genial, sensual...
Aprovecho poema/canción de título tan “inapropiado” y poco sutil para presentar a Jackie Leven (Kirkcaldy – Escocia 1950-2011), a quien un crítico citó en su momento “como el cantautor desconocido con más talento del rock británico”.
La obra de Leven, a quien confieso haber conocido hace muy poco pero al que estoy enganchado desde ese momento, es mayúscula en calidad y cantidad, nada menos que 44 álbum a partir de 1994, fecha de su resurrección musical tras una década dedicada a la asociación que le había librado de su adicción a la heroína.
Paro aquí, porque próximamente le dedicaré un blog más amplio, como bien merece. La canción se llama “The sexual loneliness of jesus christ” (“La soledad sexual de Jesucristo”), es un curioso bailable del año 2001 y su letra es tal que así:
Dicen que Dios está en los detalles y estoy seguro de que es verdad. Paso mi pulgar sobre una piedra egipcia y las imágenes aparecen.
Veo el pájaro, veo el perro. Siento el clima en lo profundo de mis zapatos. Veo la luz en mi mano, mientras recibo noticias inciertas.
De repente me doy cuenta de que estoy viviendo la mentira que mi padre planeó para mí. Con el sol golpeando mi espalda veo que soy el hombre solitario de Galilea.
Y si voy a caballo sobre las piedras destrozadas ¿Veré alguna vez el blanqueo de los huesos del niño que solía ser cuando todavía cantaba antes de vivir con miedo de morir solo? No puedo morir solo.
Y extraño a mi bebé, lo extraño toda la noche. Van a matar a mi bebé y las estrellas brillan intensamente.
Entro en ciertas tierras lejanas y veo mujeres jóvenes muriendo por dentro. Llevan a niños pequeños de la mano pero la suerte no está de su lado.
Fragmentos fríos del espacio rasgan sus ropas y perforan el corazón que soporta el dolor. Con pena y vendas caminan mil millas bajo una lluvia torrencial.
Si una mujer me bañara los pies porque me ama y yo ni siquiera estuviera allí. ¿Qué dice eso del vacío que siento o del poder de la oración?
Todo tipo de poder me rodea, alzo mis brazos y el mundo dice "¡boom!", pero no me veo en los ojos de las mujeres, sufro como un niño en una habitación vacía.
Y si voy a caballo sobre las piedras destrozadas ¿Veré alguna vez el blanqueo de los huesos del niño que solía ser cuando todavía cantaba antes de vivir con miedo de morir solo?
No puedo morir solo y extraño a mi bebé, lo extraño toda la noche. Van a matar a mi bebé y las estrellas brillan intensamente.
En un barco los marineros son todo sonrisas pero no hay nada en sus ojos. De hecho sus ojos están muertos pero el horror es que el amor es su disfraz.
Se dan vuelta para hablar entre ellos y vivo aterrorizado por ese sonido. Sus palabras y cadencia no coinciden y puedo oler la sangre en el suelo.
Y extraño a mi bebé, lo extraño toda la noche. Van a matar a mi bebé y las estrellas brillan intensamente.
NOTA: como no está habilitada en Youtube, para oír la canción hay que pinchar en cualquiera de los dos enlaces.
El músico y productor Brian Peter George St. John le Baptiste de la Salle Eno, más livianamente conocido como Brian Eno, (Woodbridge, Suffolk, 15 de mayo de 1948) grabó en 1978 un disco llamado “Música para aeropuertos”, reconocimiento de un tipo de producto musical que ya existía, el que Eno define como aquel que “tiene que ser capaz de ajustarse a varios niveles de atención auditiva sin imponerse en ninguna: ha de poder ser ignorada como interesante”, y denomina música “ambiente”.
Digo que en realidad ya existía, porque ese tipo de obra, creada para acompañar eventos o actividades varias sin desviar el interés del oyente, ya había sido más o menos experimentada por orquestas de versiones pop como las de Ray Conniff, Franck Pourcel o Paul Mauriat.
También existía la herramienta para distribuirla, el hilo musical. En los Estados Unidos desde los años 20 del pasado siglo como “música para ascensores”, porque, decían, servía para mitigar la angustia de usuarios y usuarias en los grandes rascacielos. En España el hilo musical fue inaugurado por Fraga Iribarne el 1 de octubre de 1969, trigésimo tercer aniversario de la proclamación del dictador Franco como jefe de estado. Disponía de 6 canales, cuatro de ellos musicales, y era distribuido a cambio de poco más de 400 pesetas al mes por la antigua Telefónica, en colaboración con Radio Nacional. Los mayores recordaremos un bucle musical que encadenaba éxitos con promoción de las estrellas de la época que, por repetitivo, se acababa convirtiendo ya en un mantra védico, ya en motivo de ira a la tercera audición del “Hey” de Julio Iglesias.
