jueves, 17 de enero de 2019

Piscinas 1


PISCINAS (1)

No hace tanto que usé un montaje audiovisual de “El nadador”, swining movie a la mayor gloria de un Burt Lancaster que se recorría todas las piscinas de su localidad, lo que me ha animado a calmar mi pasión por el medio con mi propia travesía histórico-virtual. También para una cierta revisión arqueológica de la Barcelona desaparecida.
Vestíbulo de la antigua piscina del CNC en la
Travassera de Gracia

La primera pileta (palabra en franco desuso) en la que me bañé casi niño era una cesión de Baños Populares de Barcelona al Club Natació Catalunya (CNC). Ubicada junto al cine Delicias, exhalaba un penetrante olor a cloro que alcanzaba la acera de la Travessera de Gracia de Barcelona. Recuerdo el vestíbulo y la zona de acceso como un decorado con cierto empaque arquitectónico, pero los vestuarios, con el suelo permanentemente mojado, eran más bien cuarteleros. Teniendo en cuenta que ahora busco piscinas poco concurridas, en las que hacer decenas de largos sin compartir calle, no recuerdo que éstas estuvieran separadas por corcheras, de modo que en aquel caos espacial los bañistas se dedicaban más a jugar que a hacer deporte. Tengo que confesar que eso era precisamente lo que buscábamos.

La piscina fue cerrada y convertida en un local de baile llamado Trocadero, muy conocido en su época y también desaparecido. Entré contadas veces en esa discoteca, pero recuerdo haber visto allí a un grupo de rock progresivo llamado OM, que lideraba Toti Soler, y a Donna Hightower cantando jazz con bastante dignidad.

“Piscinas y Deportes”, en la otra punta de la ciudad y hoy día una de sus zonas más caras, era, con los baños de playa de la Barceloneta, el espacio lúdico del verano. Se trataba de un complejo de tres piscinas, campos de fútbol y amplias zonas ajardinadas que absorbía a bañistas venidos de los barrios populares, en los que no había este tipo de servicios.

Nadar, lo que se dice nadar, era prácticamente imposible entre cientos de jóvenes y niños que gamberreamos sin descanso. Sí recuerdo que en una de las piscinas había un trampolín con varias palancas desde el que, con peligro evidente, se tiraban los atletas más aguerridos.
Piscinas y Deportes

Ya más mayor jugué a menudo a fútbol en uno de sus campos de tierra, normalmente bastante bien cuidados en comparación con los cercanos del Remedios o San Juan de Dios. Este último no solía usarse habitualmente. Recuerdo que en una ocasión uno de los extremos se tropezó en una internada con un objeto duro. Se trataba de una bicicleta abandonada entre hierbajos. Tal era la conservación del campo de juego.

El CNC (https://www.cncatalunya.cat/cat/seccio/veure/7), que con anterioridad había residido en la Barceloneta, consiguió sobrevivir a partir de los años ochenta junto al Parc Güell, y allí sigue. Fue entonces, cuando empezaba su momento de mayor gloria gracias a varios campeonatos y subcampeonatos de Europa de waterpolo, cuando me hice socio. Por entonces aún se podía correr por los caminos del parque con cierto desahogo y luego ir a nadar rodeado de tíos como torres que hacían centenas de largos sin descanso.
Seguirá...



La casualidad ha hecho que hace unos días viera “Cegados por el sol”, versión moderna de “La piscina”, en la que un desatado Ralph Fiennes ofrece una de sus mejores interpretaciones. He aquí su bailoteo a cuenta del “Emotional rescue” de los Rolling. BUFFF!!!





lunes, 7 de enero de 2019

Transversalidad


TRANSVERSALIDAD
De las palabras sobreutilizadas en el vocabulario político más de moda hay dos que detesto sobremanera: empoderar y transversal. Como la primera pertenece más bien a cierto ámbito político, me dedicaré a la transversal, es decir, a “transversal”, valga la redundancia.
No deja de ser sospechoso que todo movimiento que se pretende masivo proclame su transversalidad. Así lo hacen feministas, pensionistas, secesionistas y unionistas, pro abortistas y pro vida, taurinos, cazadores y animalistas, en fin, todo quisque que quiera superar los límites que se le asignan o imaginan.
Ahora lo hace el propio Pablo Casado para que su acólito andaluz alcance la presidencia de la Junta banalizando la violencia de género, al convertirla en un elemento más de una más transversal y más amplia “violencia doméstica”, parte del tributo que le exige la extrema derecha sin careta.
Para cierta parte de mi generación la palabra transversal es pseudónimo de interclasismo, y ello requiere considerar que hay cuestiones que trascienden, no me gustaría decir “superan”, para no citar a Fernández de la Mora, inefable ideólogo del franquismo, el enfrentamiento o los intereses de clase. Ahí el gran “pero”, porque en todos esos movimientos, y cuantos transversales se nos ocurran, hay contradicciones en el momento en que funcionan en positivo, es decir, cuando tienen que dar solución a sus reivindicaciones.