Diversas aplicaciones de carácter digital han sustituido aquella herramienta rudimentaria por una especie de “discoteca de Alejandría”, a través de la que se puede acceder a cualquier sonido musical que haya sido editado. En un universo bipolar que exalta la “protección de datos” y nos empuja al mismo tiempo a compartirlos aceptando todo tipo de cookies, las aplicaciones han ido afinando el producto y nos proponen listas amoldadas a nuestros gustos tirando de algoritmos. Lo de “Música para desayunar” es una novedad que he descubierto en un bar (ver foto) hace unos días. Por cierto, seguían con esa propuesta sonora a las siete de la tarde…
Para experimentar he pedido música para desayunar a mi aplicación de cabecera y debo reconocer que no está nada mal: Manu Dibango, Henri Salvador, Stan Getz, incluso mis adorados Kings of Convenience…
Pero por hoy me quedo con Cesaria Evora, quinta propuesta, que he buscado en Youtube para ofrecerla en vivo y en directo: “Petit pays”.
Dice el refranero castellano que nunca llueve a gusto de todos, una verdad que el cambio climático refuerza alternativamente con pertinaces sequías e inundaciones. Pantanos que en verano estaban a menos del diez por ciento de su capacidad se ven ahora obligados a desaguar. El fenómeno se lleva además vidas y recursos por delante, algo a lo que, aunque estuvieran responsables políticos y ciudadanía dispuestos a tomar medidas quirúrgicas inmediatas, cosa nada probable, deberemos acostumbrarnos, porque según todos los indicadores científicos vamos ya con retraso.
Pero es que además todo indica que, pese a catástrofes y hecatombes varias, la dinámica va globalmente en sentido contrario.
La tragedia en la C.Valenciana de la Dana, una palabra que hace apenas tres años desconocía, me ha pillado releyendo "Tratado de ateología", un libro muy recomendable que reivindica el esfuerzo de la razón, de la evidencia científica frente a las creencias, que su autor ubica en los viejos libros sagrados, la biblia, el corán y la tora, a los que Borges ubicaba dentro de la literatura fantástica.
Tras listar el elenco de pensadores y científicos denostados y perseguidos por unos y otros, Onfray, autor del ensayo, señala que "dar la espalda a los logros de la investigación, obrar como si esos hallazgos nunca hubiesen tenido lugar y volver al comienzo significa, en el mejor de los casos, estancarse y entrar en un inmovilismo peligroso; en el peor de los casos, mientras otros avanzan retroceder a viva marcha y dirigirse a ciegas hacia las tinieblas, de las que, por esencia y por definición toda civilización intenta librarse para poder ser".
Como en aquellas épocas pretéritas se nos ha llenado el mundo de nuevos charlatanes, eso que ahora denominan youtubers o influencers, vendedores de "crecepelo" y de lo que haga falta, pretendidos antisistema siempre que no te metas con el mega sistema. Los "constantinos" actuales, grandes propietarios con poder y omnímoda riqueza, los Musk, Zuckenberg, Bezos les dan el púlpito virtual de los nuevos templos, X, Facebook, Instagram, donde los nuevos profetas sueltan mayormente estupideces para un público entregado, entre otras, que el cambio climático es un invento ecocomunista para tenernos dominados.
Urdaibai, la reserva de la biosfera amenazada
Esa es, desde luego, la raíz argumental de lo que ha pasado en Valencia. Cuando alguien insiste en que siempre ha habido inundaciones, algo cierto, pero solo para descartar que la "intervención" humana es ya el mayor impacto en la evolución del clima, favorece que el sistema construya en zonas inundables, no tome medidas preventivas, e incluso, como es el caso de la comunidad azotada, sustituya sus fondos y recursos en apoyar la tauromaquia y los corre bous. Con un argumentario más elaborado, no tan tosco, en Bizkaia se nos vende la oportunidad de cambiar menaje y astillero por arquitectura y arte "de firma", aunque eso suponga seguir construyendo en terreno robado al agua e ir cargándonos pasito a pasito una reserva de la biosfera.
Después viene o vendrá todo lo demás. La asignación de culpas, los lemas propagandísticos, la solidaridad emocional y la real, el desahogo, la demagogia, la mentira, la heroicidad, la tragedia, el a “río revuelto ganancia de pescadores”…, filfa, porque esto de las tormentas, tempestades y grandes sequías parece venido para quedarse, y como la cosa no cambie nuestros hijos y nietos bastante tendrán con poder guarecerse, porque como dice este clásico y profético poema de Bob Dylan, "A Hard Rain’s A‐Gonna Fall", "es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer".
Vagi per València i els valencians.
Una dura lluvia va a caer Oh,¿dónde has estado,mi querido hijo de ojos azules? ¿dónde has estado, mi joven querido? He tropezado con la ladera de doce brumosas montañas, he andado y me he arrastrado en seis autopistas curvadas, he andado en medio de siete bosques sombríos, he estado delante de una docena de océanos muertos, me he adentrado diez mil millas en la boca de un cementerio, y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer.