Por ello la ambigüedad casi siempre medida de la transversalidad, o usemos otra palabra de moda, su equidistancia social a derecha o izquierda, un lenguaje simple y muy genérico (“pensiones dignas”, “la España de las banderas en los balcones”, “defensa de la vida”, “violencia doméstica”…) que sirve de cajón de sastre para problemas complejos y grupos que en otro terreno estarían enfrentados.
De modo, que pese a pecar de anticuado, a mí me sigue pareciendo más adecuada la palabra “unitario” al hablar de un movimiento social (a mí solo me interesan los progresistas), porque alude a un acuerdo coyuntural y parcial, un pacto en el que las partes se dejan pelos en la gatera en torno a un objetivo común y obvian o demoran conflictos que en ese momento consideran secundarios, pero ojito, no los olvidan. En términos pseudo médicos la “unidad” sería algo así como una anestesia local y la “transversalidad” una amnesia casi definitiva.
Así que a darle al sudoku y al crucigrama blanco, no vaya a ser que perdamos la memoria antes de tiempo…

La música más transversal es esa que se escucha en la sala de espera del dentista, la peluquería o el ascensor, una música que te mantiene en un extraño estado de letargo y nunca molesta. Brian Eno creó una obra peculiar en esa línea, “Música para aeropuertos”, que inició el camino de lo que vino a denominarse “música de ambiente”.
The Milk Carton Kids es uno de mis últimos descubrimientos. Sus juegos vocales, que recuerdan a Simon y Garfunkel, (también se les compara con los más melosos Everly Brothers), parecen acercarse a esa tonalidad transversal de la “simpleza”, pero hay en sus letras más profundidad de lo aparente. Yo he elegido ésta que habla de pelea inconformista.






jueves, 20 de diciembre de 2018

Chirinos


UN POEMA DE EDUARDO CHIRINOS 

PARA ESTAS FIESTAS

Eduardo Chirinos
Cuando era joven pude cumplir uno de mis deseos transgresores: no celebrar de navidad.

Lo conseguí entonces, incluso sin la necesidad de irme a otro país, por una mezcla de azar y el deporte de riesgo de la "insociabilidad".

Cerrado ese objetivo, he de decir que he conseguido sobrevivir a su creciente degradación gracias a la ilusión que siempre ha despertado en mis menores. Para ayudar a tal supervivencia suelo escoger algún poema dedicado a la natividad o similar. Este año el que Eduardo Chirinos (Lima 1960 – 2016) ofreció a “La casa del Señor” en su libro “Escrito en Missoula”, que adquirí cuando lo publicó en 2003.

Fallecido prematuramente, Chirinos nunca renunció a su educación religiosa en el colegio La Inmaculada y la Universidad Pontificia de Perú, pero siempre tamizada por un humanismo tierno y una ironía sutil (“Si hubo algún Dios en estas tierras/debió tener cara de bisonte”).

Pues eso, ¡sobrevivid!



LA CASA DEL SEÑOR*

La casa del Señor no tiene baños.
Solo una gran sala, con suerte un comedor
y bancas donde es menester arrodillarse.

Son altos los techos en la casa del Señor.
Allí vuelan ángeles entre nubes de cristal
y hay nidos de gorriones
(el Señor ama los gorriones)
y manchas que nunca se limpian.

La casa del Señor no tiene cuartos.
Sólo retratos de familia y algunos parientes
que lloran y se exhiben tras las velas.

Los mercaderes no entran en la casa del Señor
(Él nunca los recibe). Tampoco los gatos
(que se comen los gorriones).
Los demás
son siempre bienvenidos a la casa del Señor.

Todos cantan en la casa del Señor.
Y miran hacia abajo en busca de consuelo.