Oh, ¿y qué viste, mi hijo de ojos azules? Oh, ¿qué viste, mi joven querido?
Vi lobos salvajes alrededor de un recién nacido, vi una autopista de diamantes que nadie usaba, vi una rama negra goteando sangre todavía fresca, vi una habitación llena de hombres cuyos martillos sangraban, vi una blanca escalera cubierta de agua, vi diez mil oradores de lenguas estaban rotas, vi pistolas y espadas en manos de niños,
y es dura, es dura, es dura, y es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer.
¿Y qué oíste, mi hijo de ojos azules? ¿Y qué oíste, mi joven querido?
Oí el sonido de un trueno, que rugió sin aviso, oí el bramar de una ola que pudiera anegar el mundo entero, oí cien tamborileros cuyas manos ardían, oí diez mil susurros y nadie escuchando, oí a una persona morir de hambre, oí a mucha gente reír, oí la canción de un poeta que moría en la cuneta, oí el sonido de un payaso que lloraba en el callejón,
y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es dura la lluvia que va a caer.
Oh, ¿a quién encontraste, mi hijo de ojos azules? ¿Y a quién encontraste, mi joven querido?
Encontré un niño pequeño junto a un pony muerto, encontré un hombre blanco que paseaba un perro negro, encontré una mujer joven cuyo cuerpo estaba ardiendo, encontré a una chica que me dio un arco iris, encontré a un hombre que estaba herido de amor, encontré a otro, que estaba herido de odio;
y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer
¿Y ahora qué harás, mi hijo preferido? ¿Y ahora qué harás, mi joven querido?
Voy a regresar afuera antes que la lluvia comience a caer, caminaré hacia el abismo del más profundo bosque negro, donde la gente es mucha y sus manos están vacías, donde el veneno contamina sus aguas, donde el hogar en el valle encuentra la sucia prisión, y la cara del verdugo está siempre bien escondida, donde el hambre amenaza, donde las almas están olvidadas, donde el negro es el color, y ninguno el número, y lo contaré, lo diré, lo pensaré y lo respiraré, y lo reflejaré desde la montaña para que todos puedan verlo, luego me mantendré sobre el océano hasta que me hunda, pero sabré bien mi canción antes de empezar a cantarla,
y es dura, es dura, es dura, es muy dura, es muy dura la lluvia que va a caer
Y EL RECUERDO DE PUIG ANTICH Y HEINZ CHEZ PARA EL DÍA DE LOS DIFUNTOS
La corta obra de Bertomeu Rosselló Porcel (Palma de Mallorca – 1913-1938) contiene un alto porcentaje de material pesimista e incluso mortuorio, imagino que en gran parte motivado por la tuberculosis que contrajo cuando apenas salía de la adolescencia, una enfermedad que le impidió llevar una vida normalizada y acabó conduciéndolo a la muerte sin haber llegado a los 25 años de edad.
Estudiante de Filosofía en la Universidad de Barcelona, tuvo cierto contacto con poetas de la Generación del 27, ya que posteriormente aprendió el oficio de tipógrafo en Madrid.
Considerado un referente en les Illes Balears también está considerado el símbolo de una generación perdida, sea, como en su caso, por su pronta desaparición, como por la represión que acompañó a los escritores republicanos tras el golpe militar, más si estos cultivaban lenguas consideradas proscritas.
Acompaño dos poemas al hoc, que he intentado traducir conservando su estructura formal. Ambos fueron musicados e interpretados por María del Mar Bonet (Palma de Mallorca 1947), cantante casi obsesionada en dar valor y a conocer la obra poética de Rosselló Porcel, al que ha dedicado cerca de veinte canciones y dos discos completos. Así que en el apartado musical me quedo con uno de ellos, “Ronda amb fantasmes”, soneto llevado a canción en el segundo disco de larga duración de María del Mar, un vinilo que conservo en su versión original y ahora descubro en Spotify con una nueva portada y alguna canción de propina.
Y UN RECUERDO EN EL 50 ANIVERSARIO DEL ASESINATO DE HEINZ CHEZ
Y SALVADOR PUIG ANTICH
Salvador Puig Antich, militante anarquista, fue junto a otro antisistema al que se hizo pasar por delincuente habitual, el alemán Georg Michael Welzel, conocido como Heinz Chez, uno de los dos últimos presos ajusticiados mediante garrote vil, ahora hace 50 años.
De no haberse cruzado en su vida el dictador y la emboscada que culminó con su detención, acusado sin pruebas fehacientes de la muerte de un inspector de policía, otra víctima de la época, Salvador tendría hoy día 76 años. Chez 80.
Joan Isaac (Esplugues de Llobregat 1953) tuvo el acierto de dedicar una bellísima canción a la pareja de Puig Antich, Margalida Bover (Felanitx 1953). Del asesinato de Salvador siempre se ha dicho, y lo constato, que no se hizo todo lo que se debía haber hecho para evitarlo. Con la carga de tristeza y melancolía de aquellos días, vaya por los tres esta canción (Salvador, Heinz y Margalida) en versión del momento. También por todos y todas los que en aquellos tiempos salieron y salimos a la calle, es decir, sí hicimos lo que había que hacer.
Para empezar este humilde homenaje a Nikki, a la que luego presentaré, me he atrevido a autocitarme reproduciendo los párrafos que dediqué hace unos años a los mapas del MOPU:
“Aunque útil para otras prácticas menos cotidianas (el arte de la guerra entre ellas), el mapa era antaño un producto imprescindible para viajar. Antes pues de iniciar el trayecto hacia algún destino más o menos cerrado había que saber si se disponía de mapa de trayecto y zona, y si no era así, se adquiría sin la menor duda el mapa oficial, es decir, el del MOPU, en tiempos pretéritos, Ministerio de Obras Públicas, del que, como es obvio, dependía la configuración de las carreteras del estado. Lo contrario era, a mediados del pasado siglo, exponerse a acabar perdido en algún vial secundario lleno de baches y cunetas peligrosas.
Salvo en las carreteras nacionales, el mapa tenía que estar permanentemente a mano, y en viajes largos acababa maltrecho y cuarteado de tanto mal doblaje. A finales del pasado siglo, con el acelerón de las obras civiles, el mapa podía estar desfasado a mitad del viaje, porque entretanto te habían construido una autovía gratuita o de peaje.” (https://charlievedella.blogspot.com/2015/07/el-mapa-esta-vez-ha-sido-la-inversa.html)
Si el “vídeo no mató a la estrella de la radio”, como equivocadamente defendieron los Buggles en los ochenta, el TomTom y Goggle Maps, esta vez sí, acabaron con los mapas mal doblados en la jardinera del utilitario.
Nosotros la llamábamos Manolita, porque desconocíamos que tras nombre tan cañí estaba la voz de Nikki García, un timbre real que funcionaba como anticipo de la inteligencia artificial generativa, que ya no precisa un original para ser creada.
Nacida en Madrid en 1985, locutora, narradora, actriz, ahora volcada en su faceta de cantante, Nikki, la voz de Goggle Maps, era capaz de sacarte de un laberinto de rotondas sin perder los nervios, demostrándote que una pérdida pasajera no es como para divorciarte.
Su ida y vuelta en el mundo de la inteligencia artificial me parece una metáfora del que hay y del que se nos viene, quizás también de la resistencia de los humanos a los futuros pobladores, robots capaces de actuar moral o amoralmente. Lo digo porque Goggle Maps, una herramienta que te saca de apuros a cambio de controlar por dónde vas en cada momento, nació en 2005 con una voz robótica, algo que quince años después se vio abocado a corregir, ya que a los humanos, es decir, a sus consumidores, no nos gustaba. Fue entonces, 2020, cuando Nikki García se convirtió en nuestro San Cristóbal, patrón cristiano de los conductores, una voz reconocible, como la de nuestras compañeras, hermanas o hijas.
Tengo que aceptar que más de una vez hemos tenido una “enganchada” con Nikki, como la de hace unos meses, cuando nos hizo dar vueltas en bucle para salvar unas obras ya terminadas, o cuando te decía que doblaras por la avenida de “fulano”, como si te supieras el callejero de la misma ciudad en la que te has perdido, pero en un 99% de las ocasiones fue una feliz compañera que siempre recordaremos. Y digo fue porque Nikki ha sido sustituida de nuevo por una garganta digital, ahora, sin duda, más sofisticada que la que le precedió.
Como su despido como voz de Goggle Maps ha devuelto a Nikki al universo de la canción, nada mejor que cerrar el homenaje con esta tierna y artesana grabación del grupo “De la sierra”, en el que operaba habitualmente de pianista y cantante: Shelter from the storm. Feliz viaje, Nikki.
NOTA: Como ejemplo del control digital que padecemos cuando nos metemos, por ejemplo, en Goggle Maps, o, como es mi caso, alguien se dedica a emborronar internet con un ingenuo e inofensivo blog, comunicaros que "La vedella Colorá" ha sido visitada 458 veces desde Israel durante este año, algo sorprendente no solo por las diferencias culturales, sino porque desde su existencia solo lo había sido en 60 ocasiones desde ese mismo país.
No quiero ni pensar que el motivo sea que alguna referencia molesta “haya puesto en guardia” a su armamento balístico…Que el dios Musk nos proteja.