* poema perteneciente al libro “Escrito en Missoula” (Pre-Textos 2003)


Susana Baca  (Lima - 1944), cantante, compositora, investigadora de música y educadora de profesión, ha recuperado y renovado la tradición musical afroperuana; considerada sucesora de Chabuca Granda, la gran dama de la canción peruana, ha ganado dos veces el Grammy latino. Descubierta a escala mundial por David Byrne, ex líder de los Talking Heads, pasó a grabar en su sello Luaka Bop a partir de 1995. Mujer comprometida, fue ministra de cultura y presidenta de la Comisión Interamericana de Cultura de la OEA.
He elegido esta grabación de estudio de "María Landó", que el poeta César Calvo compuso para Chabuca Granda.





lunes, 10 de diciembre de 2018

El juego


EL JUEGO
Una de las grandes ventajas de tener nietos es la posibilidad de volver a jugar, es decir, de volver al territorio, ¿la patria?, inocente de la infancia, en el que los mayores problemas estaban relacionados con bolas, botones, cuerdas, tizas o balones; el futuro eran los reyes godos o la tabla del nueve que tenías que recitar al día siguiente; y el mundo el itinerario que separaba la escuela de tu casa.
A mi nieto lo que más le gusta son los trenes, no en vano el ferrocarril que une Bilbao con la meseta transcurre a apenas quince metros de la casa familiar. En consecuencia, entre sus primeras palabras estaba el tren, en euskera o castellano, y el vocabulario que le acompaña; y entre sus juegos preferidos, construir estaciones y trenes con todo lo que pilla. Diría que le ayudo y acompaño, pero para qué nos vamos a engañar, lo que hago es algo tan sano y ancestral como volver a jugar, vamos…, volver a ser niño.
Se me ocurrió escribir estas líneas hace poco, cuando descubrí la inscripción en piedra cuya imagen acompaño, en la que, pese a que es un lugar por el que paso a menudo por razones también lúdicas, no había reparado hasta ese día. Está en uno de los laterales de la fue Casa Cuna de Bilbao, un pequeño pero muy bello y emblemático edificio ideado por Ricardo Bastida, uno de los más prolíficos e interesantes arquitectos de la villa, aunque su obra más conocida, no la mejor, es el edificio del Banco de Bilbao, en la calle Alcalá de Madrid.
Quiero imaginar que ese “se prohíbe toda clase de juegos” tenía relación con la necesidad de mantener un entorno silencioso alrededor de la casa cuna, pero el tono imperativo nos retrotrae a épocas, fue construida en 1912, en las que cualquier placer, entre ellos el juego, era siempre pecaminoso. Recordemos la famosa controversia sobre el carácter herético de la risa en “El nombre de la rosa”, o la obsesión del franquismo por contener las fiestas populares en términos protocolarios y oficiales, porque la gente acababa desmadrándose, o sea, siendo feliz, aunque fuera por unas pocas horas. 
acta de defunción de un niño de 9 años
en el Museo de la Minería de Gallarta
La "Casa cuna", obra de Ricardo Bastida
Tampoco era infrecuente por entonces que muchos niños cambiaran demasiado pronto el juego por el trabajo. Hace unos días visité por segunda vez el Museo de la Minería de Gallarta, una buena manera de conocer parte de la micro historia, la verdaderamente heroica, de Bizkaia, y fotografié el certificado de defunción de Alonso Palacios, fallecido en la mina a los nueve años. Debajo, el texto de Dolores Ibarruri, vecina e hija de esa localidad, que hace referencia al trabajo infantil, una vergüenza que aún se da en gran parte del mundo.
También hay gente que se desmadra de un modo trágico en el primer mundo. A veces contemplo con amargura seres solitarios asomados al abismo de un tragaperras en sórdidos bares de barrio. Hablo de personas a las que la ludopatía ha transformado hasta físicamente, amigos o conocidas que han destruido su vida o, en el mejor de los casos, la mayor parte de un pasado ahora irreconocible. Pero no creo que eso, por mucho que se diga, tenga que ver con la palabra juego. Tampoco la veo adecuada cuando se habla de jugar en bolsa, una afición que la crisis ha demostrado situada entre la usura  y el esoterismo.
Volviendo al principio. Suelo decir que la diferencia entre la paternidad y la “abuelidad” radica en que los padres educan y los yayos enseñamos, y supongo que estaremos de acuerdo en que no hay nada mejor que enseñar jugando. Yo al menos me lo paso chachi piruli, como dice mi nieto.