No soy fan de los Smiths ni los he seguido como grupo, tampoco a Marr o Morrisey en su periplo de solistas, pero tengo un vinilo con la recopilación de sus grabaciones en la BBC, que editado a mediados de los ochenta del siglo pasado me pareció en su momento que aportaba aire fresco al universo del pop/rock. Se da además la circunstancia de que uno de sus cortes me venía bien para acompañar la colección de fotos y referencias vinílicas que cierra el verano en Orduña, porque habla con ambivalencia de una vieja casa, la familiar, que adapto a la repleta de recuerdos, en este caso siempre buenos, de Maite, mi chica.
La música de los Smiths me parece algo caótica, con ritmos que se solapan o rompen y un Morrisey demasiado tentado por el falsete, pero capaz de conseguir extrañas melodías que acaban enganchando. Sus letras también suelen mostrar la tendencia a la ambigüedad y la bipolaridad, hecho confirmado por la de esta bellísima y melancólica "Back to the old House" ("Vuelta a la vieja casa") que nombro canción del verano casi cuatro décadas después de ser grabada. Pienso renovarme sin falta el año próximo.
Transcribo la letra e inserto la canción de fondo musical del itinerario en blanco y negro del verano orduñés. Espero que una u otro, y a poder ser amb@s, os agraden. ¡¡¡Feliz otoño!!!
I would rather not go
Preferiría no ir
Back to the old house
De vuelta a la antigua casa
I would rather not go
Preferiría no ir
Back to the old house
De vuelta a la antigua casa
There's too many bad memories
Tengo demasiados malos recuerdos
Too many memories
Demasiados recuerdos
When you cycled by, here began all my dreams
Cuando pasabas en bicicleta, ahí comenzaron todos mis sueños
Gracias a Pedro Torrijos, twittero al que sigo y autor de un libro tan curioso como recomendable, “La pirámide del fin del mundo”, he conocido un tipo de arte que ignoraba, el Thomasson.
El nombre está tomado de un jugador de beisbol, Gary Thomasson, que considerado uno de los mejores del mundo fue fichado por un club japonés, convirtiéndose en el mejor pagado de la liga de ese país. La putada es que el rendimiento deportivo de Thomasson no solo fue descendente durante los dos años de su estancia en Japón, sino que acabó en el banquillo y estuvo a punto de batir el récord de strickhouse (eliminación por fallos de bateo) de la liga.
Un conocido artista de vanguardia, Genpei Akasegawa (Yokohama- 1937-2014), se basó en esa experiencia para inventarse un movimiento artístico y darle el nombre del bateador fallido. Partiendo del principio de que el arte es una “disciplina” inútil, que no tiene función ni posibilidad de uso, y tras una investigación que nació como una broma, la recopilación de elementos arquitectónicos también fallidos, Akasegawa creó con varios artistas contemporáneos la Sociedad de Observación de la Calle, dedicada a descubrir ese tipo de arte cotidiano, del que acompaño un par de ejemplos curiosos.
Otro de los miembros más destacados del grupo, tanto por lo prolífico como por la excentricidad de su obra, de tono humorístico y transgresor, es Terunobu Fujimori (Miyakawa-Mura – 1946).
Instigador del grupo de Detectives de la Arquitectura, precedente de la sociedad antes citada, Fujimori reinvierte tanto materiales, normalmente naturales, como modos tradicionales. El ejemplo más conocido es su famosa Casa de Té Takasugi-an (Casa de té demasiado alta), que subvierte la costumbre nipona de agacharse al entrar, ubicándola a una altura de seis metros y acceso casi imposible.
Sin esa pretensión artística, pero también crítica, tanto del despilfarro de recursos como de la banalidad de profesionales o simples usuarios, corren por las redes ejemplos diversos que recuerdan al Arte Thomasson.
Boniatobill, twittero con más de 40.000 seguidores, suele usar la expresión “esto pa qué…” para dar a conocer barbaridades arquitectónicas, de diseño absurdo, o simplemente de uso estúpido o temerario de objetos varios.
También habituales son los concursos, normalmente informales, sobre incumplimientos graves en la protección de riesgos laborales, pero husmeando en las redes he sabido que una federación empresarial incluso convocó un certamen real, con premio incluido, para la foto de actividad temeraria que consiguiera más twits. Acompaño un ejemplo espectacular de andamio que me parece pura creatividad thomassiana…
Como artistas reconocidos, tanto la de Akasegawa como la de Fujimori son obras muy cotizadas, algo que puede asombrar a primera vista, pero comprensible si nos acercamos a lo que el estudioso de urbanismo y colaborador de “El Intermedio”, Erik Harley, denomina “Pormihuevismo”, un tipo de “arte” muy extendido en el reino de España y mucho más caro e inservible que el de los artistas japoneses.
La obra más importante del “pormihuevismo” patrio es la “Ciudad de la Justicia” de la Comunidad de Madrid, un proyecto iniciado en 2004 y abandonado el 2009, tras dejar un reguero de mierda de 355 millones y un solo edificio de los catorce planteados. El único uso conocido en estos casi veinte años fue servir de morgue durante la pandemia.
Ayer mismo se supo que uno de los entonces consejeros de la comunidad ha sido condenado a siete años de cárcel por la Audiencia Nacional, pero no, por lo menos por ahora, la principal mentora de la “ciudad”, Esperanza Aguirre que, pese a ser por entonces presidenta, ha declarado poco más o menos que “ella solo pasaba por allí”. Isabel Ayuso, su alumna aplicada, ha renovado el proyecto, que ahora prevé costará 680 millones (que venga dios y lo vea…) y, según la artillería mediático-económica normalmente a su servicio, ahorrará el coste del mantenimiento de la dispersión de inmuebles actual (hojalá…).
Si la ciudad se lleva finalmente a término, el único edificio existente pasará milagrosamente de “obra de arte Thomasson” a simple “edificio funcional”.
Para acompañar el festín/festejo he elegido esta actuación de la "Balkan Paradise Orchestra" con Miki Florensa, guitarrista de La Pegatina, grupo que ya estuvo en el blog no hace mucho (https://charlievedella.blogspot.com/2024/02/botones.html). Por cierto, hace solo dos semanas la fanfarria catalano/balkánica ofreció un concierto de la leche en el el Urdu Folk de Orduña.
La búsqueda de hiperrentabilidad del espacio mengua e incluso está acabando en muchos casos con los vestíbulos, superficies de supuesta holganza que surgieron seguramente como una forma de ostentación, pero también, sobre todo en el siglo XX, de una cierta socialización de lo funcional, superficie dedicada a la distribución del personal a modo de rotondas avant la lettre y una suerte de trailer comercial.
el Windsor Palace
El de los maristas de Barcelona, revestido de madera, con los "cuadros de honor" de los alumnos aplicados colgando en sus paredes olía a la pegadolça (extracto de regaliz en catalán) que, se decía, el hermano administrador usaba para engatusar a las víctimas que magreaba tras los cristales opacos de su despacho. Por la mañana era un tránsito rápido, pero a la hora de salir, después de casi diez horas de clase, comida y permanencia, era el lugar de espera de las madres, que venían a rescatarnos de un mundo que solo se fue alumbrando a medida que se acercaba la adolescencia.
De esa misma época data alguna visita al vestíbulo de cine más lujoso del momento, el del Windsor Palace de Barcelona, entonces en la zona intermedia de la Diagonal. Como solo he encontrado la bellísima foto exterior que acompaño he tenido que tirar de memoria y creo recordar un juego de espejos con los marcos dorados y un alfombrado por el que pasearon Louis Amstrong y Lionel Hampton, porque el Windsor, además de tener bar, restaurante e incluso night club, alternaba el cine con actuaciones de jazz.
Se dice que en el poco tiempo que duró era, quizás con el Coliseum, el cine más espectacular de la ciudad, pero todas las salas, fuera más grande o más pequeño, tenían un vestíbulo al que podías acceder a ver los cartones con fotogramas de las películas en cartel, también los de próximos estrenos y reestrenos. En las tardes lluviosas pasear por el vestíbulo de las numerosos cines de barrio era una alternativa socorrida, algo que François Truffaut inmortalizó en una bella secuencia de "Los 400 golpes", un retrato/homenaje a la patria de la infancia que surtió de debate social a los cineclubs en las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo.
Algunas casas pudientes también albergaban entradas pomposas, que el portero o portera cuidaba luciendo latones y terrazos. Pero eso sí que está en franca decadencia, porque los pudientes ya no viven en inmuebles de pisos, y estos se dedican cada vez más a oficinas que han cambiado la portería manual por la automática y, en todo caso, por un vigilante de seguridad. En los pisos existía el recibidor, normalmente una pequeña entradita con mueble de estilo que, según el humorista Gila, servía para saludar y oler a las visitas.
Estación de Francia de BCN
Quiero acabar con dos de mis vestíbulos preferidos. Uno que creo haber nombrado alguna vez, el vestíbulo de la Estación de Francia de Barcelona, que conserva en buen estado una majestuosidad casi versallesca. Diseñado por el arquitecto Durán i Reynals, también famoso por desgraciar una obra de Domènech i Montaner (no es versalles todo lo que reluce), tiene además el valor sentimental de haberlo frecuentado esperando la llegada en tren de dos de mis abuelos.
Vestíbulo del Euskalduna
El segundo es relativamente reciente, como desmintiendo su desaparición, y aunque como distribuidor es un tanto confuso me encanta su aspecto de palmeral, y en los recibidores superiores las incrustaciones acristaladas del suelo que dibujan figuras rupestres: me refiero al vestíbulo del palacio Euskalduna de Bilbao, obra de los arquitectos Soriano y Palacios, dos desconocidos cuando ganaron el concurso para su construcción, en un momento, además, en el que Bilbao solo se revestía de firmas consagradas.