René Clement dirigió "Juegos prohibidos" en 1952, un film "de" y "sobre" niños, en el marco de la segunda guerra mundial. La banda sonora del film era obra de Narciso Yepes (Lorca 1927-1997), que incluyó el famoso "Romance Anónimo". Yepes mantuvo hasta 1982 que la pieza era verdaderamente anónima, atribuyéndose hasta entonces a diferentes compositores. Para mayor información, ver https://www.libertaddigital.com/cultura/musica/2016-09-06/manuel-roman-narciso-yepes-el-compositor-de-romance-anonimo-79921/ y para su disfrute este pequeño trailer con el romance de fondo...


miércoles, 21 de noviembre de 2018

Indiferencia


INDIFERENCIA



Creo que una de las características más acentuadas de M punto Rajoy era su capacidad de indiferencia. Pese a haber llevado durante casi dos lustros la responsabilidad del gobierno de España tenía una arte especial para silbar, zapear y hacerse el loco cuando había problemas que pintaban bastos. No en vano consideraba que los políticos deben saber mirar para otro lado.
Conozco gente, buena gente, que busca esa indiferencia. Les recomiendas un libro o una película y la rechazan porque es cruda, habla de realidades que les/nos hieren. “Bastantes problemas tenemos ya”, te dicen, y se recluyen en distracciones más banales.
La indiferencia con respecto al sufrimiento es la antítesis de una palabra muy desprestigiada por su connotación religiosa que hay quien considera sinónimo de empatía, pero que a mí me gusta más: compasión.
Portada de Charlie Hebdo
anterior al atentado
Compadecer es “padecer con”, es decir, acompañar el padecimiento de otro u otra, paso previo e imprescindible de la solidaridad. Algunos filósofos “duros” creen que la compasión nace de un sentimiento de superioridad. Según ellos solo puede compadecerse alguien que no padece, y los “malistas”, esos herederos de la tradición nacional-católica que defienden la existencia del Valle de los Caídos y rezan con la boca pequeña lo de “perdonar a quienes nos ofenden”, califican a los compasivos de “buenistas”, y se compadecen más de los embriones que de los niños que cruzan mares para intentar sobrevivir o llevar una vida mejor.
Pero eso de la indiferencia, paradojas, debe ser muy propio del poder. Hace unos meses oí por la radio una entrevista a uno de los supervivientes del atentado a la revista satírica “Charlie Hebdo”, Philippe Lançon. Periodista en el diario Liberation y columnista de la revista, Lançon sobrevivió con enormes destrozos en el rostro, lo que le ha llevado a sufrir hasta 18 operaciones reparadoras, un itinerario quirúrgico e íntimo que relata en “Le lambeau”, un libro que Anagrama publicará el año que viene.
En la entrevista, Lançon contaba que poco tiempo después del atentado recibió la visita del entonces presidente de la república francesa, François Hollande, en términos coloquiales no muy ortodoxos, un “picha brava”. Mientras le saludaba protocolariamente se dio cuenta de que la mirada y atención del presidente no se centraba en él sino en la cirujana, una mujer al parecer muy bella. Esa indiferencia no compasiva hacia quien sufre se repitió poco tiempo después, cuando en un segundo encuentro Hollande pareció interesarse más por el destino de la médico que por la salud y el estado anímico del periodista. Lançon lo contaba con cierta ironía, pero para mí tiene un trasfondo tremendamente amargo.

La lista prosigue. Ayer mismo leí que el presidente Trump se declara indiferente al informe que sus propios servicios de información han elaborado sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi. Así que cómo no lo va ser de los informes de las distintas ONGs sobre la hambruna que la misma Arabia Saudí viene provocando en Yemen...

A mí me es difícil ser indiferente a esta canción, “Gallo rojo, gallo negro” (Quico Sánchez Ferlosio - 1940-2003) y a su intérprete, Silvia Pérez Cruz.



viernes, 9 de noviembre de 2018

Eñaut Elorrieta


UNA CANCIÓN DEL ÚLTIMO DISCO 

DE EÑAUT ELORRIETA 

PARA EL FIN DE SEMANA

Creo recordar que fue hace casi treinta años. Un miserable había quitado la vida de la hija de una humilde pareja andaluza. Ante la estupefacción de quienes reclamaban con furia desatada la máxima pena para el asesino, los padres, con una dignidad que envidio, declararon que ellos no eran partidarios de la máxima pena.