Como llevamos unos blogs con antiguallas musicales, un grupo tan solo veterano que ha estado hace poco por la península, Kasabian, con pop de estribillo pegadizo, ideal para canción del verano: "Coming back to my good".
Aunque nacido en un pueblo cercano a Manchester, el John Mayall (1933-2024) de los dos vinilos que conservo, ambos de 1970, parece un forajido de western de Sam Peckinpah e incluso un serio aspirante a hacer de Búfalo Bill.
Por aquel entonces, Mayall, al que dedico este blog como reconocimiento a su prolongada carrera y a su lealtad a esa “expresión honesta” de la vida que él pensaba que era el blues, ya llevaba tocando en garitos desde 1955. Como los grupos y músicos que me gustaban eran unos diez años más jóvenes que él, Mayall ya me parecía un abuelito venerable, eso sí, el abuelo del que hay que aprender y siempre respetar.
Quizás porque el rock se ha identificado con lo juvenil, le preguntaron a un Keith Richards cuarentón si se veía tocando con sesenta años – sigue haciéndolo con ochenta y uno – y él puso como ejemplo a los grandes del blues negro, que ya lo hacían. El tiempo nos ha demostrado que Mayall era todavía un chaval cuando grabó “Empty rooms” y “USA unión”. También que se puede seguir tocando blues y rock mientras el cuerpo aguante. Así que el “padrino del blues británico” todavía lo hizo en los conciertos “Legends” de Bilbao de 2019.
Yo solo conservo estos dos viejos discos de Mayall, aunque recuerdo haber tenido una cinta de cassette de éste con los míticos “Bluesbreakers”, que supongo destrozada en aparatos de dudosa calidad.
Tanto “Empty rooms” como “USA Union”, corresponden a una época en la que el músico ha perdido a los “Bluesbreakers”, desperdigados en bandas no menos míticas. Clapton y Bruce fundan los Cream; Mc Vie los Fleetwood Mac; y Mick Taylor ficha por The Rolling Stones, recomendado por el propio Mayall, de modo que éste se desplaza a California, donde entrará en contacto con el mundo hippie y músicas de tono folk y psicodélico.
“Empty rooms” está considerado como una continuación en estudio de su anterior disco, “The turning point”, un directo en el Filmore East de Nueva York. Dispuesto a experimentar nuevos sonidos, Mayall renuncia a la batería y activa un cuarteto acústico formado por Steve Thompson al bajo y dos viejos conocidos del blog (https://charlievedella.blogspot.com/2021_08_04_archive.html), Jon Mark y Johnny Almond.
Nancy y John
Aunque empieza con un danzarín “Don´t waste my time” y contiene alguna otra pieza rítmica, se trata de un disco intimista, dedicado enteramente a la fotógrafa Nancy Throckmorton de la que, por cierto, apenas he encontrado nada en internet. Sin casi reflejo de su época de blues británico, que prefiero, Mayall deja que Almond se explaye a menudo, sea con la flauta o los saxofones, consiguiendo una alternancia entre lo psicodélico y el jazz. La muestra más que evidente es “Counting the days”. Algunos críticos hablan con algo de ironía de disco flower power y es verdad que con una docena de canciones entre las que apenas se puede hablar de blues en un sentido clásico, el vinilo se ve demasiado lastrado por el momento sentimental de Mayall y la influencia, a mi modo de ver algo perniciosa en este caso, del hippismo imperante en la California de la época. De ahí ese final de más de cuatro minutos con el músico recitándole a su chica y el monótono acompañamiento de guitarra y base moog:
“Son aproximadamente las 5 de la mañana.
Estoy acostado en mi cama, mirando a mi linda chica de ojos soñolientos.
Supongo que ahora está dormida; Dios, es tan hermosa.
Puede que no signifique nada para ti porque la gente no la conoce como yo,
pero si tienes a alguien a quien amas mucho, sabrás a qué me refiero.”
Mayall graba “USA Union” ese mismo año, pero cambia a los futuros Mark&Almond por dos ex miembros de Canned Heat, Larry Taylor y Harvey Mandel, por los que sentía gran admiración, y un violinista, Don “sugarcane” Harris. También es novedad que el mismo Mayall se anime a ponerse al piano, lo que es de apreciar en alguno de los cortes. Se trata de una continuación del disco anterior, principalmente por el contenido intimista de las letras, con alguna nota medioambientalista, y la ausencia de percusión, dando al violín de Harris el papel que Almond tenía con saxo y flauta en “Empty rooms”. Ahora lo contemplo como un elepé más homogéneo, también más blues, quizás también más aburrido, pero, seguramente por mi ignorancia, en aquel momento me sorprendió y asombró la incorporación del violín, con la espléndida “Crying” como botón de muestra.