La nueva versión acústica, con acompañamiento de un quinteto de cuerda, de una bellísima canción de Eñaut Elorrieta sobre un poema de Joseba Sarrionandia me ha llevado a recordar esa conducta y a meterme en el pellejo de personas que no solo no tienen nada que ver conmigo, sino que he criticado y condenado mientras empuñaban armas, ponían bombas, practicaban aquella cantinela aborrrecible de la “socialización del sufrimiento” que acabó con la vida de numerosas víctimas civiles.

Así que con todo el respeto para esas víctimas directas, me permito recordar que los distintos gobiernos prometieron medidas favorables a los presos si ETA abandonaba las armas, más tarde si las entregaba, y finalmente si se disolvía. Todo eso ha ocurrido ya…





HEMEN GAUDE
agian hasieran bertan ekibokatu ginen
mundura euskaludun sortzean.
eta gero ez genuen iraultzaren borrokatik
apartatzen jakin

esna-kantu bat abestu genion
sehaska hutsari,
eta goiz batez El Puertiko kartzelean
esnatu ginen

maite genituen gauzengatik erori ginen preso,
baina gure maitasune oraindik
ez dago perso

zorionez edo zorigaitzez,
anitz ekibokatu ekari gintuzten
deserriko azken ipurdi honetan bizi edo hiltzera.
eta bizi, hestu, ia mirari, gainbizi gara

eta bizitza ez da guretzat
egundo izango,
lehen zen bezalakoa
harrezkero

maite genituen gauzengatik erori ginen preso
baina gure maitasuna oraindik
ez dago preso
AQUÍ ESTAMOS
Quizás nos equivocamos justo en el principio
al ser creados en el mundo como vascos.
Y después no supimos como apartarnos del camino de la revolución.

Le cantamos una canción de cuna a la cuna vacía.
Y una mañana nos despertamos en la cárcel del puerto

Por las cosas que amábamos caímos presos.
Pero todavía nuestro amor no se encuentra preso.

Por suerte o por desgracia y a muchos por equivocación
nos trajeron al culo del mundo para vivir o morir.

Y vivimos apretujados con dificultad sobreviviendo casi de milagro.
Y para nosotros la vida jamas volverá a ser la misma que antes.

Por las cosas que amábamos caímos presos.
Pero todavía nuestro amor no se encuentra preso.



miércoles, 31 de octubre de 2018

Peter Porter


UN POEMA DE PETER PORTER 

PARA EL DÍA DE LOS DIFUNTOS


Siguiendo la morbosa costumbre de dedicar un poema “ad hoc”, y echando otra vez mano de esos libros olvidados en las baldas de la librería, en este caso “Poesía inglesa contemporánea” ( Ed. Barral – 1975), he escogido para la ocasión unos versos de Peter Porter, poeta australiano ya fallecido.

foto de Peter Porter en el milenio actual
Es curioso releer estas antiguallas cuando la mayoría de sus autores han muerto o dejado de ser lo rebeldes sin o con causa que fueron entonces. Laureados, envejecidos, dedicados a otras cosas, en algunos casos, como en el presente, sus poemas iniciales muestran una frescura a menudo perdida con la artrosis y la “madurez”.

Porter (Brisbane – 1929-2010) es un poeta muy adecuado para el día. Huérfano de madre a los 9 años, su primera esposa, Shirley Jannice Henry, se suicidó en 1974. El mismo Porter lo intentó por dos veces sin éxito, resignándose a que fuera finalmente la “parca” la que eligiera el día y la hora, exactamente a sus 81 años de edad.

El elegido es un poema muy bello que habla de las cosas que se mueren con nosotros. A mí me recuerda a un pequeño relato de León de Aranoa, del que transcribí unas líneas en el blog hace 5 años ( http://charlievedella.blogspot.com/2013/08/leon-de-aranoa-semete-escritor-he-aqui.html ).

RIP.