La selección musical intenta reflejar lo más característico de ambos vinilos y recuperar la totalidad del ya mítico “Bluesbeakers, John Mayall and Eric Clapton”, un momento en el que tocar con Mayall era como hacer un máster, generaba currículo.
Además de ser un guapo de calendario y tener una voz de terciopelo, Brian Ferry fue tocado por la varita mágica de la inspiración cuando se metió en el otoño de 1981 en un estudio de Nassau con apenas 4 bocetos de canción. Es cierto que tenía tras de sí un pasado más o menos experimental acompañado de un tipo con el olfato musical y comercial de Brian Eno pero se dice que perdía más tiempo persiguiendo modelos a las que seducir que delante de una partitura. Sea como sea unos meses después salía al mercado "Avalon", una joya que consiguió permanecer tres semanas en el número 1 y varios meses en las listas de éxitos del Reino Unido.
En el pasado blog hablaba del concierto que King Crimson y el grupo de Ferry ofrecieron en Sant Andreu el verano de 1982 como parte de una gira europea, pues bien, tal fue el impacto comercial del disco que los reyes carmesíes tuvieron que aceptar ir de teloneros.
"Avalon" reincide en la línea iniciada por sus dos discos anteriores, la de la música bailable de ritmo medio, lo que la crítica definió como "dance". Pero la experiencia de Eno, que abandonado el grupo seguía siendo su productor, la inspiración y elegancia de Ferry y la perfección interpretativa de Manzanera y Mckay, además de otros ingredientes de los que iré hablando, hacen del disco un punto álgido de la música pop de los ochenta que influyó y sigue influyendo en grupos de esa honda musical. Estos días me sorprendía oyendo atmósferas muy similares en discos actuales, nada menos que 42 años después.
Y es que desde el inicial “More than this”, single de lanzamiento, con una base rítmica muy simple y los destellos guitarrísticos de Manzanera, el disco transmite ese tono atmosférico amable y elegante, incluso con algún que otro himno neo-romántico, un apelativo que hoy puede hasta sonar hortera pero que sin duda tuvo su momento musical.
No es sino hasta la tercera pista, “Avalon”, el nombre de la isla de la mitología celta que da nombre al elepé, que aparece uno de los ingredientes sorpresa, la voz de Yanick Etienne, una chica haitiana a la que habían conocido en el propio estudio, una muestra del nivel de improvisación de un álbum que algunos críticos llegaron a comparar paradójicamente con la de unos obsesos del control musical como eran los Steely Dan (https://charlievedella.blogspot.com/2019/06/gaucho.html). Etienne participará en otras dos piezas y a partir de ese momento en la carrera en solitario de Ferry.
Tras el minimalismo de “India” y “While my heart is still beating”, en las que se distingue otro de los aliños del disco, la caja de ritmos Linn 2, un artilugio recién inventado que sustituía a la inexistente batería, se abre la segunda cara, con la curiosa y muy elogiada “The main thing”, una pieza soul que Ferry aprovecha para hacer falsetes.
Ferry todavía un guaperas en 2017
Aunque muchos fans consideran “Take a chance with me” como la canción más característica de ese momento yo me quedo con la melancólica “True to life”, con el sonido ralentizado y la mejor voz del guaperas Ferry, un cantante de los de antes y los de siempre anhelando que “pronto estará en casa”.
No quiero dejar de citar al último ingrediente, en este caso importantísimo de “Avalon”, algo que he reconocido investigando y reoyendo el disco una y otra vez: el excelso trabajo del ingeniero de mezclas Bob Clearmountain, que supongo se lo pasó “teta” tratando unas canciones apenas esbozadas con una mezcla mágica de sonidos e instrumentos, si bien con la presión de un presupuesto que el grupo se había jamado en 40 días. Para conocer mejor el historial profesional de Bob solo destacar que a lo largo de su vida ha mezclado cuatro discos de los Rolling y seis de Bruce Springsteen. Todo un monstruo y quizás el verdadero autor, con mayúsculas, de esta muestra impecable de la música pop de los ochenta del pasado siglo.
Posdata: el mes de julio el blog ha batido todos sus récords, al recibir más de 3.000 visitas
Como compañía musical he seleccionado la versión original de "True to life" con la letra en castellano.
https://youtu.be/2t6WQbDYGEE
Y una actuación del trío haciendo lo que puede en setiembre de 2022, lo que demuestra que el paso del tiempo, pese al apoyo de coro y músicos varios, es francamente cruel, interpretando "Same old scene", de "Flesh and blood", y "More than this" y "Avalon", del álbum del mismo nombre.
https://youtu.be/WIN4JiU8rh4
Así que lo mejor es oír la grabación original completa y remasterizada.