Lament For A Proprietor

This was the end of a man but also died
Ten suits, twenty shirts, Clare College ties
And scarves, a radiogram, one hundred dance discs
And Vivaldi's Seasons, shells picked up
On Sark and Ibiza, Phaidon and Skira books
Coverless and crooked – twenty invitations
To Balls and Bottle Parties, some still to be held,
Gin, Whisky, Cointreau, Kirsch, Drambuie,
And an unopened letter from his Mother,
An unfinished letter to a Rowing Coach.
As his Granny was still alive the pots of cash
He would inherit did not die, but who
Could breathe life back into his possessions.
Put Humpty Dumpty safe on the high sea wall?
They died for him since he had lived for them.
In death they share a room – nobody knows
He was alive now all his things are dead.
Lamento por un propietario
Este fue el final de un hombre pero también murieron
diez trajes, veinte camisas, corbatas de Clare College
y bufandas, un radiograma, cien discos bailables
y las Cuatro Estaciones de Vivaldi, conchas recogidas
en Sark e Ibiza, libros de Faidón y Skira
sin pastas, retorcidos - veinte invitaciones
para bailes de gala y otros más, aún por celebrar,
Gin, Whisky, Cointreau, Kirsch, Drambuie,
y una carta de su madre sin abrir,
otra inacabada para un entrenador de remo.
Y a su abuelita, todavía viva, las ollas de plata
que él hubiera heredado.
No murieron, pero a sus posesiones
quién podría devolverles la vida.
¿Salvar a Humpty Dumpty * oscilando en un muro
sobre el mar?
Murieron porque él había vivido para ellas.
En la muerte comparten ese cuarto, nadie sabe
que él vivió alguna vez,
ahora que todas sus cosas están muertas.

*Humpty Dumpty es el personaje de una canción popular inglesa que Lewis Carroll introdujo en “A través del espejo...”




Para que ir más lejos… El grupo Travis dedicó una canción de amor al personaje de Humpty Dumpty, y aunque no acabo de entender la referencia en la letra, ahí está para quien sea capaz de desvelarla.



lunes, 8 de octubre de 2018

Catedral


CATEDRAL
Henry Beyle (Grenoble - 1783-1842), entró un día en la Basílica de la Santa Croce de Florencia y le dio un vahído ante la contemplación del templo, un éxtasis que desde entonces es llamado “síndrome de Stendhal”, alias del autor de “Rojo y negro”. Actualmente debería pagar 8 euros, 48 por una visita guiada, para recorrerla entre cientos de turistas que huelen a sudor y protección solar, y pese a que la basílica preserva su esplendor la emoción no sería la misma.
La Pagoda
El fenómeno de la gentrificación, del que ya he hablado en otras ocasiones, hiere la belleza de los templos turísticos, es decir, los mejores, diseñados para enaltecer, asombrar, estremecer, dependiendo del estilo, el volumen o el color y la luz velada que entra por sus rosetones y vidrieras, al eliminar algunas de sus características principales, el silencio y la sensación de soledad compartida.
Iglesia de los Dominicos de Alcobendas
Aunque las iglesias eran el epicentro de la vida social y un lugar de encuentro, y en su interior se producían y reproducen arengas destinadas a amedrentar a los fieles, a salvo de las muchedumbres preservan el sobrecogimiento que impone la intención artística, a veces contenida, otras excesiva, de quiénes las idearon.
Miguel Fisac (Daimiel – 1913-2006) era pariente y paisano de mi abuelo materno. Aunque vivió hasta 2006 no le llegué a conocer, y pese a mi interés por cualquier tipo de expresión artística no lo hice en su caso, creo que por el prejuicio de haber sido el arquitecto estrella del opus-dei durante buena parte de su vida profesional. Para los desatentos a la arquitectura les recuerdo un acontecimiento controvertido que cundió entre los medios periodísticos de la época: la demolición de un edificio emblemático de Madrid llamado La Pagoda. Fisac era el creador de obra tan peculiar. Según las malas lenguas pagó su tosca salida de la secta, así definió al Opus al largarse, y pese a la oposición del colegio de arquitectos, Álvarez del Manzano, alcalde y él mismo miembro de la “obra”, se responsabilizó de su demolición en 1999.
Hablo de Fisac por desagravio personal y porque durante su época religiosa diseñó hasta siete Iglesias, algunas de ellas con una mezcla de sobriedad y luminosidad que impresiona. No en vano tres de sus construcciones están consideradas entre los veinte mejores edificios de Madrid en el siglo XX, entre ellos la iglesia de los dominicos de Alcobendas.
Pero este blog no viene motivado por Stendhal o Fisac, sino por la audición de un viejo vinilo (costumbre anual cuando accedo a los que hibernan desde hace años en Orduña), el que Paul Horn (Nueva York – 1930-2014) grabó en la catedral de Santa María, en San Francisco, principalmente por su último corte, una interpretación de “Jesu, dulcis memoria”, de Tomás Luis de Victoria (Sanchidrián – 1548-1611).

Paul Horn era otro “místico” de la belleza, también dopado por la creencia religiosa, en este caso cristiana, pero en la mayoría de sus discos inclinada al hinduismo. Quería haber incrustado el corte en el blog por una autenticidad sonora en vivo que incluye hasta una tos y su  mayúscula hermosura, pero al buscarlo en internet he visto que el disco no ha sido digitalizado. Se ofrece por un precio módico en Spotify (https://www.merchbar.com/vinyl-records/paul-horn/paul-horn-in-concert-st-marys-cathedral-s-f), en su formato de vinilo inicial, y yo lo presto previa garantía de conservación. He podido incorporar, eso sí, una de las múltiples versiones corales que hay en Youtube.
Catedral de Bilbao 

Sigo con las catedrales para confesar que a veces, en los días desapacibles o multitudinarios, me gusta entrar en la de Bilbao, que en épocas no turísticas es, para un apóstata como yo, un remanso en el que reposar la mente y admirar la hermosura del coro, los vitrales, pero sobre todo del triforio que la rodea. Me apunto por tanto a la heterodoxia de Fisac, que algún crítico calificó de “pagana”, porque me permite suplir la religiosidad por la emoción que Stendhal sintió por la belleza.





Pero para rebajar el famoso síndrome he elegido otro viejo tema en directo, “Cathedral”, de Crosby Stills and Nash, un grito airado y dolorido por ese Cristo “en nombre de quien tantas personas han mentido y muerto”. Amén.


lunes, 24 de septiembre de 2018

Nadando en Banyoles 2018


NADANDO POR SEGUNDA VEZ 
EN BANYOLES
Se atribuye decir a Baroja que los “nacionalismos se curan viajando”, una frase muy loada, paradojas, por determinados nacionalistas cuando no hablan de sí mismos. El problema es que el nacionalismo no es una enfermedad que sanar, sino un sentimiento identitario que, pueda o no compartirse, goza de una legitimidad que nadie debería discutir.
Por segunda vez (http://charlievedella.blogspot.com/2017/10/lestany-de-banyoles.html), y con la excusa de superar mi marca del año pasado, el domingo 16 de setiembre volví a lanzarme al agua del Estany de Banyoles para “viajar” por su superficie entre 1.400 nadadores. Se daba la circunstancia de que era el 75 aniversario de la primera travesía y la organización conseguía batir el récord de participantes (2.700 contando todas las modalidades y distancias), así que el momento era especialmente emocionante.

Pero antes de navegar durante 46 minutos y 28 segundos con la mirada puesta en un fondo vítreo de color turquesa, un intervalo muy útil, como todos los deportes individuales, para la introspección, me gustaría mencionar otro detalle del viaje, eso que no se hace para curar una patología identitaria ni para “dilapidar espacio”, pero sí sirve para aprender.
A mitad de camino elegimos Ayerbe por casualidad, o mejor, pura y simplemente porque está cerca del castillo de Loarre, una fortaleza que había visto muchas veces en internet. Esta rinde con creces lo que promete: un bastión espectacular desde el que Sancho III de Navarra controlaba la Hoya de Huesca. Ahora sirve como inigual localización para películas (“El reino de los cielos”) y series varias.
Cuando la suerte te acompaña y caes en un hotel regentado por alguien culto y sensible (Liam Neilson, que allí descansó, así lo agradece) el viaje se convierte en aprendizaje, y en solo unas horas conoces realidades que en un pueblo tan pequeño y en una comarca casi de paso sorprende: un grupo de seis artistas cincuentones forma una cooperativa; jóvenes emprendedores mantienen un negocio sostenible y de timbre ecológico con productos de la zona, y el hecho de que una mujer llamada Habiba Bahdi lleve el timón de la principal pastelería/panadería del pueblo, nos invita a imaginar que el fundador del pueblo, Yahyà b. Mundir al-Muzaffar, fue quizás paisano suyo.
La plaza Mayor de Ayerbe con la torre del Reloj
Todos nos hablan de las dificultades de mantener sus negocios contra la corriente de una turistificación adocenada, del poco apoyo de las instituciones, también, en tono autocrítico, de la manía de echar balones fuera, pero sobre todo de lo mucho que su tierra ofrece si los itinerarios de la globalización fueran más razonables. También nos subrayan las muchas cosas que en tan poco tiempo hemos dejado de ver. Concluyendo, que habrá que repetir.
Banyoles sí está en un itinerario más oficial. Se lo ha ganado a pulso creciendo con prudencia, cuidando y explotando su belleza natural, y acabando con sus viejos demonios. No en vano, en el club náutico de este pueblo, que durante años exhibió a un africano como animal exótico (https://www.lavanguardia.com/hemeroteca/20161022/411000402862/negro-de-banyoles-museo-darder-catalunya.html), ahora te atiende una chica negra con hiyab y en català, por supuesto. Así lo hacen muchos de sus miles de emigrantes (el 18,75% de la población), que deambulan y trabajan en una población que ya vive la república catalana como un imaginario colectivo muy mayoritario.
En fin, la identidad es libre. Estos dos últimos años he sentido el orgullo y la emoción de pertenecer a una colectividad esporádica, la que desde hace 75 años se tira al agua para recorrer los 2.150 metros que separan los límites del lago de Banyoles. Para quienes viven ese imaginario y para los que no acaban de entender que las personas y los pueblos tienen derecho a desarrollarse como deseen, supongo que este tipo de identidades es propio de “esnobs” sin una patria que echarse a la espalda, pero es que uno tiene una edad ya difícil para entrar en razón...

A raíz de mi zambullida del año pasado revisé “El nadador”, película basada en un cuento de John Cheever que protagonizó un todavía atlético Burt Lancaster. Aunque a mi modo de ver la película ha envejecido mal, la idea de ese nadador que recompone su vida atravesando a nado las piscinas de sus colegas ricachones de Connecticut, es característica del cine de la época y casi un clásico de culto.
He encontrado una especie de trailer acompañado de una canción de Ray LaMontagne, un músico que no había nacido cuando se hizo el film.


lunes, 10 de septiembre de 2018

La revancha del plátano


LA REVANCHA DEL PLÁTANO
No es el título de un ensayo ecológico ni de una novela o cómic, una referencia a Gotan Project o un texto surrealista. Se trata simplemente de que los plátanos vuelven a brotar en el tramo recto que separa la última curva de la Barrerilla de la muy noble ciudad de Orduña.

la vía aún de tierra y el arbolado de tronco delgado
Cuando despojaron la carretera de los inmensos plátanos que la dotaban de una sombra y una mayor belleza no solo me llevé un gran disgusto, sino que no entendí el motivo de tala tan radical. Entre sus beneficios recordaba el tiempo en que volviendo de correr por las pistas sin sombra del valle, ya cansado, descendía al cobijo de la umbría que me aliviaba. En algunos tramos bancos de piedra abandonados descubrían un tiempo en el que los paseantes, quizás las parejas, los poblaban.
Invierno antes de la tala
Sin ser un árbol especialmente bello, su crecimiento rápido y la esbeltez de sus hojas lo hace un atractivo para ramblas y lugares necesitados de sombra. Comunes en las ciudades que bordean el Mediterráneo, a veces engarzadas unos con otros, es, con las acacias, el árbol urbano de mi adolescencia. En cierta ocasión, ya treintañero, escalé uno de los más altos aupado por la euforia del alcohol.
Se dice que la tala en Orduña se debió a que carretera y arbolado no cumplían las medidas legales, así como a reclamaciones de conductores quejosos de que sus raíces invadían la calzada. También es cierto que en esa recta han caído vecinos y viajeros desconocidos, aunque por las noticias que tengo más por la imprudencia y el sueño inoportuno de los accidentados que por apenas un kilómetro de arbolado sin arcén.
La desaparición se une a la de tantas rutas peninsulares, que han cambiado esos túneles de frondosidad natural por eriales con arcenes llenos de matojos secos. Muchas carreteras francesas se han sabido desdoblar para mantener la frescura del arbolado, y a mí me da una envidia malsana y algo de ira cuando veo que les hemos copiado lo peor, las rotondas.
También compruebo en internet que algunos amantes y coleccionistas de vías arboladas desconocen que esta cayó hace unos años, y que los nuevos brotes, creciendo sin el permiso de los humanos que los eliminaron, han iniciado una revancha, retoñando a ambos lados, a la que deseo el mayor de los éxitos.
No quiero dejar pasar la ocasión sin dejar de homenajear a los inmensos plátanos del Arenal de Bilbao, que incluso rebasan los edificios colindantes. Espero no dar ideas al alcalde actual que, como es obvio y merecido, no goza de mis simpatías.

De acompañamiento musical una canción de Radiohead que habla de la plaga de árboles y amores de plástico de los años ochenta del pasado siglo.